Capítulo X

92 7 0
                                    

"El niño ya envejeció, es un jovencito de tan solo 11 años, y su padre envejeció con él pero de una manera diferente. Las pocas partes humanas de Zirmer eran las que habían envejecido pero el resto de su cuerpo; las piernas y un poco de su torso estaban completamente impecables, el metal habia reaccionado a la perfección con el cuerpo del anciano padre y no hubo problema al caminar con sus nuevos circuitos permitiéndole mover su torso en 360 grados.
La única cosa que se pudría era la relación del padre con el hijo, ya no jugaban, no podían hablar de ninguna otra cosa que no fuera el Omnissiah ni sus muchas 'bendiciones' como el padre las llamaba. El hijo no decía nada pero cada vez más se quedaba viendo la puerta con alguna extraña sensación de querer atravesarla cada vez más, y la asociaba con las naves imperiales que viajaban por la galaxia"

Después de presentarles a sus dos mejores hombres, el portaestandartes  Abraham y el campeón de la compañía Habacuc, Guido guió a los 3 astartes a la cápsula de desembarco asignada para aterrizar en el planeta Eldar. A través del visor de la cápsula Mertal pudo de nuevo quedarse totalmente sorprendido con la magnitud de la Astronave xeno, era simplemente increíble cuanto esa civilización avanzó en tan poco tiempo y cuán rápido cayó cuando el turno de los humanos de reinar la galaxia llegó.

Las indicaciones exactas de Talrifel fueron desembarcar a una distancia prudente del punto de encuentro con los xenos y marchar hasta que se encuentre cara a cara con los eldars para proceder a dialogar con extrema desconfianza, son enemigos del imperio después de todo.

La caminata fue un tanto larga, los dos hombres de Guido no le quitaban la vista de encima al terreno y siempre tenían a la mano sus espadas. El comandante no iba armado por respeto a los xenos y por ser el locutor del capítulo.
"¿Esto no le suena a trampa Guido?"
"En absoluto Mertal....ningún guerrero que se aprecie quiere la guerra, sólo un sádico podría querer estar en batallas constantemente"
"Pero usted...¿por que es tan distinto al resto?"
"¿A que te refieres?" - Guido arqueo una ceja - "Que estas tácticas no te sorprendan Mertal, las hacemos más veces de lo que crees"
"Me refería al resto de razas en la galaxia señor Guido" - Mertal respondió tratando de seguirle el ritmo de caminata a el comandante - "Ningún otro Señor de compañía trató de hacer esta negociación"
"Somos diferentes por como actuamos....Remo es el mejor espadachín del capítulo, a Ludovico siempre se le ocurre ideas poco convencionales, a Andreas se le podría recalcar su optimismo desmesurado por los exploradores y a mi-"
"A usted sus modos pacíficos" - Interrumpió Mertal casi diciéndoselo a sí mismo
"Se podría llamar así a lo que hago" Respondio con una sonrisa Guido
"¿Pero cual es su explicación para su modo de actuar?" - se atrevió a preguntar de nuevo
"Trasmar..."-  Respondió Guido en un tono melancólico y con la mirada al suelo - "Eso pasó".

El resto del tramo lo caminaron en total silencio, el primaris era curioso si, pero nunca al extremo de preguntar sobre cosas traumantes o cosas fuera de lugar por lo que decidió no hablar de nuevo sobre el tema.
Su visor le advirtió que ya estaban a pocos metros del punto de encuentro, miró por última vez a su espalda y no pudo evitar estremecerse un poco por la frialdad y la nula expresividad de sus hermanos que lo acompañaban. El que llevaba con orgullo el estandarte del capítulo no se movía ni un centímetro más de el camino predeterminado a seguir hacia los xenos, el campeón por su parte no dejaba de mirar al frente y sostener la empuñadura de su espada aún cuando no se veía ninguna señal de peligro en los alrededores.

La conversación de los dos comandantes de las dos fuerzas a parlamentar fue breve; Guido al principio de la conversación empezó a hablar en perfecto idioma eldar lo que descolocó de una forma agradable al autarca de la raza xeno, no hubo una hostilidad presente ni en su comportamiento o en sus palabras. Sin embargo los guardias eldar detrás de el autarca no parecían mostrar la misma cordialidad que desprendía su líder y esto a su vez daba paso a tensión entre Mertal y los guardaespaldas de Guido aunque él no lo notara.
"...Y es por esto que pedimos humildemente que podamos terminar de escanear este planeta tan hermoso de ustedes solo para no tener este mismo tipo de problemas en el futuro" Terminó de decir Guido en el idioma xeno
"Gracias por su transparencia con nosotros Mon-keigh y les dejaremos finalizar con sus...¿como lo definió usted?" - Respondio el autarca - "Por supuesto no le incomodara que nos quedemos a ver como terminan su trabajo"
"Yo nunca lo traté como inferior Yshne" - Guido respondió un poco ofendido - "lo traté como un igual desde que empezamos a dialogar y no, no tengo ningún inconveniente con que usted y el resto de sus habitantes puedan ver nuestros escaneos"
"Pues discúlpeme si lo llamé inferior es solo un término de mi raza para extranjeros"
"Sé lo que significa no me traté como un..." - Guido se detuvo antes de completar la frase - "Mejor olvidemos todo este malentendido y cerremos la negociación"
"Me parece correcto y justo como usted nos ha tratado hoy pero le voy a pedir que se quite el casco" - Yshne extendió su mano para estrechar la del astarte - "Es una parte de nuestra cultura que dicta que el trato deberá cerrarse con las dos partes viendo que digan la verdad"
"¿No cree en mis palabras autarca?"
"Oh no nada de eso se lo aseguro, es solo una precaución aeldari"
"Entonces me estrechará la mano sin ningun temor Yshne" respondió tranquilamente Guido
"Señor por favor se lo pido es solo quitarse un casco"
"Esta bien" - el comandante suspiró antes de quitarse su casco - "Ahora si me permite darle la-"

No alcanzó a terminar la frase cuando el autarca se levantó aterrado al ver el rostro de el astarte, rápidamente se alejó unos pasos y los guardias eldar levantaron sus armas listos para disparar.
Mertal no alcanzó ni a ver a los compañeros de Guido cuando desenvainaron sus espadas y sus bolters al unísono con los xenos.
"No entiendo por qué sus armas me apuntan" Guido dijo apresuradamente antes que ningún guerrero pudiera disparar
"N-n...¡no se acerque más a nosotros adorador de tranglam!" - El autarca había perdido la compostura - "Usted lleva consigo la marca del kaos en su cara....¡Vergüenza, cómo pude caer tan bajo para dialogar con un amante de la Sha'eil!"
"¡No temáis por mi apariencia se lo suplico oh gran comandante!" - Guido trató con urgencia de hacerlo cambiar de opinión - "Esta es solo una marca de quemadura que un enemigo me hizo hace mucho tiempo"
"¡Mientes! ¡Mentiras! Guardianes destruyanlos antes de que nos destruyan a noso-" - Antes de terminar la frase Yshne cayó de rodillas con su garganta cortada.

Mertal no pudo ni ver la velocidad con la que el golpe llegó, Habacuc yacía a pocos metros del autarca con su espada goteando con la sangre de el xeno. Abraham aprovechó esta oportunidad para abalanzarse en contra de los dos guerreros aeldari que se movían en dirección al asesino de su autarca y propinarles dos espadazos que obligaron a los eldars a retroceder y sacar sus propias armas.
Mertal no pudo reaccionar, el shock lo invadió por unos momentos que parecían eternos mientras trataba de asimilar todo lo que habia ocurrido en unos pocos instantes; la marca del lado derecho de Guido, que él supiera el idioma eldar, lo rápido que había reaccionado Habacuc y como había cambiado la actitud del eldar en tan pocos segundos.

La pelea se continuó librando sin Mertal ni Guido quien se había arrodillado y no había dejado de ver el cuerpo lleno de sangre de Yshne, unas pocas lágrimas rodaron por su rostro mientras miraba imponente en que se había convertido la forma pacífica de dialogar a un baño de sangre. Antes de poder decir algo un único disparo se escuchó y su sonido dejó el campo de batalla en silencio por unos instantes.

Mertal instintivamente miró a Habacuc y a Abraham. No, ellos no habían sido los que dispararon, miró a los eldars que estaban combatiendo y tampoco ellos habían resultado heridos por la bala ni ellos habían sido. Se volvió a ver el origen del disparo y vio a un vidente parado a unos pocos metros del autarca caído. Por como se movían sus ropas y por el aura que lo rodeaba se podia deducir que había sido teletransportado a ese lugar.

Guido se desplomó con un orificio hecho en su pecho por el arma xeno que le habia disparado, no gritó, no dijo nada, solo alcanzó a mirar por una ultima vez a la escena y cayó inconsciente. Mertal no podía creerlo y su shock le impidió siquiera pensar, Habacuc se lanzaba con toda la furia que podía tener hacia el vidente con la pistola shuriken en la mano del xeno, Abraham dio un alarido de furia mientras atacaba con energías renovadas al guerrero que todavía quedaba en pie. Unos instantes después Mertal acudió a ver el estado de Guido y comprobó que todavía respiraba aunque toda la parte del corazón primario de el astarte estaba totalmente destruida por la bala xeno que lo atravesó limpiamente. Vivía aún. Le dijo esas palabras a los otros dos astartes por el intercomunicador y oyó un suspiro de alivio entre sus gritos.

El vidente aprovechó la distracción para esquivar con una vuelta sobre si mismo a Habacuc y acercarse al comandante caído. Mertal trató de empujarlo como pudo pero un nuevo disparo está vez a la cabeza le rozó la punta de su casco por milímetros de diferencia. Le pegó en la mano rápidamente al vidente para hacer que soltara el arma; cosa que funcionó y hubiera podido inmovilizarlo si no hubiera sido por la cuchilla oculta en la manga del eldar con el que acuchilló a Mertal en el estómago derribandolo sobre el cuerpo de Guido.

Detrás de si Mertal oyó un gruñido de dolor y delante suyo escuchó como se reía y hablaba en otro idioma el alienígena. Pensó que era su fin y se dispuso a morir ahí mismo con su comandante de no ser por Abraham que puso su bolter en la cabeza de el vidente y apretó el gatillo.
Mertal libre del peso del xeno rápidamente se sacó el cuchillo del estómago y se volteó a ver a Guido, pero este ya no respiraba. Trató de sacarle la armadura para hacerle respiración boca a boca pero no resultó. Desesperado le habló al comandante caido tratando de que reaccionara de alguna forma, pero el astarte no se movió. Le pegó suaves golpes en el pecho en un intento desesperado de hacerlo reaccionar y no sucedió nada....se puso su casco para comprobar el estado de la escuadra, los otros dos aparecían en un amarillo azulado indicando que estaban malheridos pero vivos.

Pero Guido no tenía ningún color, su estatus en la pantalla estaba ennegrecido y una única lágrima se podía ver al centro de el dibujo en la pantalla. Habacuc bajó su mirada y Abraham se acercó a tapar el rostro de Guido con el estandarte de la legión.
Había muerto.

Rechaza las falsas verdadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora