4. SACAR A LAS OVEJAS

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Sus padres no habían dejado de insistirle en que acudiera a echarle una mano a Scott Collins con su nieto.
Por si fuera poco, Thor ya le había dado la tabarra aquel día al encontrarle de camino a la librería.

Todos querían saber cómo era aquel recién llegado de la alta hegemonía de primera mano, y el único que podía acercarse con una buena excusa era Parker.

—Está bien. Iré—se rintió en casa. Tenía los oídos rallados con la voz insistente de su madre—. Y que conste que, si voy, es para ayudar a Scott, que es muy mayor y muy buen hombre. Me llevo a los perros para ayudar con el rebaño.

Salió por la puerta trasera de la casa donde se encontraban Laica y Roy, sus mascotas, durmiendo en sus respectivas casetas de madera hechas por Peter cuando los acogió años atrás.

Les silbó, llamando su atención. Los perros despertaron y salieron de las casetas a trompicones. Peter sonrió y se agachó a acariciarles mientras estos le lamían, moviendo las colas y ladrando con entusiasmo.

Para Peter Parker, Laica y Roy no eran sólo sus perros sino también sus amigos, casi como hermanos. Le ayudaban con el rebaño y ejercían como protectores del hogar.

Laica era un labrador retriever color blanco amarillento con las orejas y el hocico en un tono más oscuro.
Roy, por el contrario, tenía rasgos de pastor belga, aunque no era de una raza definida. El color canela teñía su hocico, las orejas y la zona alrededor de sus ojos marrón oscuro.

Sin duda, el macho era su preferido, pues había compartido más momentos con él. Podía considerarle su mejor amigo, con quien daba largos paseos, le contaba sus preocupaciones (no le importaba que el animal no le entendiera) y le lloraba sus penas.

—Vamos a la casa de los Collins—les dijo a sus mascotas—, a ayudarles un poco con las ovejas. ¿Qué os parece?

Se despidió de su madre. Acortó la distancia que le separaba de la casa de Scott y Madison dando largas zancadas y seguido por sus alegres perros, los cuales comenzaron a ladrar cuando Danko, el enorme y viejo San Bernardo de los Collins, salió por el hueco bajo la verja para saludar y olisquear a sus amigos.

—¡Danko, espera!

Peter escuchó aquella voz, desconocida para él, y vio que la puerta de la verja se abría para dejar salir al nieto de Scott y Madison, corriendo hasta el perro.

—Hola—le saludó el chico, resoplando—. Perdona, el perro este es muy pesado. No sé qué hacer con él.

Viéndole de cerca, Peter observó que el veinteañero era bastante más atractivo de lo que creyó apreciar cuando le miró con sus amigos desde la distancia.
Pelo castaño oscuro, ojos marrones y grandes, boca rosada de labios carnosos...
Era un poco más alto que él. Parker tuvo que tragar saliva al encontrarle tan atractivo y tenerle tan cerca.

—Te veo algo apurado—comentó después, metiéndose las manos en los bolsillos e intentando aparentar serenidad.
—No te creas. Me estoy acostumbrando—respondió con voz queda, mirando a Danko y sin atreverse siquiera a tocarlo.
—¿Qué tal todo? ¿Cómo te sientes?—le preguntó—. Eres el nieto de los Collins.

No era una pregunta, sino una afirmación rotunda. Tony puso los ojos en blanco.

—Veo que soy el tema de conversación del pueblo.
—Es normal—le explicó, balanceándose con la planta de sus zapatos—. No suceden muchas cosas por aquí—Echó un vistazo a su atuendo—. Esa ropa es de Scott, ¿verdad? Te queda bien.
—Es una mierda—soltó sin miramientos—. Prefiero mi ropa de marca, pero no quiero ensuciármela.
—Tampoco te quedaba tan bien—bromeó.
—¿Y cómo lo sabes?—inquirió, escudriñándole con la mirada—. ¿Acaso me viste? ¿Es que todo el pueblo está pendiente de mí? ¿No tenéis nada mejor que hacer?

Luna llena (Starker, Thorki & Stucky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora