Capitulo III

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Los rifles ya empezaban a sonar en las calles de L-9504 y los gritos de comando se empezaron a obedecer dentro de la guardia imperial....Dirimen llego justo a tiempo para organizar al puñado de tropas que se salvaron de el ataque inicial de los cultistas sin bajas considerables, el inquisidor Ilerben gritaba a todo pulmón ofensas en contra de los malnacidos enemigos del imperio y les prometía torturas atroces a los supervivientes.                  

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Miro al pedazo de idiota imperial que tenía hasta hace un segundo delante mío y le sacó los sesos de un escopetazo certero, otros dos caen de la misma forma mientras me río sin parar. Los dioses del caos me susurran en el oído sobre las dichas que recibiré tan solo por dirigir a las personas que me siguieron en la revuelta contra el falso emperador y sus secuaces que querían arrebatarnos nuestro querido planeta y renombrarlo a un estupido código de barras.
Los imperiales no se rinden....quieren nuestro planeta para sacarles todos sus recursos y bienes. Khorne me susurra en un oído que no suelte el gatillo y que siga disparando, Slaneesh me muestra las delicias que disfrutare y el placer de liberar a mi planeta, Nurgle por su lado muestra el lado más asqueroso y repulsivo de los que adoran al difunto líder de la humanidad, y finalmente mi maestro...mi dios más querido, el que me cobijó bajo sus brazos, me enseñó las virtudes de saber sus caminos y sus planes.

Finalmente caigo ensangrentado por la mezcla de mi propia sangre y la de miles de enemigos que elimine, río como nunca ya que es mi cuerpo el que cayó y no mi mente la que está en esa preciosa calle de mi querida ciudad de el planeta que su nombre nunca más se escuchará por la galaxia, que será olvidado de las mentes de las personas y borrado de los documentos imperialistas. Río por los astartes que me presentaron a mi señor....por el Ángel con alas rotas y lágrimas ceremoniales en su casco que me preparo para este combate, al que Tzeentch tiene en uno de sus muchos planes.

Rechaza las falsas verdadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora