Capítulo IV

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              El velo comienza a caer

Mertal estaba entrenando en las jaulas de entrenamiento cuando oyó la gozosa noticia de que los enviarían a una zona de combate real en un verdadero despliegue de los Lágrimas, mejor aún fueron los rumores de sus propios compañeros de escuadra: iban a confirmar la presencia de Caídos en una zona de guerra, su larga vida de cazar caídos comenzaba ahora.

Por los huecos de la cápsula de desembarco se podía apreciar un clásico manejo de situación por parte de los Angeles y sus descendientes. En el campo de el conflicto podían ver al menos a tres grandes exterminadores purgando a sus enemigos aterrorizados por la capacidad de fuego que ellos portaban y a 5 alas de cuervo dando ataques a ciertos objetivos, marcando a los que no alcanzan para los ala de muerte.

Al tocar tierra les dieron la orden a la escuadra primaris que dieran fuego de apoyo a los astartes de primera línea mientras el resto de Lágrimas prepararian o reforzarían las defensas hechas por la guardia imperial y por los marines que habían llegado antes. Mertal, Adrael y Lorvan fueron los elegidos para ir a la cabeza del grupo de apoyo, tuvieron que correr un tramo largo antes de poder alcanzar a los exterminadores para cumplir las órdenes que les habían dado, cuando llegaron junto a ellos entendieron porque eran tan temidos incluso entre sus propios compañeros: se movían a una velocidad bastante sorprendente para tanta armadura, sus armas pasaban de ser grandes bolters a cañones de plasma tan inestables que solo un astartes muy anciano podría maniobrarla sin que le tiemble la mano.

"He...he....hermano lleva un símbolo"- empezó a tartamudear Adrael impresionado- "símbolo del caos señor"
"Su objetivo está ahí adentro Lágrima" -se pudo escuchar una voz un tanto distorsionada por el casco- "Nuestras lecturas de movimiento estiman que podrían haber Caidos adentro....vayan, nosotros los cubriremos".

Aún un poco sorprendidos por la majestuosidad de los veteranos que acababan de ver se internaron en la antigua iglesia en honor a el Emperador. Se notaba muchísimo que no había sido habitada en un largo tiempo y parte de los vitrales estaban desparramados en el piso, las sillas de madera estaban carcomidas y con capas de polvo en ellas, las antiguas reliquias de esa iglesia ya estaban gastadas y corroídas. Al fondo estaba un hombre grande con una armadura que relucia incluso con la poca luz que se filtraba de el techo y atrás de él había una sombra con forma de ala.

Mertal les hizo una señal a sus compañeros de mantenerse en silencio y no abrir fuego ni hacer ningún movimiento brusco antes que la figura sin identificar. Lorvan iba cubriendo la derecha y siempre con un ojo puesto en sus compañeros, Adrael tenía el dedo en el gatillo de su pistola de plasma cubriendo la izquierda y Mertal iba al centro con su mano en el mango de su espada confiando en su habilidad con la esgrima. El hombre levantó su cabeza y se pudo distinguir su pelo mohawk café oscuro con los lados totalmente pelados, al acercarse más los primaris pudieron distinguir un modelo antiguo de la servo armadura propia de los Lágrimas con sus grabados que remontaban a los primeros días de la creación del capítulo.
Lo más desconcertante de su figura era su cara: tenía los rasgos de el León claro está pero todo el lado derecho de su cuerpo era rara....la mejor palabra con la que se podría describir sus rasgos era "corrupta" o por lo menos "desfigurada". Parecía que la había tenido así desde su nacimiento y no por métodos externos.

"Así que....ustedes son los que han mandado por mí"- El hombre dijo sin moverse de su sitio - "Si solo supieran hijos míos lo que he visto sobre nosotros mismos"
"¡¡¡No nos vas a tentar con juegos mentales! ¡¡¡Dinos tu nombre y pon tus manos en la espalda!!!" - Dijo Adrael con su pistola alzada - "Por el honor de nuestra legión no te resistas y ven con nosotros"

Lorvan avanzó lentamente hacia el hombre, tomó sus manos y las apretó en contra de la espalda del Caído, antes de sacarlo de la iglesia el hombre río....fue una risa genuina y no una burlona o irónica....al ver la sorpresa en los astartes que lo rodeaban paró de reírse y dijo unas pocas palabras antes de cerrar su boca empezando a caminar: "¿no conocen nada verdad? ¿Creen que hacen esto por la legión? Al parecer los secretos se han mantenido durante todo este tiempo".
En la puerta de la iglesia los exterminadores se hicieron cargo de el prisionero y asintieron con sus cabezas en señal de agradecimiento, antes de que se lo llevaran definitivamente por su cuenta Mertal distrajo a sus hermanos el tiempo suficiente como para preguntarle su nombre al traidor. Dijo que se llamaba Angelous, volvió a hacer una mueca de satisfacción y se fue sin pelear con los veteranos....lo último que escucho la escuadra primaris de Angelous fue por parte de los Ala de muerte que se lo llevaron: "No deberías haber aparecido de nuevo Angelo....deberías haberte quedado con tus conocimientos en la disformidad"

Rechaza las falsas verdadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora