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Antes de salir del restaurante Sirius y Remus habían ido con las niñas a la sala de juegos ya que Jean Granger había decidido que necesitaba peinarse y maquillarse un poco, por lo que fue al lavabo. Ambos padres estaban hablando entre ellos aunque sin quitar la vista de Halley y Hermione.

-Creo que necesitamos decírselo Siri-dijo Remus refiriéndose a Jean- Tenemos objetos mágicos en casa, desde las varitas hasta la escoba de juguete de Halley. Además Hermione es una bruja, no debería vivir pensando que está loca.

-Sé que deberíamos decírselo-dijo Sirius-Pero ahora mismo está muy afectada, no creo que pudiera encajar esto ahora, ya es un shock cuando llega la carta de Hogwarts a los nacidos muggles, imagínate lo que sería ahora para ella, es demasiado para encajar de golpe.

-Señor Black, señor Lupin-interrumpió Hermione, dejando a medias la conversación de Sirius y Remus sin llegar a un acuerdo de lo que iban a hacer cuando llegaran a casa.

-¿Qué te pasa Hermione?-preguntó Remus con voz dulce, la pequeña niña de ojos marrones le recordaba a él cuando era pequeño.

-Bueno es que...- Hermione miró a Halley dudosa, esta última se acercó a ella y le dio la mano a modo de apoyo.

-Papá, papá-empezó a decir Halley viendo que su amiga no iba a ser capaz de seguir el guion que habían hecho mientras jugaban- Hermione me ha contado que le pasó algo raro hace algunos días y le he dicho que tal vez vosotros podáis explicárselo.-Sirius y Remus se miraron curiosos y algo nerviosos.

-¿Qué te pasó Hermione?-preguntó Sirius.

-Yo... Eh... -la niña estaba nerviosa, sabía que el plan que Halley y ella habían ideado para que no la castigaran y le contaran a Hermione sobre la magia era bueno, pero no estaba muy segura de poder llevarlo a cabo.-Hace unos días estaba en casa con mi mamá y mi papá y quería que me leyeran un cuento antes de dormir, señalé el que quería de la estantería y el libro vino volando hacia mí y mi mamá. Halley me ha dicho que sabéis por qué.

Sirius y Remus se miraron nerviosos, si no habían decidido qué iban a decirle a su madre mucho menos habían pensado en lo que decirle a la niña.

-Bueno Hermione...-Dijo Sirius mirando a Remus, pidiendo su confirmación, este último asintió levemente.-Esto es un secreto muy muy muy importante, el mejor guardado de todos, ¿Podrás guardar el secreto?-Hermione asintió-Muy bien, entonces el secreto que te voy a contar nunca se lo podrás decir a nadie-la niña volvió a asentir-Bueno verás, lo que tú hiciste aquel día era magia, eres una bruja Hermione.

-¿De... De verdad?-la pequeña ya respiraba tranquila-¿Y... Ser una bruja es malo o bueno?

-Ser una bruja no es bueno ni malo-esta vez fue Remus quién habló-es una forma de vivir aunque no tiene nada de malo si es a lo que te referías, si quieres mi opinión la magia es una de las cosas más maravillosas que hay.

Hermione sonrió y les dio un abrazo a ambos adultos, ellos se miraron un segundo e instantáneamente le devolvieron el abrazo. Halley también se unió al abrazo y estuvieron así hasta que se abrió la puerta dejando paso a Jean Granger. La mujer, ahora con un peinado decente y sin ojeras gracias al maquillaje, miró la escena unos segundos antes de que se acabara, no sabía qué era lo que tenía Hermione, pero estaba segura de que Sirius y Remus eran muy buenas personas.

-Hola mamá-dijo Hermione, corriendo a abrazar a su madre. Jean la levantó y la cogió en brazos.

-Señora Granger está muy guapa-dijo Halley tal vez demasiado sorprendida.

-Gracias Halley.-la mujer se sonrojó, causando una sonrisa por parte de Sirius y Remus. Estos, que aún estaban sentados se levantaron.

-Creo que será mejor que nos vayamos-dijo Remus-Tenemos que coger un tren para llegar a casa.

Mini Cornamenta:La historia de Halley PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora