❁ « Everlasting - Chaennie » ❁

•9•

Roseanne.

Será algo cursi esto, lo sé y perdónenme por hacerles leer esto, pero es necesario.

Una de las tantas cosas que me encanta de Jennie y se estarán preguntando que es, con gusto yo se los diré.

En mi caso, cada persona tiene una forma de poder expresar sus sentimientos e incluso su belleza, el de Jen, eran sus ojos, ellos mostraban sus sentimientos más sinceros y al momento de tomar una foto, estos eran su punto fuerte.

En medio de esa tormenta, aparte de todo lo que hacíamos, yo no podía parar de mirar sus ojos, siempre brillaban, como si estos fueran piedras y lo hubiesen pulido a la perfección, no sé si era por eso o por otra cosa, pero eran maravillosos, podía verlos siempre y nunca cansarme.

Sus ojos eran la ayuda que necesitaba para saber si algo estaba mal o bien, si estaba incómoda o estaba tranquila, era como una guía de emociones y agradezco de haberme fijado de ese detalle. Cosa que, ahora me pregunto el cómo es que tenía la capacidad de saber que era lo que sentía de solo verla.

—Roseanne, hay veces que me miras mucho, ¿puedo saber por qué?—

—Las personas a veces son capaces de demostrar lo que siente a través de lo físico, y estoy segura de que tus ojos lo son, me gusta mirarlos y saber si realmente estás bien o mal, si tienes algo que te inquieta o si estás en paz. —

— ¿En serio?, entonces... Tu cara, es el que muestra tus sentimientos. —

—Mamá piensa lo mismo, no puedo evitarlo, al menos tus ojos podrían pasar por desapercibido, pero mi cara no, Jen, ahora mismo, si veo tus ojos puedo decir cómo te sientes. —

—Rosie, sabes que en estos momentos yo estoy feliz, eso sería demasiado fácil. —

Solo quería buscar una excusa para seguir mirándola.

—Pero Jen. —

Aquí es donde aplicaba mi táctica de hacer aegyo.

— ¡ChaeYoung!—

Y cubrió su cara para evitar la risa.

—Está bien, te lo demostraré en otro momento. —

—Te daré algo si llegas a acertar. —

—Tengo la práctica hecha. —

A veces pensaba que era muy arriesgado mirarla tanto, porque mis emociones se disparaban y se me haría complicado poder mantenerlos en control, porque sabía que de solo mirar unos ojos cualquier cosa podía pasar y no quería arriesgar a que el resultado sea lo que arruine todo.

¿Y pude acertar después de eso? Sí, lo acerté, pero llegó un punto en el que se volvió complicado y no lograba descifrarlo.

Pero con saber de qué pude hacer esos ojos parte de mi vida y apreciarlos se me hizo más que suficiente, los sigo recordando. Para unas personas, los ojos realmente eran la puerta del alma, los míos eran cámaras y las fotos invisibles que le tomaba a sus ojos y quedaban guardadas en mi mente, era una de mis favoritas.

—Roseanne. —

—Jennie. —

— ¿Estás feliz?—

— ¿Tu lo estás?—

—Mentiría si digo que no. —

—Y tus ojos te delatarían. —

—Me quitaré los ojos y te los daré. —

—Si lo haces no me verás más, ¿seguirías estando feliz sin verme?—

—Solo por esta vez me ganas. —

Los ojos de Jennie era uno de sus maravillosos rasgos, cualquiera que pasara por la calle lo notaría, pero al parecer en su vida nadie se había percatado de lo que los ojos de ella podía expresar, por lo que me encargué de que lo supiera, de que eran hermosos y que así como podía cautivar con ellos, también podía ser la causa de una sentencia de muerte.

Porque sí, tanto ella como esos ojos, tenían un carácter potente en ciertas ocasiones y que incluso, a mí me intimidaba aunque no fuese por algo que hice o dije, y estoy eternamente agradecida de eso.

Otra cosa que me encantaba, es que cuando le tomaba fotos, ya sea porque nos gustaba hacer ciertas sesiones o por diversión, cuando el sol pegaba de frente y se topaba con ellos, santo Dios, era increíble el color que se reflejaba.

Kim Jennie simplemente era hermosa tanto física como en el alma, por aquella belleza fue mi caída. Yo no sabía en qué me estaba metiendo pero era fantástico, nunca le puse un alto y me había dado cuenta cuando ya era demasiado tarde, pero no me arrepentí.

Aunque cometí errores, que he pagado, sé que si pudiera verla en este instante, sabré lo que diría sin decir una palabra.

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