Juegos.

466 54 6
                                    

México leía unos documentos, pero el constante sonido de su acompañante moverse y quejarse no le dejaban concentrarse.

— Compórtate.

Le pidió, México vio como unos lentes eran depositados en la mesa y como se relajaba, pero a los diez segundos volvía a hacer ruido.

— ¿Qué tienes?

— ¿Fueron a matar la pinche vaca o qué? —Se quejó ya hambriento y desesperado. — ¡Auch!

Gritó y sobo su mano izquierda, México le había dado un manazo.

— Lenguaje, te he dicho que midas tu lenguaje.

— Perdóname...

Pidió con la mirada gacha, México le miró y suspiró, su pequeño yo tenía solo diecisiete años, tenía que ser paciente.

— ¿Cómo te han ido en tus clases? Últimamente no te he podido preguntar.

— ¿Te importa?

Le reprochó.

— Méx, no digas eso.

Méx era la manera en que le apodaba, ambos eran México, pero le es raro llamarle así.

— Estoy bien, me va bien.

— Eso me alegra.

México y Méx sonrieron cuando los alimentos fueron depositados en la mesa. Aunque México después de dos bocados fue interrumpido por uno de los hombres que les habían acompañado.

— Señor, USA acaba de llegar al aeropuerto.

México suspiró y limpió su boca con la servilleta, miró como Méx le miraba fijamente, ya tenía la expresión de fastidió que acostumbra poner cuando se tiene que ir.

— Méx yo.

— Anda, vete.

Le dijo con poco interés.

— Te lo voy a compensar.

— ¿Cuándo me vas a presentar?

México borró su sonrisa y Méx solo agachó de nuevo la mirada.

— Lo siento.

Dijo tocando su hombro, Mex se quedó con un guardaespaldas a su lado, esperaba que terminará su comida para poder irse a la residencia que era para él.

— Ese señor viene muy seguido, busca mucho a México, ¿Verdad?

Le pregunto, pero este solo mantuvo su postura y quedó en mutismo.

— Y yo como siempre me mantengo escondido.

[...]

USA miraba fijamente a México, suspiró y le movió ligeramente.

— México...

Le murmuró cerca del oído, su mirada volvió a cobrar brilló.

— Oh, ¿Lo volví a hacer?

El americano asintió y México le sonrió a modo de disculpa, antes de hablar un ataque de tos le atacó.

— ¿Estas tomando el medicamento adecuado?

Se levantó para servir un poco de agua y dárselo en un vaso.

— Gracias gordis.

— Deberías ver a un médico de mi región, esas pastillitas no te han hecho algún avance desde que empezó el año.

Méx.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora