Capitulo 79

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Prologo – Encuentro

Agudas y entrecortadas respiraciones resonaban.

El techo, las paredes y el piso de esta zona del laberinto eran completamente amplias.

El ambeinte desertico cubría densamente sus superficies, iluminando el pasillo con una luz naranja oscura. Daba la impresión de que ningún alma había pisado nunca esta parte del Calabozo. Las reverberaciones de los aullidos lejanos de los monstruos hacían temblar las piedras.

En este laberinto de desierto gigante que estaba completamente separado del mundo de arriba, una solitaria sombra corría con toda la energía que podía reunir.

La figura tenía extremidades suaves y delicadas que se parecían mucho a los de una niña. Cabello azul plateado resplandecía bajo la luz de las Lamparas de Piedra Magica.

Además de sus largas y sedosas trenzas, el ser poseía una piel de color blanco azulado.

Las muchas escamas que cubrían sus hombros, espalda baja, y las largas orejas enmarcando su rostro, se estrechaban hasta puntos aún más finos que los de los Elfos, eran de color similar. Pero la característica más notable por mucho era la resplandeciente joya carmesí incrustada en su frente.

La piel blanco azulada y una joya carmesí eran sólo la primera de muchas características que demostraban que esta criatura era un monstruo.

*¡Thump, thump, thump!*

El monstruo sostenía sus delgados brazos mientras recorría el Calabozo.

¿Por qué?

Estaba sangrando.

Garras, colmillos y espadas habían infligido muchas heridas en su cuerpo. Sangre color rojo oscuro goteaba de las heridas abiertas con cada paso. Los ataques habían arrancado escamas enteras de sus hombros, tiñendo completamente de rojo su piel azul claro.

¿Por qué?

Había terror en sus ojos. Confusión. Dolor.

Varias gotas de agua acompañaban a la sangre en su camino hacia el piso de abajo.

El transparente líquido fluia de los impresionantes ojos ámbar del monstruo mientras su delgada garganta comenzaba a temblar.

--¿Por qué...?

El sonido que escapo de sus pequeños labios no era el tosco aullido de un monstruo, sino una sola palabra ronca y triste.

La voz era como la de un niño sollozante. Como si desdeñaran los sonidos que se unían para formar una palabra, los rugidos de los monstruos que resonaban a través del laberíntico Calabozo se acercaban. El cabello plateado azulado y los delgados hombros de la solitaria figura temblaban de miedo.

El dolor había distorsionado su rostro, que estaba fuera de lugar en un monstruo y era lo suficientemente atractivo para dejar a una persona sin aliento.

El monstruo—la "chica" estaba llorando.

¿¡Por qué, por qué todos...!?

Estaba sola.

Solo era una recién nacida, recién liberada de las paredes del Calabozo, pero todo lo que había encontrado la rechazo.

Tenía recuerdos de su nacimiento, de salir de la pared antes de caer al suelo. Aun incapaz de distinguir la izquierda de la derecha, vagó por el Calabozo, tratando de darle sentido a su tenue entorno. Mientras estaba ansiosa por no saber su ubicación, capto un aroma familiar—uno de su propia especie. Sus instintos la impulsaron a seguirlo.

La Aventura De Un HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora