Capitulo 55

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Prologo – La Diosa es la Reina de una Despiadada Ciudad Lasciva

Luces distantes brillaban en la humeda oscuridad de un pasillo rocoso.

Los puntos parpadeantes creaban largas sombras a los pies de los monstruos. Los Hellhounds que respiraban fuego gruñían mientras olfateaban el aire.

El pelaje blanco de un grupo de Al-Miraj con cuernos chillaban mientras miraban alrededor inquietos con sus adorables caras y flexibles orejas de conejo, saltando regularmente con sus patas. Las bestias estaban cazando, usando sus extraordinariamente agudos sentidos del olfato y del oido para localizar a los invasores lo suficientemente locos para entrar en su territorio.

Los monstruos rastreaban a sus presas mientras serpenteaban su camino a través de los innumerables túneles del intrincado laberinto conocido como el Calabozo.

En algún lugar en lo profundo—*KASHH* *KASHH*

Sonidos de excavacion resonaban atraves de los pasillos.

--Hey... ¿Este realmente es el lugar correcto para extraerlas?

--Ahhh, ¿Dudas de la información de Lili? Lili hizo la investigación apropiada, y sabe que los Aventureros de Clase Alta llevan a la superficie muchas de esas piedras de esta área.

Una chica joven utilizaba una Lámpara Portátil de Piedra Magica para iluminar un área para que el hombre joven golpeara su piqueta en la pared de la caverna.

Welf y Lili trabajaban en un rincón oscuro del Calabozo mientras discutían silenciosamente de ida y vuelta.

--Welf-dono, Lili-dono... ¿Todavía no hay éxito?

--Los monstruos podrían estar aquí en cualquier momento...

Dos nuevas voces bajas se unieron a la conversación procedentes de Mikoto y Cris.

Los cuatro Aventureros tenian cuidado de mantener sus cuerpos bajos y fuera de la vista. El chico de ojos rojo rubi y cabellos blancos y la joven con largo cabello negro atado en una cola de caballo estaban sentados muy cerca de donde Welf y Lili estaban ocupados con la pared de la caverna.

Cris y Mikoto estaban sirviendo como vigias. No hace falta decir que estaban vigilando a los monstruos.

Estaban en una pequeña habitación semicircular al final de un pasillo largo y estrecho. Los cuatro habían venido aquí a extraer del Calabozo una piedra específica. Si un grupo de monstruos venía por el único camino o salía de los muros a su alrededor, no habría escapatoria. Sin un final a la vista para su misión, uno de los dos vigias humanos arrojaba otra gota de sudor nervioso cada vez que la piqueta golpeaba el muro de piedra.

El muro que Lili y Welf enfrentaban llevaban las cicatrices de su trabajo mientras cientos de pedazos de piedra cubrían el suelo a su alrededor. Aún así, todavía no habían tenido exito, y cuando Cris escuchó las disputas improductivas de la pareja con una expresión ilegible en su rostro, pasó a ver una piqueta de repuesto a los pies de Welf.

Abandonando su puesto, el chico fue a recoger la herramienta y se puso a trabajar.

La herramienta en sí estaba hecha del mismo material que muchas de las armas y armaduras utilizadas por los Aventureros. Intentandolo, Cris oscilo la herramienta metálica contra la pared de la caverna unas cuantas veces.

Justo cuando comenzó, la roca se desmoronó y algunos objetos centelleantes cayeron al suelo.

--Ah.

--¡AH!

--¡AH!

--¡AH!

Unos destellos de luz les llamo la atención mientras el mineral rodaba por el suelo.

La Aventura De Un HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora