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Entraron en la casa, estaba claro que había sido Dumbledore quien la había preparado para la llegada de la familia. Era amplia y estaba totalmente amueblada.
La puerta de la entrada conducía a una gran sala de estar con un sofá en un lado, un sillón reclinable en el otro y una mesita de café rectangular en el medio.
En el extremo izquierdo estaba la chimenea junto con un televisor muggle en la esquina inferior izquierda de la habitación. En el extremo derecho había una puerta abierta que conducía a una cocina de un tamaño decente.
Dicha cocina incluía una mesa cuadrada y todos los electrodomésticos muggle necesarios, incluido un refrigerador(que estaba encantada para rellenarse con todo lo que necesitaba el que la abría) horno, microondas, cafetera y fregadero.
En la esquina norte derecha de la sala de estar había una escalera que conducía arriba, a tres dormitorios y un baño completo. Detrás de las escaleras estaba la puerta que conducía al sótano.

- Wow...- dijo Halley con asombro mientras Sirius la colocaba suavemente en el suelo de la sala de estar.

-¿Puedes decir eso otra vez?- dijo contento por reacción de su ahijada.

-¿Wow?- dijo causando la risa de sus guardianes... A pesar de que ella misma no entendía por qué se reían-¿Podemos ver el resto?- dijo con un poco de timidez en su voz, estaba empezando a ver que Lunático y Canuto eran muy diferentes de los Dursley.

- Claro Halley- respondió Remus amablemente, ofreciendo su mano a la niña pequeña.

Ella la tomó con incertidumbre y permitió que Remus la guiara a través de la casa.
Todo el tiempo Sirius iba detrás de ellos, sonriendo ante cada reacción de Halley al pequeño tour.

- Ve a mirar las habitaciones y elige la que más te guste- susurró Remus en voz baja mientras se inclinaba a nivel de Halley y señaló hacia las habitaciones en el pasillo.
Los ojos verde esmeralda de Halley parecieron brillar cuando una sonrisa se extendió por su rostro.

¿Voy a tener una habitación?¿Una habitación de verdad?- pensó Halley asombrada mientras miraba a Sirius como buscando una confirmación. Asintió así que Halley giró y miró cada una de las habitaciones, al final se decantó por la última habitación del pasillo a la izquierda. La de Sirius y Remus estaba a la derecha y la de invitados en el centro, el baño estaba a la derecha de la habitación de invitados.

-¿Qué te parece si decoramos tu habitación?- preguntó Sirius mientras comenzaba a arremangarse la túnica mirando alrededor de la habitación, y sacando su varita.

-¿Con magia?

- Por supuesto, vamos a ver...- Sirius agitó su varita y las paredes se volvieron de los colores tradicionales de Gryffindor. El rojo era el color de fondo mientras que el dorado dibujaba leones que abrían la mandíbula y soltaban rugidos silenciosos. Volvió a agitarla y las sábanas pasaron de ser unas normales a unas de quidditch, estaba cubierta de escobas, quaffles, bludgers y snitchs.- ¿Qué te parece?

- Es... Es... Wow -dijo ella incapaz de describir la genialidad de la habitación.

- No podría ser menos, la he hecho yo -dijo con un aire falso de superioridad. Remus puso los ojos en blanco.

- Madura un poco Canuto.

- Madurar es de frutas Remy.

- Voy a preparar el desayuno -dijo ignorando la inmadurez de su pareja.

-¡Date prisa!¡ Me muero de hambre!

-¿Quién dice que voy a hacer tu desayuno? Voy a hacer el de Halley. -dijo con una sonrisa burlona y salió de la habitación.

Sirius iba a seguirlo para replicar pero se lo pensó mejor y se volvió hacia Halley, ella lo miraba perpleja.

-¿Lunático está enfadado?- preguntó tímidamente.

Mini Cornamenta:La historia de Halley PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora