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—¡Steven! —di un salto y miré a Connie que sonreía. —Se abrió un bar gay en la esquina de mi casa, ¡¿escuchaste?! ¡Un bar gay! Hay karaoke y demás —chilló dando golpes al asiento de aquella bicicleta que llevaba.

—Uh... ¿En serio? —forcé una sonrisa. Tenía otros asuntos de los que ocuparme, por ejemplo, mi obsesión con aquella chica pelirroja y mi repentinos gustos inadecuados para mi género. ¡No tengo tiempo de ir a un bar estúpido! —qué genial.

—¿Qué tal si vamos los dos? Quizás te ayude a superar a Lars —en efecto, ya superé a ese imbécil. Bueno, no es un imbécil, solo me dijo que era heterosexual: respetable. No soy heterofóbico, ¿existe esa palabra?

—Uh... —ella me miró emocionada. No, no iré —... Claro —mierda. Mis ganas de defraudar a Connie con mis problemas sexuales son cero. Asco.

—¿Estás bien? ¿Quieres hablar de algo? —claro. ¡Sí, quiero! ¡Quiero dejar de sentirme como un fenómeno! Pero no puedo hablarlo porque... Te acostumbraste a Steven... ¿Por qué ser alguien más?

—No, no, estoy bien —le sonreí.

...

La música retumbó como cualquier bar. Vi a diversa gente bailando, ya sean gay, hetero o más.

—¡Increíble! Vamos a la barra —me arrastró, agarrándome de la mano y yendo a la barra donde había una morena de cabello esponjoso. —¡Wow! ¿Cómo te hiciste ese corte? —habló agrandando su sonrisa. Miré de reojo a la mujer que se apoyó en la barra.

—Es natural —pronunció y se reincorporó —¿qué desean para tomar?

—Estamos apunto de terminar la secundaria, ¡así que danos algo con alcohol! —la morena rió. Espera, ¡Garnet! Mi madrina.

—Usualmente los cocteles tienen alcohol —nos extendió una carta con distintos cocteles, incluso sin alcohol.

—Vaya —susurré.

—¡Muy buenas! ¿Se divierten? —nos sobresaltamos al ver a una mujer de traje y cabello crema. Su tono de piel era colorado.

—Claro —habló relativamente emocionada Connie. La mujer me miró y acomodó sus lentes.

—Soy Sardonyx, ¿y ustedes? —presentó.

—Soy Connie y él es Steven.

—Tu amigo, Steven, es muy callado —habló seria la barman. O ¡barwoman! Uy, soy re chistoso.

—O directamente es mudo —se adelantó a decir la mujer más alta, que era la que poseía un traje. —¿Ocurre algo? —Connie me miró de reojo —¿acaso son pareja? ¡Oh, por supuesto que no! Se nota que... —me miró fijamente —... Uno de los dos da para otra cancha —insinuó. Connie rió.

—Steven está enamorado de un chico que lo rechazó, quiero que no se sienta mal —ignoré todo lo que dijo. Solo me limité a mirar alrededor. Vaya. Qué buen ambiente. Es cálido pero algo salvaje en la pista. Es... Agradable. Relativamente agradable. Depende de dónde lo mires. Espera. Esa no eres... ¿Tú?

—¿Por qué siempre te encuentro? —susurré.

—¿De qué hablas, Steven? —me sobresalté al oír a Connie, pero igualmente hice oídos sordos, observando a aquella pelirroja. ¿Alguna vez me dijo su nombre? Si es así, entonces no lo reconozco.

—¿Estás interesado por Spinel? —parpadeé. Miré de reojo a la mujer de traje que sonreía pícara.

—¿Spinel? —habló nuevamente Connie.

—Por supuesto, Spinel —afirmó —es una vieja amiga nuestra —cruzó miradas con la barman. —Es agradable y es algo terca. Pero... —sonrió —... Si quieres algo de una noche, puedes ir con ella. Suele usar condón —vaciló. Garnet soltó una risa.

—¿A ella le atraen las mujeres? —Sardonyx lo pensó.

—No que yo sepa —miró Garnet —¿Garnet? ¿Nos iluminas con tu tercer ojo? —bromeó. Garnet rió entre dientes y mantuvo su sonrisa.

—El futuro en incierto, pero algo obvio —se encogió de hombros y me miró —si ella está atraída por ti, sería cualquier cosa.

—¡Qué grandiosa afirmación, Garnet! —halagó Sardonyx, carismática.

—Aunque no aporta mucho —sentí un codazo por parte de Connie.

Te miré de reojo.

¿Cualquier cosa? ¿Me amarías aunque quisiese ser un fenómeno?

Spinel | Stevnel [Nora Au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora