Epílogo: La revuelta y el problema Catachano

138 6 1
                                    

Es el día de las armas. Las calles están vacías, un murmullo se escucha en las casas. Un sonido de recargas está siendo ignorado en el lado sur de la ciudad, una arma con bayoneta se alza y el grito es escuchado por todos. La sangre se esparcirá en aquel día.

Nadie escucha a nadie, órdenes son ignoradas en pos de rebelarse, por todos los rincones de las calles y callejones se escuchan tiros y gritos, gritos y tiros. Las comunicaciones de los apotecarios son confusas. La guardia de el planeta comunica en un verdadero caos, ninguno de ellos sabe por dónde vienen ni de donde salen todos. Banderas del caos son afirmadas por mujeres y hombres comunes que asesinan y matan a quien se le cruza. El lado sur es completamente sobrepasado por los insurgentes, el lado norte se mantiene firme pero nervioso, el centro de la ciudad es un verdadero pandemonio de una batalla campal. La estructura está defendida por todos los, pocos, ángeles que custodian las semillas, los apotecarios se apuran a hacer su labor con la precisión, el cuidado y el apuro de el momento. Las semillas están recién germinando y los neófitos están recluidos en sus cápsulas de éxtasis, en contra de su voluntad. El hijo de Zirmer apoya una mano en el cristal aterrado por lo que está aconteciendo, nunca había visto nada que se asemejará a la cápsula en la que estaba metido, aunque los cables y demás aparatos le recordaban a otros dispositivos que había visto en su casa....después de ser elegido para ser un astarte jamás recordaría estos momentos, aún cuando su rostro estaba fijo en los nuevos hermanos a su cargo en el Capítulo.

Una interferencia de unos segundos provoca un pitido fuerte en los cascos de los ángeles que les hace perder momentáneamente su concentración, todo lo que necesitaba una figura para aparecer súbitamente a media carrera de uno de los edificios cercanos. Un parpadeo y el ángel de la derecha pierde la cabeza, otro parpadeo y el de la izquierda está enzarzado en un duelo con la figura, otro parpadeo y el brazo derecho de el astarte sale despedido de su cuerpo con un rastro de sangre. La figura deja dos bombas de poca potencia en el suelo y vuelve a desaparecer en las sombras para marcharse de ese planeta con una media sonrisa en el rostro.

Los rebeldes logran finalmente llegar a el edificio de las semillas. Al no haber protección uno de los revolucionarios intenta patear la sólida puerta de el elemento más duro de ese lado de el sector pero es inútil otro más listo que estaba detrás de él ve unas bombas tiradas en el suelo y las recoge, oes prende fuego y las tira hacia la puerta. Logran entrar finalmente a la estructura....y la historia de los Lágrimas comienza

●●●

Una sola cápsula desciende delicadamente en el planeta recién limpiado. Un solo inquisidor sale y ve la escena de horror: uno de los suyos, el idiota de Umilditis, yace en el suelo tan desfigurado que la unica manera en que lo reconoció fue por el informe que le dieron antes de descender a la superficie que Ilerben había pedido otro inquisidor en la escena. Un paso y abrió la boca para gritar por ayuda cuando de el follaje detrás suyo sale una mujer muy atípica y con un pañuelo en la cabeza que pone su brazo en el cuello de el inquisidor antes de susurrar de una manera muy....delicada en su oído
"Diga a los que lo mandaron acá que todo está bajo control y que Ilerbe solamente le dio pánico"
"¡Esta bien, esta bien! ¡No me mate por favor se los diré y me iré!"
"Pensandolo bien....también dígale que se va a quedar aquí un poco más, que no lo esperen"
"¡Claro!...¡claro! ¡Pero dejeme ir!"
"Cuando lo diga delante mío lo haré...hasta entonces mi hombro seguirá en su cuello"

Con sus pantalones marrón de....unas inesperadas sorpresas....el inquisidor sacó su comunicador y siguió al pie de la letra lo que la señora le había dicho

"¿Ya! ¡Ya! ¡Lo hice! ¿Ahora me podría dejar ir?" Dijo con una temblorosa voz
"Claro..." La mujer lo empujó con la bita haciendo que tropezara y callera al suelo, a la vez que empezó a hablarle a el follaje en frente de ella "¡Se acabó el problema chicos!"

De la jungla salieron hombres y mujeres con la mirada asesina. Sus ojos se posaron en el inquisidor que lanzó un gritito de desesperación a el viento

"Bien....sin ningún cabo suelto" - El hombre que tenía una veintena de granadas ajustadas al pecho dijo mientras levantó su metralleta, los demás hicieron lo mismo - "Melissa sal de en medio"

Miles de balas viajaron por los aires y le dieron en todo el cuerpo que se convulsionaba de el inquisidor con la mirada aterrada.

"Mierda....y se cagó antes de morir....todos a la cápsula, nos devolvemos a casa"

Rechaza las falsas verdadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora