Wings|Niall Horan y Tu|

Cap 2

Ey estúpido – Grito el idiota de Rex. Él era por así decirlo el más malo de la secundaria cosa que no lo creía porque yo lo había visto con mis propios ojos algo que me ayudaría en algún futuro. Yo seguí caminando para salir de la secundaria – Te estoy hablando maldito – Dijo y me empujo. Caí al piso y mis libros se abrieron dejando escapar algunas hojas donde tenía apuntes – Cuando te hablo me tienes que mirar entendido nenita?- Dijo yo solo asentí y el me pego una patada en el estómago para después irse riendo con sus otros dos amigos Julián y Marcos.  Me levante como pude y junte todos mis libros, me ti las hojas esparcidas por el suelo y me fui al parquin de la secundaria.  Mi moto estaba estacionada en el sector d, fui tranquilo para ese lugar. Cuando pude localizarla me subí a esta, me puse el casco y arranque para mi departamento. Hoy fue un día más calmado de lo habitual, solo que al final no todo es de color rosa. Tuve examen y de seguro me fue bien como siempre, yo ya me tengo como aprobado en la secundaria. Espero que Leo no haya hecho nada malo mientras no estaba. Cuando llegue al edificio, estacione mi moto dejándola dentro del estacionamiento del edificio donde estaba a una cuadra de esté de paso compre un par de cosas útiles como pan, leche, jugo y golosinas. Llegue a la puerta y la abrí, la empuje con el brazo que tenía libre, la cerré y subí las escaleras hasta el 3 piso. Vi a un par de vecinos, digamos que no tengo una buena relación con ellos. Con la única que tengo una relación en este edificio es con Marta la mujer del 3 H, una mujer de 65 años, es un poco ruda pero si la conoces bien detrás de todas esas arrugas se encuentra  una abuelita tierna que ama a sus nietos. Llegue a mi puerta y saque las llaves, busque la de la puerta y cuando la encontré la metí en el cerrojo y gire la llave para la derecha dándome a saber que la puerta se abrió, de adentro se escuchaban ladridos. Era mi amigo Leo emocionado por mi llegada.

Oh tranquilo muchacho ya estoy aquí – Me agache para agarrarlo entre mis brazos y darle besos, él me contestaba con lengüetazos en la cara. Amaba demasiado a este pequeño de cuatro patas. Mientras acomodaba las cosas que compre en la cocina escuche que tocaron la puerta. No hice caso y Leo miraba la puerta como si fuera un hueso. Tocaron otra vez y él fue a la puerta para oler por el pequeño hueco y después sacudir la cola y ladrar. Lo mire un rato y después fui hasta él para correrlo y abrir la puerta. Cuando la abrí me sorprendió un gran abrazo de Marta. Ella paso y le acaricio la cabeza a Leo para después sentarse en el sillón de la sala comedor de mi departamento. Ella me hizo ademan para que me sentara al lado de ella y lo hice. Leo fue detrás de mi.

¿Sabes cuan hermosas son las mariposas? – Me pregunto en un susurro casi inaudible. Me quede un rato mirándola pero a que venía esa pregunta - ¿Lo sabes?- Yo negué con la cabeza y ella prosiguió- Una mariposa es un alma hermosa que revolotea por aquí y por allá. Va en busca de felicidad y sus alas las identifican por el solo hecho de que te pueden hipnotizar por su fantástico color y hoy vi a una mariposa pero esta no tenía alas – Dijo yo me le quede viendo y ella me sonrío – Esa mariposa sin alas es más que bella y vive al lado de tu departamento. Es una niña de tu edad, tímida al principio pero graciosa y muy bella después. Me dijo que estaba buscándote y le dije que no te había visto en toda la mañana por tu ida a la secundaria pero le dije que te diría que ella había preguntado por ti. ¿La conoces? – Dijo, pero que una chica buscándome.

Como la voy a conocer si no la vi todavía – Dije mirándola con el ceño fruncido.

Pues este es tu momento mira por haya, por tu ventana no ¿Ves lo preciosa que es esa mariposa? – Dijo para girarme la cabeza con las manos en dirección a la ventana que daba al pasillo. Ahí estaba una chica de mediana estatura, con pelo castaño y piel como la nieve. Me entro ese sentimiento de seguridad cuando la vi pero después mi vista fue corrida por mi voluntad y mira a Marta.