3. HUMILLACIÓN

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Os dejo el capítulo 3, gentecilla ^^

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Había tenido serias dificultades para encontrar una postura cómoda en aquel mullido colchón pero, finalmente, completa e incómodamente acurrucado había conciliado el sueño.

Debían de ser las seis de la mañana cuando el gallo de la granja de su abuelo comenzó a cantar de forma estridente a la par que escuchaba un despertador sonando en la casa.

Abrió los ojos d golpe. Se incorporó, apoyándose sobre los codos, y echó un vistazo a su alrededor para cerciorarse de que no había sido todo un sueño, sino que realmente estaba en aquel pueblo medieval.

—¡Arriba, Tony!

Su abuelo entró de golpe en la habitación, dándole un susto de muerte.

—¡Hora de desayunar!

¿Cómo podía alguien tener tal energía tan temprano? El sol apenas comenzaba a asomar en el horizonte, y Tony hubiera dado la mitad de su fortuna con tal de poder seguir durmiendo un poco más.

—Es muy temprano, abuelo—se quejó, frotándose los ojos.
—Hay que aprovechar hasta los primeros rayos de luz—le informó con alegría—. Baja a la cocina. Tu abuela está haciendo unas deliciosas tortitas para desayunar.



Quizás, sólo quizás, mereció la pena levantarse a tal tempestiva hora con tal de probar las tortitas. Madison era muy buena cocinera, y cuando Tony bajó sintió que salivaba al ver la pila de tortitas situada en el centro de la mesa, con el bote de sirope de chocolate listo para ser usado, los vasos llenos de zumo natural de naranja y el olor a café recién hecho entrando en sus fosas nasales.

—Buenos días, Tony—lo saludó la mujer—. Siéntate con tu abuelo. Necesitáis ganar energía para hoy.

Dio buena cuenta del desayuno, cuyo sabor no tenía nada que envidiar a la comida que Karen le preparaba. Al menos, pensaba, había algo que no iba a echar de menos.

Mientras mantenía la boca llena, sus abuelos hablaban entre ellos:

—Deberás traer algo de lechuga del huerto—le explicaba Madison a su marido—, y también tomate. Acuérdate también del conejo para hacerlo hoy con arroz.
—Tony vendrá conmigo y me ayudará—le dijo el hombre, haciendo que su nieto le mirase con los carrillos llenos de tortitas—. También voy a arar un poco para plantar sandías, así que me irán bien los brazos fuertes del chico.
—¿Qué?—Tony le miró con pavor—. ¿Tengo que...?
—Ayudarás al abuelo con el motocultor—le indicó la mujer—. Así, mientras tú remueves la tierra, él va haciendo las calles para poner la simiente.
—Pero yo no he hecho eso nunca, abuela. No sé ni qué narices es un motocultor. No entiendo nada.
—Es tarea fácil—le tranquilizó el hombre—. A veces me ayuda un muchacho del pueblo, Peter Parker, muy simpático. Ahora que estás tú, no necesito llamarle.

Stark comenzó a sentir gotas de sudor frío recorriendo su espalda.

—Pe.... Pero...

Su abuelo se puso en pie.

—Te espero detrás de la casa.

Caminó hacia la puerta, recogiendo su sombrero de paja de la percha antes de salir.

—No pongas esa cara—le dijo su abuela—. No es para tanto.
—Pero abuela... Yo no sé cómo funciona el multicultivador ese.
—Te va a gustar—le prometió—. Date prisa en desayunar y vístete, o Scott se pondrá nervioso.

Luna llena (Starker, Thorki & Stucky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora