Méx.

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Por favor, esto se hace por entretenimiento y no por burla, son temas delicados. Gracias por su comprensión. 

[...]

— Te veo con mejor cara México.

Dijo su presidente.

— Hoy me siento bien.

— Pero no porque te sientas bien significa que tengas que dejar tu medicina, ¿A qué hora te vuelve a tocar?

México miró el reloj, faltaban exactamente dos minutos para la nueva dosis.

— A las dos.

— Vaya, falta tan poco.

Sonrió mientras México sacaba su medicamento.

— Sabes, creó que Méx ya esta en buena edad de tomar tu cargó. —México hizo una mueca ante eso, tomo la cucharada de medicina y se preparó para hablar, pero las arcadas se lo impidieron. — Me pesa de corazón saber que nuestro México ha enfermado tanto.

El presidente hizo una mueca de asco cuando México empezó a vomitar, más por ver esa sustancia negra.

— Doctor, llama al doctor...

Habló con dificultad tratando de no vomitar más, pero solo se encontró una mueca de asco.

— Tenías que cuidarte mejor México, pero no hay problema tenemos a Méx para cualquier cosa.

México se sentía en una pesadilla, solo podía seguir vomitando, eso le traía memorias lejanas, sus ojos llenos de lágrimas, el constante vómito, su cabeza le mataba.

— Dulces sueños México.

[...]

Demasiadas personas alrededor.
Decepcionamos y fallamos.
Y a pesar de que estamos haciendo nuestro mejor intento.

[...]

México tuvo que quitarse las gafas que traía puestas, debía ser una maldita pesadilla.

— ¿Qué hicieron?

Dijo sorprendido viendo su alrededor, los militares atacaban a los civiles.

— Ayúdame.

Un hombre le extendía la mano y México la iba a tomar, jamás creyó que uno de sus ciudadanos moriría por una bala en su cabeza, justo enfrente suyo, la sangre le había salpicado, sentía un líquido caliente recorrer sus mejillas, desesperado lo limpió, lloraba sangre y sus manos se habían manchado.

— ¿Qué hice?

Preguntó arrodillándose queriendo tomar el cuerpo que tenía enfrente.

— Todo esto es tu culpa México, por no saber gobernar, pero tranquilo, tu nueva generación lo hará mucho mejor.

En México las risas de ambos representantes de los partidos se quedarían grabadas a fuego en su memoria.

— ¿Qué hicieron?

Dijo sintiendo asco de su alrededor, de si mismo.

— Nosotros nada, fuiste tu México, pero ve el lado positivo, para todo cambió debe haber algunos sacrificios menores.

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