15. ¿CÓMO TE CONVIERTES EN HOMBRE LOBO?

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James Barnes mojó la gasa en agua oxigenada y la pasó por las heridas que Tony tenía en los brazos.

—Suerte que Peter no llegó a ponerte las garras encima—le dijo.
—No quiero volver a ver una zarza en mi vida—manifestó él, que estaba sentado en el sofá, sin camiseta, mientras el profesor examinaba todas las marcas de la noche anterior—. Así que sois hombres lobo.
—Yo no. Dios me libre—respondió Loki, ganándose una mirada reprobatoria de Thor—, pero Bucky, Peter y Thor sí. Cada luna llena se alejan todo lo posible de la zona poblada del pueblo para evitar causar daños.
—Podemos controlarnos—intervino Thor—, pero a veces resulta complicado. Cuando estás transformado, distingues una gran variedad de olores, y el de ganado vivo y fresco es demasiado tentador. No siempre podemos reprimirnos, y ya hemos causado alguna que otra masacre.
—Es difícil razonar cuando estás así—explicó Bucky, cogiendo otra gasa y pasándola por el pecho de Tony, donde tenía marcas de pinchazos—. Tu cerebro muta, y lo ves todo de forma distinta. Resulta complicado pensar como un humano. Es más cómodo actuar por instinto. Se precisan de algunos años para controlarlo.
—A Thor aún le cuesta—comentó Loki, dándole al aludido un golpe en el hombro—. Es el responsable de las últimas masacres que tienen al pueblo en vilo.
—No puedo evitarlo. Las vacas están tan ricas...

Bucky terminó de curar a Stark, quien volvió a colocarse la camiseta.

—Pero entonces... Si Thor lleva poco tiempo... Tú...—Señaló al profesor—. ¿Quién le atacó?
—Sí. Fui yo—asintió James, sentándose a su lado en el sofá—. Cuando me mudé al pueblo, años atrás, bajé por la ladera en busca de comida. Esa noche de verano, Loki y Thor habían decidido pasear juntos cerca de la montaña. No encontraba ningún animal salvaje, y Thor se me antojó realmente apetecible.
—A mí también—le dijo Loki—, pero no me lo como de forma literal.
—¡Loki!—lo reprendió Steve—. Deja que Bucky continúe.

El profesor puso los ojos en blanco.

—Gracias, Stevie. Como iba diciendo, no pude reprimirme. Ataqué a Thor, arañándole el pecho, pero logré vencer a mi instinto y me detuve mientras ellos huían. A través de la herida le transmití esta maldición—Miró a Stark, que había palidecido—. Nos has dicho que Peter no llegó a tocarte, ¿verdad?
—No. Todas mis heridas son por las zarzas. Roy me protegió.
—Eso es una buena noticia—manifestó Thor—. No queremos más neófitos. Con Peter tenemos bastante.

Era, sin duda, la conversación más surrealista que Tony había tenido jamás. Mucho más que aquella que mantuvo con su amigo Banner aquella noche que probaron las setas alucinógenas.

—Sólo debes saber qué hacer para evitar contagiarte—le dijo James.
—Lo sé—asintió Stark—. Lo leí en el libro de los hombres lobo que le pedí a Loki.

Todos miraron al librero.

—¡Qué! ¿Queríais que le prohibiese leerlo? Estaba haciendo muchas preguntas. No podía darle más motivos para sospechar.
—¿Y qué dice ese libro?—le preguntó Rogers.
—Pues...—Cerró los ojos, recordando—. Evidentemente, puedes contagiarte si un licántropo te hiere. También si duermes desnudo a la luz de la luna, eres el séptimo hijo varón de una familia y no estás bautizado, bebes de donde haya bebido el...—Se calló, mirando a Loki—. ¡ACABAS DE BEBER DE LA LATA DE CERVEZA DE THOR!

Loki sonrió, encogiéndose de hombros y dándole otro sorbo.

—¡¿Te da igual?!
—No es que me dé igual. Es que no tenía ni idea de las chorradas que decía ese libro. Nunca me dio por abrirlo.
—Eso que has leído no es cierto—le dijo Thor—. Sí que lo es que la maldición se contagia si el licántropo te hiere, pero no lo demás. Eso son fantasías, seguramente escritas por personas religiosas. No se contagia por transmisión de saliva.
—¡Pero sí de sangre!—exclamó de pronto Tony, levantándose—. ¡Oh, Dios! ¡Que yo he follado con Peter!

Los demás le sonrieron, transmitiéndole calma.

—Tranquilo—le dijo Steve—. Eso tampoco es verdad. No sabemos a ciencia cierta qué es lo que hace que la mordedura y las garras de un licántropo te contagien, pero desde luego no es por transmisión sanguínea.
—De lo contrario—le dijo Loki—, yo estaría contagiadísimo—Miró a Thor y le guiñó un ojo.

El rubio le dio un golpe en el pecho, tirándole la lata de cerveza, y su marido comenzó a forcejear con él mientras se reían.

James se masajeó las sienes, pidiendo paciencia al cielo, hasta que se detuvo y los miró.

—¡Basta! Estamos teniendo una conversación seria—Miró fijamente a Stark—. Es importante que no cuentes nada. Nadie de por aquí lo sabe. Todos son conscientes de que hay algo durante la luna llena que a veces ataca al ganado, pero no deben saber que somos nosotros, ¿entendido?

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Otro capítulo insultantemente corto. ¡Mil perdones! Seguiré actualizando pronto. 

Luna llena (Starker, Thorki & Stucky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora