Mucho Más Que Solo Sexo

1.7K 96 0
                                    

Pov Poché

Me encontraba en mi camerino, estaba colmada de toda esta situación, necesitaba poder entender lo que a mí me pasaba por un segundo, yo pensaba que todo el drama lo iba a tener yo con todo lo que era nuevo para mí, pero fue mucho más complicado de lo que creí, los problemas que tenía Calle eran demasiado para que yo aguantará, y no por qué no quisiera, si no que mentalmente me saturaban.

Sus amigas eran insoportables, y más que todo Nela era la que tenía un problema conmigo, siempre estaba en desacuerdo de mis salidas con Daniela, algo le molestaba que no llegaba a entender del todo.

Me estaba desmaquillando mientras al mismo tiempo lloraba, sentía que todo estaba mal, y que nunca iba a lograr sentirme "normal" o bien con lo que a mí me pasaba, seguía en un proceso, y no es como que de un día al otro yo acepte al 100% que me gustaban las mujeres, y se que pasó bastante tiempo, pero aún es difícil. Todavía evitaba a mi papá, el era sumamente católico, y me daba miedo lo que el pudiera llegar a decir, pues que dos mujeres andarán no era algo "natural" o "normal"  según el.

Más que todo, el drama con Daniela, me hacía entender que quizás, yo debería conocerme a mi misma de otra forma, tenía curiosidad, y siempre la curiosidad mata al gato.
Necesitaba entender si ella era la única que me iba a producir esto, o si cualquier persona, en este caso mujer, me iba a volar la cabeza como lo hacía ella.

Salí al pasillo en dónde se encontraban Valeria y Antuan ensayando, me sume a ellos para poder desquitarme y sacar de mi mente todo este lío, aunque era un poco difícil cuando la música con la que bailabamos era de nada más ni nada menos que Daniela Calle.

— Tú, me debes un almuerzo — dijo Valeria al verme entrar en la coreografía.

— Tienes razón — sonreí por primera vez en esa tarde. — mañana? Antes de venir aquí. — asintió guiñando su ojo.

Le dieron play de nuevo a la música, pero fue interrumpida por los gritos que salían del camerino de Daniela, mi expresión de preocupación fue notoria tanto que me acerque un poco a la puerta, escuché un aplauso, o es lo que pensé hasta que sentí el gritó de ella, estaba segura que eso fue un golpe.

Intenté llegar a la puerta pero Valeria me detuvo, ella también presenciaba la situación.

— Suéltame! — me quejé intentando salir de su amarre — Valeria! — pero era inútil, me decía que no podía entrar, que esperara.

Estaba segura de quién podría ser, seguramente detrás de la puerta se encontraba Germán, y así lo comprobé al verlo salir con su maletín.

— ¡¿Que le hizo?! — grité en su dirección.

— Tú, tu eres quien anda arruinando todo — se acercó pegando su aliento a mí, gracias a dios Valeria no me soltaba, si no le habría dado un buen golpe en sus pelotas.

— Yo no arruiné nada, usted es el que no entiende que su hija solo quiere amar y ser amada — frunció el seño.

— No me vas a decir cómo tengo que educar a mi hija, descarrilada. — se alejó, y por fin me solté.

— ¡¿Como me dijo?! — empuje ligeramente su cuerpo, firme se posó en frente mío con una mirada penetrante que me dió un miedo que hace años no sentía. — No soy ninguna descarrilada, y por favor deje a su hija en paz, no le hace bien creer que usted puede cambiar, cuando eso ya es imposible. — Mí voz salía un tanto temblorosa.

— Me vuelves a tocar, y te voy a poner una maldita denuncia. — me señaló con el dedo.

— Si usted vuelve a lastimar a Daniela, va a tener que hacerlo, por qué juro que no se va a olvidar de mi cara. — me miró con desprecio y dió la vuelta para alejarse, todos me miraban, era el punto de concentración.

Bonita Casualidad - CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora