Parte 2.

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Capítulo 3 & 4.

Capitulo 3

-Gracias bebé por traerme hasta acá, te prometo que en la semana que entra quedamos como es debido y terminamos la cena de hoy ¿sí?- le dijo Dulce a Ucker que la miraba resignado. Finalmente sería como ella quisiera, no sabía como lo hacía ella para salirse con la suya y que él hiciera lo que ella deseara.

-Esta bien Dul, pero me lo prometiste ¿eh? Ya te podrás escapar por más que te llamen con la urgencia más urgente del mundo.

Ante estas palabras Dulce se echaba a reír, y finalmente le dio un nuevo beso en la mejilla a Christopher a la vez que él le respondía con otro a ella.

-Que descanses ¿sí? No te me vayas a ir ahora en busca de una vieja, recuerda que mañana tenemos grabación y no quiero que te agotes demasiado.

Ambos rieron ante la ocurrencia de Dulce, y ya esta se bajó del coche para dirigirse a su departamento. Al bajarse del coche, Ucker la observaba detenidamente. Esa noche estaba preciosa, llevaba una mini falda vaquera que dejaba ver sus espléndidas piernas. Cuando ella entró en el edificio, Ucker siguió con su camino en su coche.

Dulce entró y al dirigirse al ascensor vio el cartel de “averiado”. Miró las escaleras y puso un gesto de cansancio apresurando su reacción a su acción. Vivía en un séptimo nada menos y tendría que subir todas esas escaleras mientras Poncho la esperaba en último peldaño. Y así poco a poco subió hasta su piso, eso sí descalza porque sus altas botas ya no eran tan apropiadas para subir. Al llegar a la planta antes de la suya vio al final a Poncho que al verla con las botas en la mano y toda cansada no pudo evitar reírse a carcajadas.

-¿Y tú de que te ríes? Me hubiera gustado verte a ti subir todas estas escaleras y encima con maletas…

-Bueno ya sabes yo soy un hombre muy fuerte y además tengo mucha resistencia.- presumió ante una irritada Dulce que ya había logrado llegar a su departamento y se encontraba buscando las llaves de su bolso.

-Anda entra “superhombre” que me tienes mucho que contar…

Ya dentro de su departamento, Poncho dejó sus maletas en la entrada y ambos se sentaron en el cómodo sofá que se encontraba en el salón del departamento.

-Dulce, perdona que te moleste de verdad, no sabes que pena me da venir hasta aquí y encima estropearte tu velada romántica con Ucker.

Poncho sonrió con Dul, y esta le miraba enojada.

-¿Qué velada romántica ni que ocho cuartos? Ya dime que te pasó con la vieja esta. Y no te apenes más que tú sabes bien que estoy contigo para lo que quieras.

-¿Para lo que quiera?- le dijo pícaramente Poncho, a lo que Dul respondió tirándole un cojín en la cara.

-Ya déjate de jueguecitos. Dime ya. ¿Esta es la definitiva? Dime que sí por favor porque desde el primer día te lo dije esta vieja no me gusta nada. Pero tú: no Dulce no te confundas, ella es buena persona y no sé que chorro más. Pero bueno como siempre la ardilla mamá tiene razón…¿o me equivoco?

-Vale Dul, tienes razón y sí, esta es la definitivamente últimamente sólo discutíamos por una cosa o por otra y ya me cansé. Además me di cuenta de una cosa- Dul le hizo un gesto con la cabeza para que dijera de que se trataba,- no la amo, y creo… mentira estoy convencido de que nunca la he amado, simplemente confundí sentimientos, bien porque en esos momentos estuviera necesitado de más cariño o no sé por qué… Pero ya me di cuenta de todo.

-Pues vaya menos mal que te das cuenta después de casi un año enterito de “pesadillas Fabiola”.

Ante las ocurrencias de Dul, Poncho no podía dejar de reírse. Ella siempre conseguía este efecto. Se la pasaba también con ella. Estaban tan a gusto juntos.

BENDITA LA LUZ DE TU MIRADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora