La manada de los Jeon reside en Canus, un pueblo alejado de la ciudad, ubicado en los adentros del bosque Magno, por la zona del noreste. Khal MinRi, una licántropa albina de clase omega -aunque con todas las características de una alfa- ya lleva ci...
Es muy importante que lean la nota del final, gracias!!!
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Juntos
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Jeongguk era un caso perdido.
Miraba el techo de su habitación acompañado de la obscuridad con las manos tras su cabeza, soltando suspiros de vez en cuando. Se sentía preocupado y no era de extrañarse después de lo ocurrido la noche anterior.
MinRi le había prometido que ese día ya estaría como si nada, pero ¿Y si no? ¿Con qué cara le iba a sonreír después de haberla cagado anoche?
Realmente se quería golpear a sí mismo por haber sacado en tema, pero necesitaba quitarse ese peso de los hombros, aunque resultase peor.
« Ya lo hiciste Gguk. Ya qué. »
La frase resonó en su interior de nuevo, como lo hizo por toda la madrugada.
Sonrió al recordar cuando lo llamó asquerosamente egoísta, justo cuando llevaban pocos días de enlazados y la albina escapaba de casa cada que tenía oportunidad. Actualmente las cosas habían cambiado mucho, su relación, principalmente. Pero al mismo tiempo se sentía como si estuviese en el mismo lugar.
¿MinRi se sentía igual? Por la conversación del día anterior podría afirmar que no. Pero entonces ¿Por qué él se seguía sintiéndose... estancado?
El alfa giró su cabeza y observó en el reloj que apenas eran pasadas las cinco de la mañana.
Ahora ¿Qué debía hacer? ¿Cómo la saludaría cuando la omega se despertara?
Jeongguk se paró de la cama y se metió a la ducha, metiendo su cuerpo en agua fría para que se despertara del todo.
Bajó las escaleras cuando terminó y decidió prepararle a MinRi un desayuno en la cama de cinco estrellas para romper el hielo.
No se decidió entre un desayuno dulce o salado, por lo que hizo los dos, sin importarle que le tomara más tiempo. Prendió dos sartenes y encendió la cafetera. Sirvió leche en un recipiente, al igual que azúcar para su café, también exprimió unas naranjas por si prefería jugo natural. Tan rápido como pudo, preparó un par de hotcakes y unas tostadas francesas con tocino.
