Segunda Guerra.

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— ¡No puedes!

Trataba de detenerlo, su necedad lo terminaría matando.

— Quitate, mis hombres murieron de manera injusta y todavía no veo que intenten remedirse por su acto.

Estados Unidos trataba de calmar al mexicano.
Alemania Nazi aducía que los barcos mercantes de México suministraban hidrocarburos a Estados Unidos; una semana después, el 20 de mayo, la marina germana hundió otro buque mexicano: el Faja de Oro.

— No puedes México, no puedes.

— Mira gringo, quítate o me voy contra a ti de igual manera.
Amenazó el más chico de estatura.

— Esta bien, cálmate, puede que fuera un error, yo te ayudaré, cálmate, te protegeré, pero por favor México, tu no entres en esta guerra, no quiero saber que algo te puede pasar, no a ti.

México suspiró y abrazó a su pareja, se rendirá solo por esta ocasión, USA suspiró aliviado.

Entre junio y septiembre de 1942, fueron hundidos otros cuatro buques mexicanos: el TuxpanLas Choapas, el Oaxaca y el Amatlán.

Estados Unidos no hizo nada, sabía que aunque se pusiera de rodillas México no cedería esta ocasión.

En la junta que organizó Estados Unidos con sus aliados declaró que México participaba así en apoyo de los Países Aliados contra los del Eje suministrando combustible, principalmente petróleo, para las fuerzas militares de Estados Unidos.
Pero URSS fue el más inconforme.

— Es un aliado más, no lo puedes ocultar y si él quiere participar lo debe hacer en general no solo en tu país. Aquí los lazos maritales no son prioridad USA.

Estados Unidos quiso golpear a su aliado, pero tenía razón su única solución fue hacer un acuerdo con su pareja para enviar obreros a Estados Unidos para que ocupen el lugar de los que están luchando en los frentes; fue un proyecto muy interesante, porque entraban legalmente con las mismas condiciones laborales, mismas prestaciones y mismos ingresos que los trabajadores estadunidenses.

[...]

El 8 de mayo de 1944 que el gobierno anunció que soldados mexicanos serían llevados a distintos frentes de batalla. Bajo la Bandera Nacional levantó el vuelo el Escuadrón 201, integrado por casi 300 hombres, que conformaron la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana 

— Entiende que así lo decidieron.

— No puedes, ignóralos como lo haces con lo que yo te pido.

— USA no puedo hacer eso, mis hombres van a estar en el frente de batalla, yo tengo que estar con ellos.

— México basta, no puedes ir.

Estados Unidos mantenía el ceño fruncido, sujetó a México de una de sus muñecas y lo azotó contra una pared.

— Te estoy diciendo que no vas a ir.

— Y yo te estoy diciendo que no voy a ignorar ese llamado ni dejar a mis hombres solos.

México sintió su mejilla entumida, miraba con sorpresa a su pareja, había olvidado cuándo fue la última vez que le había levantado una mano, pero esta ocasión el golpe fue regresado.

— No puedes.

Le exigió, pero el aire se le escapó de su ser cuando México le dio un golpe en la boca del estómago.

— Entiende, eres mi esposo, no mi dueño.

México siguió caminando, pero se detuvo cuando sus prendas fueron sujetadas.

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