Luna llena (Starker, Thorki & Stucky)

13. TRANSFORMACIÓN

Bueno, mi gente, aquí la cosa se empieza a descontrolar!

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Steve despertó desorientado, olvidando por unos momentos dónde se encontraba.

Segundos después, su cerebro despertó también y le hizo reconocer la habitación del apartamento donde solía vivir.

Le dolía horrores la cabeza. No volvería a beber. Nunca más.

Miró a su alrededor y descubrió a Bucky durmiendo junto a él.

Quiero follar

Su rostro explotó en diferentes tonalidades rojizas cuando recordó el ridículo que había hecho la noche anterior.

—Dios, no—Se palmeó el rostro.
—Ayer estabas muy espitoso—dijo entonces la voz del profesor, que estaba despierto pero mantenía los ojos cerrados.
—Lo siento. Me excedí bebiendo y seguramente hice el ridículo.
—Seguramente no. Lo hiciste. Es un hecho—se rió—. No parabas de gritar que te follara, pero los gritos de Peter acabaron opacando los tuyos.
—¿Los gritos de Peter?

James abrió los ojos.

—Parece que se lo pasó muy bien con el niño rico—Se levantó—. Deberíamos desayunar y volver al pueblo.

Se vistió, y estaba a punto de salir por la puerta cuando...

—James.
—¿Qué pasa, Stevie?
—Siento... mi insistencia—se disculpó—. Recuerdo haberme puesto muy pesado, pero no lo podía controlar.
—Descuida—le sonrió de forma tranquilizadora—. Todos nos hemos pasado bebiendo en alguna ocasión.

Volvió a la cama para darle un beso en los labios, y entonces salió definitivamente de la habitación.

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Tony miró a través de la ventana de su habitación, buscando la luna llena que correspondía a aquella noche según el ciclo del satélite.

Sin embargo, la noche presentaba algún que otro nubarrón que le impedía encontrarla.

Estaba sentado en el escritorio, sosteniendo el libro sobre hombres lobo que había alquilado en la librería.

En el piso de abajo, oyó el cierre de cerrojos por parte de su abuelo, protegiéndose como la última vez.

Terminó de leer y se metió en la cama, intentando dormir, pero le resultaba imposible.

Todo lo que decía aquel libro era interesante y ponía la piel de gallina, pero no dejaba de verlo como algo de pura fantasía.

¿De verdad iba a creerse esa patraña?

Sin embargo, todo el pueblo tomaba medidas durante las noches de luna llena. Algo, lo que fuera, acechaba sólo en aquella etapa lunar y acababa con el ganado.

Hombres lobo o no, había motivos para temer.

Debían de ser las dos de la madrugada cuando escuchó aquellos aullidos, casi guturales, arrasando la villa.

Se levantó de la cama y abrió la ventana, escudriñando en la oscuridad. El pueblo tan sólo permanecía iluminado por la luz de las farolas.

No había ni rastro de aquellas bestias.