Capítulo XV

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Se tardaron aproximadamente dos a tres semanas sin descanso en volver a dejar activa la nave insignia, por donde fueras encontrabas a gente reparando cosas, calibrandolas o probando si funcionaban apropiadamente. Los astartes más antiguos siguieron haciendo su vida con total normalidad después del ataque que la I compañía había dado a los xenos, con una pequeña diferencia que los primaris y los menos acostumbrados a los Lágrimas notaron inmediatamente: no hablaban con nadie sin hacer diferencia entre hermanos o humanos comunes y si hablaban con alguien trataban de decir la menor cantidad de palabras posibles que formaran una oración con sentido para su interlocutor. Algo que se convirtió en una nueva cosa a la que atender fueron los discursos, historias y anécdotas que se le permitieron compartir a un dreadnought que llevaba con los legionarios desde que el capítulo todavía no había pasado la prueba de fuego, técnicamente hablando no era un Lágrimas sino un Ángel Oscuro que se prestó para acompañar a los descendientes de su legión; se llevaba bien con cualquiera que iba a escucharlo o pedirle un consejo y dejaba que los nuevos neófitos hicieran preguntas que en cualquier otro rango se considerarían ofensivas, "dejen que se bauticen en el entendimiento antes de hacerlo en el fuego" se convirtió en la frase más usada por el viejo dreadnought al responderle a los más conservadores que se oponían a que siguiera hablando de temas considerados como una especie de tabú entre la legión. La razón por la que se le permitió contar sobre su experiencia en el combate no la sabía nadie más que Talrifel.
El Señor del capítulo no volvió a aparecer por la sala de comando o en las jaulas de entrenamiento, lo último que Mertal y el resto alcanzó a ver de él era su casco que tenia una lágrima más en la mejilla izquierda y su armadura cubierta totalmente de sangre, al completarse la misión de venganza al comandante caído, Talrifel caminó lentamente a su reclusiam y no se le volvió a ver desde entonces.
Mertal desde ese día en adelante no dejaba de ir a la biblioteca a buscar cualquier libro sobre los inicios de su capítulo. Estaba seguro que había algo que no encajaba en todos los actos extraños que había estado presenciando desde que empezó a fijarse más en sus compañeros y hermanos cuando, por orden del codex, se le consideró oficialmente como veterano. Buscó por todas partes y se paso dos días enteros en tratar de encontrar algún documento que pudiera explicar los orígenes sin recurrir a mentiras o verdades dejadas a medias y en el aire. El rememorador Karleen que le había defendido ese día en presencia del Señor le pasaba volúmenes que le podrían ayudar, en secreto y por debajo de su silla, a descifrar las preguntas que tenía. Todo parecía tan perfecto: Azarilorc era un planeta comerciante tranquilo acosado por corsarios, el supremo maestro Azrael había pedido a los Altos Señores de Terra que defendieran ese planeta de vital importancia para los Ángeles Oscuros al usar uno de los nuevos capítulos creados en la 23.ª fundación y poner su mundo natal en Azarilorc, se efectuó con éxito y se provo la valía de los Lágrimas en los palacios de Trasmar que fueron atacados por el caos. Y de ahí en adelante era básicamente lo que ya sabía de memoria, pero en todo esto varias partes de como se formaron en la fundación y lo que paso en Trasmar eran muy extrañamente poco descriptivas siendo una clara contradicción a cuán prolijo y certero era la legión al contar hechos y sus acciones tanto en campos de batalla como en acuerdos políticos con planetas. Y, si los registros eran totalmente fiables, faltaba información de cómo murió el primer gran Señor del Capítulo y la ascensión a este cargo de parte de Talrifel como también la historia del resto de Señores de Compañía actuales.

Hasta que, al cabo de las tres semanas de reparaciones, una extraña reliquia llegó a la Traiciones Dolorosas de parte del crucero de asalto Dichas Del Primarca con la petición que la mantuviera la nave insignia dada la más reciente misión del crucero que implicaba toda su capacidad de ataque y no querían arriesgarse a perder el cáliz reliquia. Dado que el Señor todavía no hacía contacto con nadie, el jefe de los exterminadores recibió con sus corazones rebosando de alegría el cáliz. Y antes de que sus hermanos de la 7.ª compañía se retiraran les dio sus bendiciones y él mismo les dio los sellos de pureza al Señor de esa compañía antes de darle dos palmadas en el brazo izquierdo y despidiéndose de él se llevó la reliquia.
En el momento en que Remo se devolvía hacia sus aposentos Mertal se le cruzó y trató de conversar
"¿Me permite hablar comandante Remo?" Le dijo en el modo más respetuoso que pudo hacer
"No me molestes primaris" Remo respondió con hostilidad
"No era mi intención molestarlo, solo quería saber algo"
"Pues di lo que quieres saber"
"Nunca había visto ese cáliz, señor"
"Y no deberías haberlo visto primaris, es una reliquia muy antigua y no está para que todo el mundo la vea"
"Si me permite el atrevimiento... ¿No debería haberlo visto antes si soy un veterano?"
"Maldito Roboute enano" - murmuró Reno claramente molesto - "Supongo que si tendrías que haberlo visto"
"Si me permite" Mertal dijo estirando las dos manos para tomar el cáliz
"No le hagas nada, solo tocalo y reza por tu alma si descubro que le sacaste una foto" - le apuntó con el dedo - "Es muy antiguo y su importancia ritual es muy alta"
"Por supuesto..." - Mertal dijo antes de clavarle sus ojos a el cáliz- ¿Cómo se llama?"
"Simón" dijo burlonamente Remo
"Señor..."
"Solo te estaba tomando el pelo primaris no te pongas a la defensiva" - Todavía no quitaba la sonrisa burlona del rostro - "Lupuidae Conocamenti" dijo en perfecto Calibanita
"¿Me acaba de hablar en calibanita comandante?"
"No responderé a eso" - Remo movió la cabeza - "deberías apurarte a admirarlo en vez de preguntar tanto"

Aunque no entendió el significado detrás del nombre del cáliz, Mertal se quedó absorto en la magnificencia de la copa. Era una muy rústica probablemente hecha de el equivalente del oro o plata imperial en Caliban, era un diseño simple que hubiera pasado por alto de no ser por los grabados que tenia por todo el cáliz que más tarde que temprano se dio cuenta que eran imágenes haciendo ilusión a las obras más importantes del capítulo. Estaban el ataque a los primeros orkos que encontraron, el trato con el aeldari de Conmolich que salvó la vida de miles de civiles, estaba la ascensión de Talrifel a Señor de Capítulo con una corpulenta figura alzándose representando a Azrael y, al fin, una respuesta sutil a lo que Mertal estaba buscando. Era una imagen de dos pilares en la distancia y tres figuras ocupando la atención del ojo: una en el suelo tumbada muerta, otra arrodillada sobre la primera figura con una mano alzada al cielo y la otra mano en un arma apuntando a la tercera figura que tenía otra arma en la mano y la boca abierta dando una impresión satánica al observador. A pesar de lo que le dijo a Remo, Mertal sacó fotos de todos los ángulos posibles que no se vieran demasiado obvios. Remo cuando vió que tenía puesta la vista en esa particular escena le quitó de las manos el cáliz y se marchó.
Mertal fue hasta la sala de hologramas y rápidamente miró a todos lados viendo si no había ningún otro hermano cerca, al convencerse a si mismo dos veces de que no había nadie se sacó el casco un poco temeroso e inmediatamente lo conectó con la pantalla de los hologramas y le dio la orden a la maquins de hacer una copia en 3 dimensiones de el cáliz siguiendo las fotos que él había sacado. Iba a descubrir de una vez por todas que diablos pasó en el día de la fundación del capitulo.
Tan absorto estaba que no se dio cuenta cuanto Rate entro a la estancia y lo vio encorvado y ansioso con una pantalla delante suyo modelando un cáliz.
"¿Que diablos estás haciendo Mertal?" Los dos amigos contuvieron su respiración esperando la respuesta de Mertal

Rechaza las falsas verdadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora