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- Halley tienes que prometerme que si alguna vez ves a ese hombre otra vez te esconderás o irás en dirección contraria.-le dijo Sirius en el momento en que llegaron a casa. Halley sabía que estaba hablando en serio porque la expresión de Sirius era seria, cosa que no había visto nunca.- Ese hombre te habría hecho daño sino hubiéramos estado contigo, hay muchos magos buenos en el mundo pero también hay muchos malos- dijo deseando que su ahijada entendiera la situación.

Y, sintiéndose abrumada por sus emociones, Halley estalló en lágrimas. Sirius, que se había arrodillado en el suelo para estar a la altura de Halley mientras hablaba, envolvió a la niña en un cálido abrazo. Ella siguió sollozando mientras Sirius se levantaba con la pequeña en sus brazos y se dirigía al sofá para intentar calmarla.

- Esta bien Mini Cornamenta, no pasa nada, simplemente no quiero que nadie te lastime, lo eres todo para Lunático y para mí, solo quiero que estés a salvo ¿Lo entiendes?-preguntó gentilmente mientras frotaba círculos tranquilizadores en la espalda de Halley. Ella asintió en el hueco del cuello de Sirius mientras lentamente se calmaba hasta que dejó de llorar.
Durante unos minutos los dos se quedaron como estaban, Sirius sentado en el sofá con Halley en su regazo y con la cabeza apoyada en su pecho.

- Lo siento...-dijo la pequeña secándose las lágrimas.

- Halley cielo no tienes que disculparte-le dijo Sirius-No pasa nada porque llores.- iba a seguir hablando pero cuando Sirius miró a la pequeña que tenía en sus brazos descubrió que estaba dormida.

El animago no pudo evitar sonreír, había sido una larga mañana para Halley.
La llevó a su habitación y la acostó suavemente en su nueva cama, la cubrió con las mantas y la besó en la frente.
Su ahijada sonrió mientras dormía y Sirius casi sintió que su corazón se derretía de tanta ternura.
Sirius regresó a la sala de estar justo cuando Remus salía de la chimenea, justo después de haber ido a ver a Dumbledore.

-¿Qué ha dicho?- dijo Sirius mientras se sentaban en el sofá.

- Dice que Snape se encargará de vigilarlo.-dijo a sabiendas de que no le iba a gustar nada la idea.

-¿Quejicus? ¡No! No me importa lo que diga Dumbledore, no es de fiar.-dijo enfadado, tratando de no levantar la voz por la siesta que estaba tomando Halley.

- Sé que no te gusta pero es la única forma.-aseguró Remus seriamente.

- Vale. Pero no me va a gustar.

- A mí tampoco pero hay que aceptarlo-Sirius asintió a regañadientes- ¿Y Halley?

- Dormida-Remus asintió comprensivamente, era normal que estuviera cansada después de todo.- Lunático ¿Crees que Halley confía en nosotros?-Remus se sorprendió por el cambio de tema.

- Eso espero Siri ¿Por qué lo preguntas?

- Porque... Bueno, le he dicho que si alguna vez se volvía a encontrar con Malfoy fuera en dirección contraria y creo que le he insistido demasiado en eso porque se ha echado a llorar-dijo Sirius sintiéndose un poco culpable.

- Sirius tienes que aprender a hablar con moderación, Halley lleva con nosotros menos de un día, necesita tiempo para adaptarse.-dijo Remus suspirando.

- Lo sé-dijo Sirius quien tenía cara de un cachorrito al que le acababan de regañar.-Luego me ha pedido perdón por llorar, aunque le he asegurado que no pasaba nada, que podía expresarse libremente.

- Eso es muy sabio de tu parte Siri, parece que te ha salido la vena paterna-Remus parecía orgulloso.-Espero que Halley confíe en nosotros lo suficiente como para poder expresarse sin miedo.

Mini Cornamenta:La historia de Halley PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora