En Llamas

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Baje de mi auto lo más rápido que pude, toque repetitivamente el timbre hasta que la voz de Valentina apareció en el sitofono. El sonido de la puerta me indico que ya podía abrirla, me dirigí al ascensor para marcar el piso 7. Ya ahí, toque timbre en el departamento C. La puerta se abrió dejándome ver a una poché un tanto distraída en una taza de café. Saludé a Vale y me acerque a la encimera para verla.

Apoyé mi mano en su hombro a lo que ella respondió en un abrazo, sus brazos se pegaron a mi cuerpo y su cara se escondió en mi cuello.

— Amor...— dije correspondiendo su abrazo. — Estoy aquí, Si? — besé su cabeza, acariciandola.

— Gracias — beso mi mejilla.

— ¿Estás bien? — pregunté acariciando su cabello.

— Si, solo fue un susto. — me miró apenada. — No quise interrumpir la salida con tu mamá, perdón.

— Gorda, tranquila. Ya había salido. — Obviamente estaba mintiendole, ella creía que yo había ido a ver a mi mamá cuando en realidad, fuí a ver a Laura. No sé lo quería contar por qué no quería problemas. Se que está mal. Pero siento que quizás así sea un poco más fácil mi amistad con Lau.

— Bueno, gracias de todos modos — sonrió apenada nuevamente.

— ¿Que quieres que hagamos? — limpie con la yema de mi dedo una lágrima casi seca que había en su mejilla.

— Quiero irme, por favor — su voz se sentía pesada y congestionada. Asentí besando su frente y me alejé para que tomara sus cosas.

— Bueno, vamos? — dije cuando ya tenía todo listo.

En eso el papá de poché apareció por un pasillo, me miró de reojo y se dirigió a su hija. Le tomó la cara y beso su frente. Yo permanecía sin saber que decir o como actuar.

— Yo solo quiero tu felicidad, hija. Me duele que no hayas confiado en decirme cuando Mario te lastimó, o que no sabías que te estaba pasando...— hizo una leve pausa, como si le costara decir algo. — "esto". — me miró de reojo — Necesito perdonarte pero ahora mismo no puedo.

Tenía una rabia demasiado alta, ¿Poché debía pedirle perdón por reservar su vida privada? A qué carajo jugaba este hombre? ¿Acaso pensaba que esto solo le afectaba a el?

Ella lloraba desconsolada, sus lágrimas parecían una lluvia fuerte. Valentina miraba en silencio la situación. Y yo, intentaba no gritarle a su padre.

— Perdón papá, nunca quise que sientas que no confío en tí. Yo...no sabía que me ocurría. Tenía miedo. — dijo entre lágrimas desconsoladas. Me acerque apoyando mi mano en su hombro, el solo miro mi mano con desprecio. Yo no decía nada pero a la vez lo decía todo con mi mirada.

— No era tan difícil decirme que tenías miedo. De todas formas eso es lo de menos hija, tú me ocultaste la violencia de tu novio. Yo podría haber hecho algo María José. — mi vaso estaba por los cielos, no podía permitir que disminuyera el sufrimiento de ella. El no tenía idea de lo que era estar en esa situación, ni el, ni yo, ni nadie.

— Deberías habermelo dicho — fue lo último que pude soportar.

— ¿Y usted que cree que es sumamente fácil aguantar golpes, y quedarse callada? No es el único que está sufriendo señor. — dije elevando mi voz pero tratando de ser de lo más respetuosa.

— Calle, no — dijo Poché pidiendo silencio. Pero no podía.

— Tu no te metas, ya bastante arruinaste a mí hija — levantó su mano en forma de silencio, pero lo que menos le iba a dar era silencio.

Bonita Casualidad - CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora