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Julio 30 de 2007

Era el día de mi boda, mi padre estaba a mi lado cerciorando que mi traje del Ejército de Inglaterra estuviera perfecto, con cuidado levantó la espada que iba a estar de mi lado izquierdo, lo que me identificaba como Príncipe.
Mi cabeza estaba con Natalia, en mi viaje a Australia por 10 días estuve con ella, pasé mis últimos días soltero con la mujer que amaba pero no podía esposar.

A pesar de ello, aún seguía pensando que era un perdida de tiempo todo esto, jamas iba a amar a Dulce y eso lo sabía mi madre.

En los últimos 7 meses había logrado mi objetivo, Dulce ya no era la misma chica insegura y decidida, claro que no. Había bajado de peso, pero para mi gusto estaba demasiado delgada. Natalia me había dicho que debía ser duro con Dulce, y eso tendría un buen resultado.
Al principio Dulce era rebelde, claro que aún no lograba que utilizará los guantes protocolares o que fuera menos calurosa con el pueblo, pero había logrado que se acostumbrara a que todo esto era a beneficio de ambos.

No quería perder a Natalia, y aquel dia antes del viaje a Australia mandé a hacer una joya especial para ella. Escribí un comunicado a nuestro joyero personal Herald.

El Príncipe de Gales informa al joyero real Herald Morton confeccionar una joya única en forma de brazaletes con el nombre Natalia bordado con 10 esmerladas. La pieza debe estar termianda para el día 23 de Julio.
Esa fecha era la indicada para mi despedida de soltero, pero para asegurarle a Natalia esos 10 días que toda mi vida giraria en torno a ella. Nadie más.

Cuando salí de ese vuelo supe que podía llegar a quedar sin esposa, lo que pasó ese día fue terrible.

Flashback

Esperaba a que mi futura esposa llegara, debía irme o llegaría tarde a mi reencuentro con ella. Dulce no estaba y los de seguridad la habían visto irse pero nadie la siguió.

-¿Cómo no van a saber a donde está mi prometida? - grité furioso, Dulce no podía salir sin custodia y tampoco podía demorar mi viaje - Alguien va a ser despedi...- Vi a Dulce llegar
- ¿Donde estabas? - avanzo hacía mi.

- Estaba buscando algo - sonrió pero estaba extraña.

- Bueno, vamos por favor. Mi vuelo a Australia sale en una hora - miré mi reloj y por suerte llegaría a tiempo.

- Bien - dijo sin más, subió y el camino fue el más tenso que nunca habíamos tenido, ella no hablaba y su vista estaba perdida en la ventanilla del automóvil. Al llegar vajamos juntos y me acompañó hasta las escaleras del avión real, su mirada estaba clavada en el suelo y eso me incomodaba mucho.

- Vuelvo para la boda- dije cuando estabamos llegando al avión

- ¿Te vas con ella verdad? - susurro, y mi sorpresa fue grande. ¿Cómo lo sabía? No lo sé, pero debía negarlo.

- ¿De que hablas? - reí fingiendo que no entendía a que se refería.

- Se lo del brazalete - la primera lágrima calló. No podía hacerme esto, no adelante de las cámaras y de mis hombres. Tomé su brazo y la lleve conmigo a las escaleras del avión - Lo puedo explicar.- dije acordándome a ella, pero se puso tensa.

- No hay nada que decir, Christopher. Te están esperando - señaló el avión. Ella lo sabía, y esto peligraba la boda.

- No es importante, nos casaremos ¿Esta bien? - susurre para nosotros. La tomé de la cintura y besé su mejilla. Ella sólo asintió y en ese momento entre en pánico, no podía cancelar la boda ¿Cierto? Karl se acercó a ella y la llevó dentro del aeropuerto. Me senté aún costado para poder verla, quería saber que tanto le afectaba esto. Pude verla llorar mientras estaba por despegar, sus lágrimas salían de sus ojos pero su rostro disimulaba su dolor. Debía pensar algo antes de la boda.

Secret of the prince: ¿Qué hay de mi? #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora