Méx.

Latinos.

Los representantes del partido PRI y PAN miraban con severidad al presidente. Ese hombre no les estaba sirviendo para nada.

— Fue un mal cálculo de planes...

PRI suspiraba y PAN ya le sangraba el labio de tanto morderlo, apenas iba a iniciar el según mes del 2015 y ya habían perdidos miles de pesos por su estupidez.

— No podemos matarlo.

Se repetían ese mantra, trataban de creérselo, un mal movimiento y se llevarían al carajo sus planes.

— Lárgate, no quiero saber nada de ti.

Dijo PAN lanzando el primer jarrón que tuvo enfrente suyo, la ventana fue destruida por ese objeto y Peña salió corriendo a tropezones de la habitación. Méx veía y escuchaba todo del cuarto de enfrenten, su inversión petrolera había caído. Su atención se desvió de un mensaje de su celular, la ONU los convocaba a otra junta, tenía que partir el dos de febrero.

[...]

— ¿Tienes que salir hoy?

Distrito le veía nostálgico. Era dos de febrero.

— Sí, la ONU nos citó y tengo que ir.

— Pide una disculpa, no vayas, solo por hoy.

Dijo suplicando, ese día los Estados querían estar juntos, querían que al fin Méx entendiera el peso de ese día.

— Si es para comer tamales otro día lo podemos hacer, deja de ser tan insistente.

Dijo fastidiado, tenía que irse ya, había madrugado para llegar temprano, la junta iba a empezar a las ocho de la mañana y tenía que ser puntual.

— Pero Méx...

— Déjalo Distrito, vamos que se nos hace tardé a nosotros igual.

Méx miró con confusión a Edo y Distrito.

— ¿A dónde van a ir tan temprano? Aún no son ni las seis de la mañana.

Preguntó con interés.

— A comer tamales.

Distrito estuvo a punto de negar esa acción, pero Edo lo obligó a caminar con más rapidez, no querían llegar con los demás Estados y ver sus expresiones de decepción, pero tampoco querían seguir ahí.

Méx suspiró, los Estados de México eran raros, se ponían como locos el día de la candelaria, aunque sentía que olvidaba algo de mayor pesó, pero poca importancia le dio cuando la notificación para abordar el avión llegó.

[...]

Todos estaban presentes, trajes impecables y semblantes serios y eso le incluía a él,  Alemania le saludó a la lejanía correspondiendo aquél acto con emoción, adiós seriedad suya.

— ¿Te pone feliz verme?

Un cuerpo se puso enfrente suyo, le cubría la vista, Méx suspiró cuando Canadá invadió su espacio personal, sus respiraciones chocaban y un sonrojo apareció cuando el bicolor le sonrió.

— Hola Canadá.

Dijo algo nervioso.

— ¿Tu espalda esta mejor? — Méx asintió.  — Estuve esperando un mensaje tuyo todos estos días, pero jamás lo hiciste. ¿Hice algo que te molestó?

Méx vio como Canadá tomo su mano para enlazar sus dedos, el tricolor ya no sabía ni como respirar ante eso.

— ¡Lo siento! No sabía que podía hacerlo, no hiciste nada malo, ay, perdóname, lo haré en cuanto salgamos, yo juró que te escribiré.