Siento la tarzanda! Mi vida es un puto caos
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Madison Collins era una mujer de avanzada edad, muy conocida en el pueblo al igual que su marido.
Humildad, hospitalidad y cercanía eran unos adjetivos que la describían a la perfección.
Siempre tenía una sonrisa preparada para dedicársela a todo el que se dirigiera a ella, y rara vez se la veía enfadada o agobiada.Su aspecto afable hacía que se ganara el cariño de todos quienes la conocían. Incluso Tony, que apenas la había visto, ya empezaba a sentirse a gusto con ella aunque no llevara ni dos días allí.
Al entrar en casa, la encontró preparando café, y se acercó para saludarla con un beso en la mejilla.
-¡Vaya, cielo!-se sorprendió-. Veo que se te está pasando el enfado.
-Sigo enfadado con mis padres-le aseguró. Parker entró en la casa tras él-, pero el abuelo y tú no tenéis culpa de lo que me están haciendo. Por cierto, ¿dónde está?
-Ha salido a pasear-Miró tras su nieto descubriendo al muchacho-. ¡Hola, Peter!
-Señora Collins-respondió, sonriéndole-. ¿Qué tal está?
-Muy bien, ¿y tus padres?
-Mi padre en la panadería, y mi madre en el huerto.Tony agarró una de las sillas de mimbre y se sentó frente a la mesa.
-Peter me ha estado ayudando a sacar a las ovejas. Y ha parido una.
-¿Ah, sí?-La mujer les acercó un par de tazas de humeante café con leche-. ¿A que es precioso?
-Precioso no es la palabra que usaría para describirlo.
-Se ha mareado-se burló Peter.
-¡Parker!Era demasiado tarde para evitar que su abuela y el muchacho se rieran a la par.
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Steve Rogers paseaba por las calles del pueblo con las manos metidas en los bolsillos.
La tarde había refrescado un poco, y una suave brisa le susurraba en los oídos.
Se detuvo a la sombra de un árbol, sentándose bajo el mismo para descansar.
Los días de verano resultaban aburridos, ya que no había mucho que hacer por allí.
Dedicaba la mañana a ayudar en casa y en el huerto de sus padres (rara era la familia que no cosechaba sus propias hortalizas), pero las tardes se le hacían eternas.A veces las pasaba en la librería de los Odinson, pero no siempre le apetecía presentarse allí y aguantar al matrimonio, así que a veces, como aquella tarde, optaba por dar un paseo.
Todo era más divertido en época lectiva, cuando se iba a vivir de lunes a viernes a su piso de estudiantes en la ciudad.
Arrancó inconscientemente una margarita que crecía a pocos centímetros del árbol, y cuando quiso darse cuenta se encontraba quitándole los pétalos al son del Me quiere, no me quiere.
Se ruborizó al ver lo que estaba haciendo, y arrojó la flor denigrada todo lo lejos posible de él.
Pero era demasiado tarde. Ya le habían visto.
-¡Ay, ay, ay, Stevie! No sabía yo que te gustaba jugar a esas cosas.
Barnes llevaba una camiseta sin mangas, dejando ver sus brazos musculados, y unos vaqueros hasta las rodillas.
Se acercó sonriendo al más joven, sentándose a su lado y buscando directamente su boca.
Rogers retiró la cara.
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Luna llena (Starker, Thorki & Stucky)
FanfictionA sus veinticinco años, Tony Stark jamás ha conocido la escasez. Hijo de padres millonarios, gasta su tiempo en fiestas y caprichos. Su altanería es tal que sus padres necesitan ponerle freno antes de que sea demasiado tarde. En un intento por poner...