"Pi-pi-pi"
-¿Ya es la hora?- Alba Reche llevaba toda la noche dandole vueltas a la cabeza a lo único que la desvelaba en los últimos dos meses. La chica de la cafetería y aún que la traía loca de remate no pensaba ni por un instante decir la mas mínima palabra a nadie.
María su amiga del alma , brazo derecho y pie izquierdo como solían bromear andaba detrás de ella todo el dia intentando sonsacarle aquellos que la tenia en las nubes y aún que en algún que otro momento quiso decirselo no lo hacía por vergüenza.
La timidez era un rasgo de Alba que todo aquel que le prestaba dos minutos de su atención percibía al vuelo y es que, su tez blanquecina era muy poco discreta en eso de cambiar de color.
Un día más preparo su almuerzo y sus apuntes y puso rumbo a la universidad no sin antes pasar por su cafetería favorita del mundo. No era nada extraordinario aquel local pero la joven pelinegra que llevaba y traia los cafés, zumos y tostadas tenía sus pensamientos en la luna de Valencia desde hacia sesenta días, quien los contaba.
No tenía ninguna intención con la chica sus planes se limitaban a observar de tapadillo sus ojos castaños que le quitaban el sueño.
Al entrar en el local el olor a café recién molido le inundó las fosas nasales haciendole sonreir.
Maravilloso
Y ahí estaba ella , con su delantal burdeos y su camiseta negra ajustada. Aquella sonrisa eterna dibujada en su rostro y sus largas piernas danzando por el lugar.
Con la cautela de no llamar demasiado la atención de los presentes, pues aquello no iba mucho con ella , Alba se aproximó a la barra para hacer su pedido diario.
-Hola , un café con leche sin lactosa, por favor- pidió a la morena.
Natalia con su sonrisa más prefabricada asintió y le cobró mientras terminaba el pedido. Todos los días era así.
Natalia Lacunza tenía demasiado en la cabeza cada dia como para fijarse en cada persona que tenía que atender a diario y ni siquiera la infinita sonrisa de Alba era capaz de sacarla de su pequeño pozo oscuro aún que aquello estaba apunto de cambiar solo necesitaban un empujoncito que el destino se encargaría de dar por ellas.
La rubia de manera robotica se sento en su mesa un día mas y se tomo el café observando de vez en cuando a la pelinegra la cual nunca se percataba de dicho acontecimiento.
Al mirar la hora en su reloj de pulsera vio aterrada como el tiempo se le echaba encima y salió corriendo del local dejando tras ella su dispositivo móvil.
Natalia que escuchó asustada el portazo que dejo la pequeña rubia en el establecimiento se percató de su olvidó y salió tras ella para devolverle el teléfono.
-¡Perdona!-gritó.
Alba giró sobre si misma y palidecio al instante.
Tierra tragame.
-¿Si?- su cara pasó del blanco al rojo en cuestión de milésimas de segundo.
La morena le tendió el teléfono y entonces la vio. La vio como nunca antes había visto a nadie.
-Te lo has dejado sobre la mesa- sonrió.
Alba se mordió el labio inferior por dentro ocultando una sonrisa tonta que la morena no percibió pues estaba nadando en el profundo ocenao de sus ojos.
-Muchísimas gracias- sonrió Alba.
Natalia sonrió con ella en respuesta y se disculpo para volver al trabajo.
Ninguna de las dos lo sabía pero aquello era el principio de una revolución y nadie estaba listo para ella.

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DE TUS OJOS
FanficDos vidas opuestas, diferentes responsabilidades, diferentes objetivos, diferentes necesidades. Son tan diferentes que nadie podría pensar que serían tan sumamente explosivas, pero cuando se trata de ellas todo es posible.