Diciembre 24 de 2000
Dos años afuera de Londres habían cambiado mi mirada de la vida, ser marino no era fácil y mucho menos haber pasado tantas cosas como nuestros marinos.
Ser parte del equipo de la marina me hacía sentir bien, por colaborar con mi país.Había aprendido a sobrevivir a solas, había ganado amigos y también enemigos, pero lo principal fue que en ese viaje me di cuenta que siendo un Príncipe heredero a la corona no podía demostrarme débil ante nadie.
La debilidad que tuve con Natalia era única, pero estaba listo para actuar como un hombre. Un hombre con todo lo que se necesitaba para llamarlo Príncipe de Gales. Obviamente antes debía volver a ver a mi novia, para que ella entendiera este gran cambio en mi.El gran braco que me llevó a conocerme había llegado al puerto de Londres, los fotógrafos ya estaban esperando por mi salida. El capitán de la tripulación fue bastante caluroso con su despedida y me aseguró que sería un futuro Rey exitoso, agradecí sus palabras aunque sabía que no sería mejor hasta que no volviera a mi ámbito y probará todo lo que ellos me habían enseñado.
Mis facciones ya habían cambiando, de ser un niño inmaduro, ahora era un hombre. Un hombre lleno de nuevos ideales y planes para colaborar con mi título.
— El Príncipe de Gales ha llegado a Londres, luego de dos años en alta mar hoy será visto nuevamente después de mucho tiempo — se escuchaban los reporteros.
Bajé del barco, los flashes tapaban mi visión, bajé la cabeza para descender correctamente y allí estaba esperándome Martín junto al personal de seguridad Real.
— Bienvenido, su Alteza — Martín se inclinó.
— Gracias Martín — dije entrando al automóvil.
Sabía que la Reina estaba ansiosa por verme y el Rey también, quería preparame mentalmente para verlos y ser el hombre que ellos necesitaban como Príncipe. Por suerte el chofer iba lento por las calles de Londres, la gente estaba a la orilla del camino saludando como mucho cariño a su Príncipe, y es ahí que terminé de entender lo importante que era para el pueblo.
Las puertas del Palacio de Kensington se abrieron, el Palacio se veía igual pero algunos que otros empeleados cambiaron.
— Su Majestad lo espera en la oficina real — me informó Martín, asenti y caminé hasta allí.
Al llegar a la oficina, me acomode el sacó, tomé aire he hice una seña para que abrieran las puertas. La Reina, el Rey y la Princesa Margarita estaban esperando, junto con la Reina madre, mi entrada.
Todos se pararon, y me acerqué a la Reina con una reverencia, lo mismo paso con mi padre y la Reina madre. Pero Margarita, mi pequeña hermana que ahora era una mujer, se tiró a mis brazos.— Te necesite tanto, hermano — susurró en mi oído.
— Ya estoy aquí — dije aceptando su abrazo.
— Príncipe — intervino mi abuela para que nos separemos.
— Hijo, ven aquí — dijo mi madre — Ya no tengo un pequeño Príncipe, ahora tengo un guapo Príncipe — sonrió mi madre.
— Gracias madre — dije cortésmente.
— Te dije que esto cambiaría tu vida — mi padre me abrazó.
— Y no lo fallaste, papá — respondí.
Todos tomaron asiento, y me ofrecieron té. Querían escuchar todo lo que había vivido, lo que no me molesto expresarles, pero había cosas que jamás les iba a contar como el maltrato psicológico que sufría para que; como decía mi capitán dejará de ser una princesa con sentimientos.
ESTÁS LEYENDO
Secret of the prince: ¿Qué hay de mi? #2
Teen FictionVoy a ser feliz. Voy a aceptar lo que siento, voy a valorar lo que tengo. Porque pase lo que pase, todo estará bien. ° LIBRO #2