Capitulo 16

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Hikari se encontraba en un lugar obscuro, apenas podía ver su mano si la acercaba a escasos centímetros de su cara. Por esa misma razón, Hikari no podía saber lo que le impedía moverse, solo suponía, por lo que sentía en su tobillo, que estaba encadenada. Aquello le aterraba, porque desconocía la razón por la cual estaba ahí. Ella no sabia porque estaba encadenada en la obscuridad, que era o fue lo que la había llevado ahí. No sabia lo que le rodeaba o lo que le ocurriría si se mantenía en ese lugar por mas tiempo. Lo único que tenia claro era ese constante sentimiento de que algo que ella conocía  le haría daño.

De vez en cuando podía escuchar voces a su alrededor, pero las sentía muy lejanas. Apenas y eran audibles, ni siquiera llegaban a ser un murmullo. Al tiempo se hicieron cada vez mas audibles y nítidas, logrando distinguir a quienes pertenecían, eran las voces de su padre y la del Hokage. No podía saber lo que decían, las escuchaba todavía bastante lejanas. Sin embargo, algo dentro de Hikari le decía que estaban hablando de ella.
Poco a poco, al no poder escuchar bien la conversación, comenzó a desesperarse. ¿Porque su padre estaría hablando de ella con el Hokage?¿Que era lo que le estaba contando? Al tiempo, no tuvo mejor idea que comenzar a caminar hasta donde le permitiera la cadena.

Camino hacia adelante, rogando que no se terminara chocando contra una pared. Ella camino por vario tiempo, preguntándose que tan larga era la cadena para permitirle caminar esa distancia. La obscuridad seguía rodeándola, pero podía ver delante de ella un punto de luz. Un agradable sentimiento recorrió todo su cuerpo, había una salida de aquella agobiante obscuridad. Siguió caminando tal como lo hacia, y cuando estuvo cerca de aquella luz, una fuerza mayor y desconocida la tiro al suelo. De repente sus manos fueron encadenas detrás de su espalda u pudo ver por primera vez  el largo de la cadena. No era muy larga, apenas y podría caminar dos pasos con ella.

Hikari miro al frente, ahora ya no se encontraba rodeada de una completa obscuridad, todo lo contrario. En ese momento Hikari podía ver perfectamente en donde estaba, pero  ya lo había supuesto al sentir la cadena en su pie. Estaba encerrada en una celda y, al otro lado, se encontraba su padre y el Hokage. Lo primero que se le ocurrió al verlos fue gritar, pero ningún sonido salía de su boca por mas que intentara. Era como si algo se lo estuviera impidiendo, pero ella podía sentir muy bien el esfuerzo que hacia con su garganta. Le dolía. Podía sentir ese raspante dolor en su garganta, pero aun así su voz no quería salir. Su padre y el Hokage abandonaron el lugar, dejándo a Hikari llamándoles a gritos inaudibles.

Hikari abrió los ojos. Lo primero que se encontró fue  el color marrón de su techo. Se encontraba sobresaltada, aquella ultima parte de la pesadilla le había angustiado. Todo lo que había sentido  le había parecido muy real. El dolor cortante que sentía en su garganta al intentar gritar, el sentir las cadenas en sus manos y pies, la desesperación al ver como su padre y el Hokage se iban del lugar sin siquiera verla. Todo aquello lo pudo sentir como si realmente lo hubiese vivido.

Con la respiración aun un poco agitada, Hikari se levanto de la cama. Caminó hasta el baño, necesitaba espabilarse un poco y no existía nada mejor que mojarse la cara con agua helada. Pero cuando apenas piso el suelo del baño, algo dentro suyo hizo un tic y su ojo comenzó a dolerle como jamás lo había echo. Se sentó en el suelo del baño, al no poder mantenerse parada por el dolor. De una patada cerro la puerta y se quedo ahí encerrada, apretando con fuerza su ojo para apaciguar el dolor. Mientras que mordía su otra mano para no gritar, lo menos que quería en ese momento era alertar a su padre.

El dolor no se apaciguaba en ningún momento, no como las otras veces que bajaba un poco y después volvía con mas fuerza. No, aquella vez era muy distinta. Ya no eran punzada, era un ardor constante en toda la mitad de su rostro. Sentía como si le estuvieran acercando el rostro a una hoguera. Lo peor era que su ojo, era el punto donde mas ardor tenia. Hasta podía sentir perfectamente como este latía con fuerza. Aquello no era algo de su imaginación o algo que sintiera solo con el parpado. No. Sentía  como latía con la palma de su mano. Lo hacia al mismo ritmo que su corazón, preocupándole a Hikari que este estallara de un momento a otro.
Por otra parte, la mano que Hikari mordía comenzó a sangrar. Esta recorrió algunas partes de su brazo y callo al suelo, manchándolo con gotas de un color carmesí. Su boca comenzó a tener un sabor metálico, lo que poco después se mesclo con lo que había comido en la cena. Ella alcanzó a vomitar todo en el inodoro, pero el dolor no se disipo ni siquiera un poco. Lo único que logro que no gritara fue deshacerse constantemente de lo que había cenado.

Al final, cuando ya no había nada en su estomago, el dolor se fue. Hikari se quedo sentada al lado del inodoro, sintiéndose bien estando en ese lugar. Estaba tranquila y en paz, no sentía nada mas que relajación. Si no fuera porque sabia perfectamente en donde se encontraba, se hubiera dormido ahí mismo. Pero, al final, Hikari se levantó y camino despacio a su cama. Se acostó con un mal sabor de boca y no volvio a despertar hasta la mañana siguiente.

Hikari se dirigió directo al baño, algo que se había convertido en una rutina desde lo ocurrido. Claro que Hikari no se había olvidado lo sucedido la noche anterior, jamás olvidaría un dolor como ese. Sabia que algo le había causado, ni se sentía dolor por nada. Al verse en el espejo, lo menos que había pensado era que el color azul se hubiera desplazado de esa manera. Pero cuando Hikari lo pensó mas profundamente, tenia mucho sentido. Ella había sentido un  mayor  dolor que antes, porque la velocidad del desplazamiento había incrementado. Sea lo que sea que estaba provocando aquello, lo había acelerado la noche anterior. Ahora ya no era algo que podría pasar desapercibido por cualquier persona, ahora todos se darían cuenta. Su pupila se había partido a la mitad, la parte superior estaba de su color natural y la  inferior  de un azul brillante.

— Esto no es bueno— mencionó Hikari espantada por lo que veía. Sus manos hasta habían comenzado a temblar por lo aterrada que estaba.
Sobresaltada, se oculto el ojo bajo un mechón de pelo. Se observo en el espejó. Aquello era demasiado obvio, no había ni una razón para la cual ocultaste un ojo de la noche a la mañana. Podría decir que era por moda, pero todos sabían que a ella no poseía interés en eso. Siguió observándose un tiempo mas, pensando en una manera para ocultar su ojo sin que pareciera sospechoso. Para su desgracia, no existía ninguna forma. No importaba lo que hiciera con su pelo, se vería raro viniendo de ella.

—  Bueno, no habrá de otra que cortármelo— suspiró tomando las tijeras y una colita.

Se hizo una cola de caballo lo mejor posible, dejando un buen mechón de pelo para que tapara su ojo. Tomo su cola, calculó mas o menos el largo que quería, y de un simple tajo corto su cabello. Al terminar con esa parte, tomo el mechón que había separado y lo corto un poco mas debajo de su barbilla.  Al finalizar se soltó el cabello y tiro los  cortados al cesto de basura.  Se lo acomodo un poco  y salió del baño.

Al llegar a la sala de estar, su padre se la quedó observando con una expresión de extrañeza. Hikari  jamás había tenido el cabello tan corto. Lo que paso, fue que Hikari había calculado mal el largo y, al final, su pelo había quedado arriba de los hombros.

— ¿Y ese cambio?— se atrevió a preguntar su padre.

— Me canse de tener el pelo largo, y me molestaba mucho a la hora de pelear.

— Ya veo…¿pero porque te tapas un ojo?, eso no ayuda para nada en un combate.

— Aunque no lo creas papa, hay veces en que me doblego a las típicas preocupaciones de chicas y suceden cosas como esta.

— Si, si, eso lo se, pero respondiste a mi pregunta.

— Oh, es simple, siento que tapándome el ojo soy mas linda— respondió Hikari dando por finalizada aquella conversación.

Hikari se encontraba en el campo de entrenamiento esperando a su sensei. Aquel día Yuki le enseñaría algo para poder mejorar el justu que ella deseaba. No sabia de que se trataba, pero estaba muy emocionada. Pero, para su total desgracia, su sensei estaba retrasado. Hikari obviamente no sabia la razón, pero no dudaría en tachárselo en cara ni bien llegara. No le gustaban los retrasos, ni que la dejaran esperando sin que ella supiera la razón.

— ¡Ah, Hikari, ya estas aquí! Lamento haber llegado tarde. Unos amigos se empeñaron mucho en llevarme a desayunar.— se excusó Yuki ni bien había aparecido frente a Hikari.
Lo cierto era que Yuki  había seguido a Hikari desde su casa, manteniéndose  escondido todo ese tiempo. Él quería saber lo que hacia cuando se encontraba sola, obviamente en busca de una pista para saber lo que le ocurría a su alumna. Sin embargó, Hikari se había mantenido sentada todo ese tiempo. Al darse cuenta de que no haría nada mas que eso, Yuki decidió salir a su encuentro. 

— ¿Lo estuve esperando todo este tiempo, porque usted estaba desayunando? — hablo Hikari notablemente ofendida.

— Es que de verdad intente negarme, pero no me hacían caso. Debiste haberlo visto, Hikari-chan, ¡parecía que estaban tramando algo contra mi!— dramatizó el castaño en forma de excusa. Hikari solo se le quedo mirando con mala cara, sin creerse ninguna palabra que saliera de su boca.

— Si como no, sensei.

— ¡Lo digo en serio!

— Pero si le creo. Lo que no le creo es que se haya negado.

— …Es que tenia mucha hambre— dijo Yuki con una sonrisa inocente que no pudo hacer enojar a Hikari.

— ¡Fuu, así no podre con usted sensei!— menciono Hikari en forma de puchero.

“¿Fuu?”

Se preguntó Yuki al escucharlo de parte de Hikari,  era  la primera vez que veía que dijera eso. Aun así, le pareció bastante tierno de su parte, parecía como si quisiera hacer un puchero, pero al final no le saliera.

— ¡Bueno, terminemos con esto y comencemos con el entrenamiento! Esto que te enseñare es algo muy esencial para un shinobi y que tarda bastante en aprenderse.— Yuki callo de repente, intentando poner un poco de dramatismo. Hikari, aun sentada en el suelo, lo observaba atenta.— ¡Tendrás que subir aquel árbol sin usar las manos!...

— Ya se subir arboles usando solo las plantas de los pies, papa me lo enseño antes de que comenzaran los exámenes— le interrumpió de inmediato Hikari dejando plasmado a Yuki. Él jamás se había imaginado que Kakashi le hubiera enseñado tal cosa.

— Ah, que decepción, y yo que deseaba enseñártelo— suspiro  deprimido antes de volver a su típica compostura.— bueno, por culpa de un metido como Kakashi, no tendré de otra que enseñarte la segunda fase de ese entrenamiento.

— ¿Segunda fase?

— Así es. Como tu padre, ¡el metido!, debió decirte, este entrenamiento ayuda mucho a mejorar el manejo del chacra. Como ya escalas arboles, lo segundo que deberás hacer es caminar sobre el agua. Esto es aun mas difícil, ya no será una superficie quieta por la que deberás caminar, sino una en constante movimiento. Deberás distribuir de forma constante el chacra en las plantas de tus pies y cambiarla conforme se mueva el agua. Es algo un poco difícil, ¡pero estoy seguro que puedes conseguirlo!— le explicó Yuki sonriente mientras que Hikari lo escuchaba con suma atención.

— No suena tan difícil— comento sin pensar Hikari.

Ella se incorporo y se acerco al lago que se encontraba en el lugar. Este se encontraba en calma. El sol le pegaba a pleno y brillaba con bastante intensidad en algunas partes, era un muy lindo paisaje a vista de Hikari.
Distribuyó su chacra a las palmas de  sus pies, tal como había dicho su sensei, de una forma constante. Al apenas pisar  el agua, termino zambullida . Salió de forma rápida y lo intento varias veces mas sin lograr ninguna mejora. Aquello era mucho mas difícil que trepar arboles, tal como había dicho Yuki.

Por otra parte, Yuki observaba a Hikari desde una cierta distancia, analizaba con sumo detalle las reacciones o movimientos de la chica. No parecía haber nada fuera de lo normal, o por lo menos con él no, quizás necesitaba a alguien mas para analizar mas a trasfondo su comportamiento. Aquello de vigilar a su alumna no era muy fácil que digamos, no había tocado su casa  hacia días y andaba bastante cansado. Pero debía de estar ahí, no solo para enseñarle, sino también para protegerla de lo que la estuviera poniendo en peligro.

Kakashi le había informado  de que  alguien había metido a Hikari en un genjutsu y   que el causante se había dado a la fuga. Justo en el momento en que había ocurrido él no se encontraba en la casa de los Hatake, sino que aun estaba terminándose su café .Se sentía un poco culpable, quizás si no hubiera interceptado al padre de Hikari y llevado a la fuerza a una cafetería, él hubiera logrado impedir lo que Yuki quería pensar que era un accidente. Si, él deseaba pensar que aquello solo había sido un accidente, pero sabia muy bien que no era así. Algo como aquello era imposible que lo sea, aun cuando deseaba con todas sus fuerzas creérselo.

Hikari apenas era una niña que había entrado hacia poco en el mundo shinobi pero, desde el punto de vista de Yuki, ya se encontraba envuelta en lo que podría ser un enorme problema. No sabia lo que pasaba con ella, ni siquiera el porque estaba involucrada, él solo tenia teorías e  hipótesis. Pero estaba seguro de algo, Hikari estaba envuelta en enorme problema. No creía que fuera  de la misma magnitud que el de Orochimaru, pero podría estar bastante cerca.

Yuki sabia que tenia que abordar de nuevo la conversación que tuvieron en las preliminares, el asunto de la conversación aun no estaba terminado. Sin embargo, Yuki no creía que ese día sea el adecuado. Creía que debía esperar a que lo del genjutsu se disipe un poco de la mente de Hikari, de esa forma se encontraría mas relajada. Sabia que el entrenamiento serbia para eso, porque lograba distraerla de lo sucedido, pero también era una buena excusa para vigilarla sin tener que esconderse. Por eso no se había negado a ayudarla con la creación del justu, porque hacerlo le servía tanto a ella como a él. Porque Yuki deseaba proteger todo lo que conocía y Hikari era una de esas cosas, una de esas preciadas cosas que él era consiente que conocía.

Hikari se encontraba con la respiración entrecortada y completamente empapada de pies a cabeza. Al final, había logrado aprender como caminar sobre el agua, pero le había tomado mas tiempo del que tenia planeado. En ese momento se encontraba atardeciendo en Konoha y la temperatura con ella. En ese momento estar empapada no era muy lindo que digamos.

— Bueno, debo admitir que tardaste mas de lo que me imaginaba, pero lo lograste. ¡Bien echo, Hikari!— le felicitó Yuki con una sonrisa de oreja a oreja.

—hmh.

— Puedes tomarte unos días para pensar con mas detenimiento como quieres que sea el justu. Después podemos comenzar a entrenar.— siguió hablando Yuki.

— ¿Eso es todo?— Yuki asintió—. Entonces me iré a casa, nos vemos  sensei— comentó Hikari caminando hacia la salida del campo de entrenamiento.

Yuki se quedo en aquel lugar por unos minutos, esperando a que Hikari se adelantara, para después seguirla sin que se diera cuenta. Cuando por fin sintió que Hikari estaba lo suficientemente lejos, desapareció en una bola de humo.

Hikari entro en su casa sin muchos ánimos,  estaba comenzando a odiar  ese lugar. Era un poco gracioso si lo pensaba, hacia unos días le encantaba estar a solas en su casa con un libro y una taza de té en la mano, pero ahora era todo lo contrario.

— Bienvenida, princesa.— dijo su padre cuando la vio entrar a la sala de estar.

Hikari le dirigió por pocos segundos la mirada a su padre, antes de dirigirse a la cocina en busca de algo para comer. Ella reviso la alacena y encontró un paquete de galletas dulces que no había abierto aun. Tomo las galletas y se quedo en ese mismo lugar para comerlas, no iría a la sala, ahí se encontraba su padre y no tenia muchas ganas de verlo.
Por otra parte, en la sala, Kakashi se encontraba escribiendo un informe sobre lo sucedido en las preliminares con Orochimaru. Decidió guardarse todo el asunto de Hikari, lo único que había informado era la aparición posterior  a la huida de Orochimaru. Deseaba informarle al Hokage lo que estaba ocurriendo en persona. Hasta entonces, se guardaba cualquier información que este relacionado con el tema.

Cuando Kakashi termino de escribir, cerro el pergamino y lo guardo en su bolsa shinobi. Mañana a la mañana se lo entregaría al Hokage, en ese momento era demasiado tarde. Además, su hija no había salido de la cocina desde su  llegada y sabia perfectamente que no estaba cocinando nada. No solo era eso, había pasado de él totalmente. Hikari solo le había dirigido por unos segundos la mirada, una que no detonaba estar de muy buen humor, así que algo  le ocurría a su hija.
Caminó hasta la cocina y pudo ver a su hija sentadà en la mesada, comiendo unas galletas con chispas de chocolate. Justo cuando la mirada de Hikari se poso en él,  frunció el ceño y la aparto con rapidez sin disimular su descontento.

— ¿Por qué estas enojada?¿sucedió algo en el entrenamiento?— pregunto incrédulo,  acensándose un poco mas a su hija. Por su parte, Hikari estudiaba a sus padre de pies a cabeza, para evitar cualquier contacto afectivo. No quería verlo, menos hablar con él y  muchísimo  menos tener algún contacto físico.

— No estoy enojada— gruñó Hikari.

— A mi me parece que si.

— Pues te parece mal— dijo dando casi por sentada la conversación. Kakashi se mantuvo callado por un tiempo, solo quería pensar que decirle en ese momento a su hija.

— …¿Quieres hablar sobre…ya sabes, eso?— le propuso nuevamente, después de pasados unos días de lo del genjutsu.

— No.

— Sabes que en algún momento debemos hablar de esto, Hikari, te guste o no.

— Pues que lastima, porque no te hablare de eso.

— No te hagas la difícil. ¿Entiendes que podrías estar en peligró?— preguntó Kakashi un poco frustrado por la terquedad de su hija.

— ¿Y tu entiendes que no hablare de lo ocurrido? Estoy perfectamente, no hay ninguna razón de mencionar eso de nuevo. Entiéndelo de una vez, papa.

— Yo no veo que estés perfectamente. Desde que sucedió aquello me haz estado evitando— indico Kakashi
— No se de que me estas hablando.

— No te hagas la tonta conmigo, sabes perfectamente de lo que te estoy hablando, Hikari.

— No, no lo se. Además, jamás intente evitarte, eso te pareció a ti. Y si me disculpas, iré a mi cuarto— habló la Hatake menor dejando el paquete de galletas en la mesada y comenzando el camino a la habitación. Sin embargo, antes de abandonar la cocina, su padre la detuvo. Hikari frunció el ceño y levanto la mirada para encontrar la de su padre.

— La conversación aun no termino— declaró Kakashi.

— No tengo intenciones de seguir hablando de esto contigo— escupió Hikari apartando de un manotazo la mano que su padre.

Hikari no dijo nada mas y salió de la cocina rumbo a su cuarto. Kakashi simplemente se quedo parado en aquel lugar, intentando descifrar el rechazo repentino de la Hatake. Lo único que se le venia a la mente era el genjutsu.

No se encontraba muy segura del porque había ido a ese lugar, quizás solo quería escapar de su casa antes del entrenamiento o solo quería desahogarse con alguien. Sea cual sea la razón, lo averiguaría  tarde o temprano.

Toco la puerta dos veces y espero a que alguien de la familia le abriera, si era Hayami mucho mejor, se ahorraría platicar innecesarias. No era que no le agradaran los padre de Hayami, todo lo contrario, pero esos días no estaba de humor para charlas triviales. Todo lo que había sucedió la tenia bastante trastornada e intentar ocultarlo no le favorecía a su salud mental, pero con Hayami no tenia que hacer eso, ella ya estaba por lo menos de uno de sus  problemas. Al principio no le gusto que se diera cuenta, pero ahora agradecía que Hayami sea tan analítica hasta el punto de notar ese mínimo cambio en ella.

La puerta se abrió y dejo a ver a una Hayami en pijama. Su atuendo no variaba mucho de los tonos usuales ni de su estilo. Era un típico pijama, pero sin ningún detalle y con un simple azul marino.

— ¿Que haces aquí a estas horas, Hikari?— preguntó Hayami intentando no cabecear del cansancio.

— Veo que es uno de eso días que no duermes bien. Son las 11 para que sepas.

— Se la hora que es, tampoco es que por dormir mal pierda la noción del tiempo. Pero debo suponer que debió pasarte algo tu ojo, sino no habría explicación a que te lo taparas y te cortaras el cabello.— hablo Hayami con voz rasposa.

— Si sucedió algo con él… pero no creo que sea bueno hablarlo aquí.— dijo Hikari en un tono un poco seco, pero no se notaba tanto debió al tema que estaban hablando.

Hayami asintió y sin decir nada, se hizo a un lado para dejar pasar a Hikari. Ambas caminaron hasta la sala de estar, sin preocuparse de que los padres de Hayami estuviesen. Los padres de Hayami habían partido hacia, ya unos días, a una misión y no volverían hasta pasada una semana, así que Hayami no tenia problema en invitar a sus amigos.

— ¿Se hizo mas azul, verdad?— hablo Hayami sentándose en el sofá y junto a ella, Hikari.

— No me lo taparía si no hubiera sido así— dijo Hikari con un tono un poco decaído, podía notarse que no le gustaba para nada aquello. Pero a Hayami aquello no le sorprendía, creía que cualquier shinobi estaría en la misma situación que Hikari si le sucedía algo como aquello. Exceptuando que los demás irían al medico si algo como aquello le sucediera.

— ¿Que tan mal esta?¿Haz por lo menos pensado en ir al hospital?
— Bastante. Ya se encuentra hasta la mitad. Pero no puedo ir al hospital— explicó Hikari sintiendo que fue demasiado simple, pero tampoco quería darle tanta información.

— ¿Por qué? Si se encuentra en ese estado deberías ir, no importa si no quieres. Ya te lo he dicho, ¿no?, esto puede ser peligroso para tu salud.

— No es que no quiera, no puedo.

— ¿Por qué?.— insistió Hayami.

— … No quiero hablar de eso.
El lugar quedo en un silencio absoluto, cosa que solo intensificaba los recuerdos que Hikari quería olvidar por un momento. Pero no parecía que Hayami fuera a decir algo en bastante tiempo. Ella estaba analizando lo que le había dicho, siempre lo solía hacer con temas delicados o complejos. En ese caso eran ambos, así que tardaría mas de lo usual en dirigirle nuevamente la palabra.

— El que no puedas ir al medico, ¿tiene algo que ver con que hayas vuelto con tu padre en los exámenes?— se atrevió a preguntar Hayami, después de intentar encontrar una razón por la vual Hikari no pueda, aunque quisiera, ir al hospital.

— No, ese fue otro asunto aparte… pero Yuki-sensei y papa me prohibieron hablar del tema— le informo antes de que hiciera alguna pregunta relacionada con ese tema.

— Ya veo…

Otra vez el lugar quedó en silencio, algo que Hikari ya esperaba que sucediera. Sin embargo, esta vez no fue tan prominente como el anterior:

— … No te voy a forzar a que me digas porque no puedes ir al hospital, así que te voy a ser 100 % sincera. La verdad es que no se que hacer, aunque lo piense meticulosamente no se me ocurre nada para arreglar esto. No se nada de medicina, por eso decía que vayas al hospital, tampoco de doujustu's o sea lo que sea que tengas en el ojo. Podría decirte de ir a investigar a la biblioteca, pero yo ya lo hice y no encontré nada relacionado a lo que te sucede.— dijo igualmente desanimada, las cosas no estaban mejorando, aun cuando se había esforzado tanto esos días en buscarle una solución a su amiga. Ahora todo le estaba yendo al revés, nada estaba mejorando. Aquello para Hayami no parecía tener solución, pero siempre le habían enseñado que todo lo tenia, y eso la exasperaba. Le exasperaba no poder encontrar una solución a ese problema.

— Lo mío no es algo  que se puedan encontrar en los libros de Konoha.
— ¿Qué estas tratando de decir?—  expresó sorprendida Hayami.

— Lo que oyes. Lo mío no es algo de Konoha. Estos días me entere que soy adoptada…

— Ah, si. Ya lo sabia.— interrumpió Hayami con un tono demasiado relajado, como si fuera algo que sabia de toda su vida

— ¡¿Cómo que lo sabias?!

— bueno, en realidad no lo sabia, pero suponía que debías ser adoptada. Sin ofender, pero eres completamente diferente a Kakashi-sensei. Encima  de que no era para nada creíble que sacases todas las características de tu madre— explico Hayami.

— … Si, lo se, pero ese no es el punto. No solo soy adoptada, que por si no hay nada de malo, sino que no pertenezco a esta aldea. No se en que aldea nací o de que clan soy en realidad, pero no encontraremos nada sobre lo que me sucede en la aldea. De seguro que la respuesta se encuentra a fuera.

— ¿Y que propones?¿escaparte y convertirte en desertora para saber lo que te ocurre?.— rezongó Hayami. El solo echo de pensar en esa idea la enfurecía, no le gustaba para nada imaginar a su amiga haciendo tal cosa.

— ¡Claro que no!...aun cuando deseara con todas mis fuerzas tener una respuesta a todo esto, jamás lo haría. Solo lo decía por decir, creo. Solo quería  decírselo por lo menos a alguien. Ya se que no sirve de mucho.— se justifico Hikari con la vista baja, a vista de Hayami se encontraba mas decaída que los anteriores días. Sin embargo a Hayami no le sorprendía, debía de estar muy estresada por todo lo sucedido y el echo de no encontrar una solución la deprimía.

— No lo creas así, toda información sirve, aun cuando sea irrelevante o sumamente poca. A veces tienes que tener cosas como esa para darte cuenta de lo verdaderamente  importante en una situación…o eso dice mi madre.— menciono Hayami, dándole demasiada curiosidad a Hikari, parecía que ella lo decía por alguna vivencia suya que por algún dicho de su madre.—¿puedo ver que tan mal esta tu ojo?.

Hikari la observó por unos segundos, no dudaba en mostrárselo, pero jamás se lo había echo voluntariamente. Era un poco raro para ella hacerlo, aun cuando Hayami sabia casi todo lo sucedido esos días. Frunció el ceño por lo rara que se sentía en ese momento, pero se aparto el mechón de pelo del ojo enseguida. Por fin, por primera vez ante una persona, Hikari descubrió su ojo bicolor. Hayami se sr quedo mirando el ojo por bastante tiempo, sin decir ni una palabra. Ella no mostraba emoción alguna, solo la miraba atentamente, quizás lo único que hacia era estudiarlo de forma meticulosa. Hikari se puso un poco nerviosa al principio, en algunas ocasiones solía odiar los silencios casi eternos de su amiga.

— Después de que se pusiera así, ¿estuviste bien?— le consulto Hayami con un tono de voz que demostraba su preocupación por ella.

Sus ojos la siguieron observando, pero de una forma diferente. Hayami solía demostrar  bastantes cosas con ellos, Hikari lo descubrió muchos años después de conocerla. Eran muy expresivos, aun cuando sus cejas se encuentren en un ligar nulo. Por eso mismo pudo ver en ellos el amor y preocupación sentía, tanto que pudo trasmitírselo a ella y que lo sintiera en su propia carne. Los ojos de Hikari se humedecieron un poco al darse cuenta de lo que Hayami pudo haber sentido todo ese tiempo. Pero las mantuvo y se las trago, como lo hacia las mayoría de noches después del genjutsu y varias antes de eso.
Miro a Hayami sin poder ocultar lo que sentía en ese momento, tristeza. Ella no se había sentido bien después de que la mitad de su ojo se tornara azul, terminó vomitando todo lo que había cenado. Sin embargo no le iba a decir eso a si amiga, no quería preocuparla mas de lo que ya estaba. Hayami había ido hasta la biblioteca para poder encontrar una solución para su problema, solo por ser amiga suya y por la preocupación que debía tener. Hikari lo agradecia, pero no quería involucrarla mas en todo ese asunto.

— Solo me dio un fuerte dolor en el ojo, pero después de eso estuve perfectamente, como si jamás hubiese ocurrido. Imagínate que no me di cuenta que mi ojo estaba así hasta que me mire al otro día— sonrió Hikari para relajar un poco el ambiente.

— ¿Me estas diciendo la verdad o solo lo que quiero escuchar?.— desconfió Hayami arrugando el ceño.

— ¡Obvio que te estoy diciendo la verdad!¡¿como puedes imaginar que te diría otra cosa  hablando de un asunto como este?!.

— Perdón, solo me quería asegurar— respondió con una pequeña sonrisa en su rostro, una de las  pocas que solía hacer en el año.
Hikari le devolvió a sonrisa y prosiguió a cambiar de tema de conversación, tampoco quería estar todo el tiempo hablando de si ojo con ella. Solo deseaba hablar con ella de cualquier tema trivial, aun cuando ninguna de las dos le gustaba mucho eso, pero sabia que Hayami se lo agradecería. No importaba de lo que hablaran, después de estresarse por un problema que no podían resolver, disfrutaban aun mas de las charlas sin importancia.

Hola,lamento la tardanza,la universidad no me deja tiempo. Literalmente solo tengo 5 o 6 horas para hacer las tareas, antes de tener clases. Y bueno, tambien por todo lo que esta sucediendo,no estoy llevando bien el encierro,perdon.
Ya lo habia escrito hacia mucho tiempo,pero me costo corregirlo.

Lo bueno es que es bastante largo, asi que espero que lo disfruten, intentare corregirlo lo mas rapido que pueda para subirlo.¡Porque se esta viniendo lo bueno,yea!

Yoake no HikariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora