Parte 21.

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41 & 42

Capitulo 41

Todos estaban sentados para comer sentados en un lado de la mesa, Annie, Dulce y Poncho y justo en frente May, Ucker y Chris. Llevaban un rato de plática.

-Entonces, ¿qué harán?- preguntó Annie.

-Yo me iré con Guido a pasar unos días juntitos a la playa.-dijo May.

-Pues yo me iré a pasar este tiempo con la familia, hace tiempo que no les veo.-dijo Chris.

-Yo haré lo mismo- confesó Ucker.

-Pues yo también, extraño a mi familia sobre todo a mi princesita ya quiero ver a Ana Paula…-dijo melancólica Annie.

-Pues vaya que familiares salimos todos-dijo riéndose Dulce- yo me quedo aquí. Mis padres vendrán en dos días y aquí nos reunimos todos.

-Bueno Ponchito y tú que vas a hacer…-preguntó Annie.

-Pues yo ciertamente no sé. Mi padre se fue de viaje. Así que no sé si ir a Guadalajara o qué cosa…

-Bueno pues quédate aquí si quieres-dijo de repente Dulce- tú sabes mi mamá te adora y mejor que estar en la capital solo. Además no me hace gracia que andes en mi depa tú solito.-dijo bromeando Dul.

-No Dulce como crees, tú vas a estar aquí con tu familia y no quiero ser mal tercio. Aunque pensándolo bien podría quedarme unos días y así hablamos con tu madre… del proyecto ese…-dijo disimulado Poncho.

Todos se quedaron mirando, pues se perdieron en la conversación.

-Oye, de qué proyecto hablan…-preguntó el pollito.

-Nada, es algo que se le ocurrió a Poncho con mi mamá…cosas de él ya saben cómo es…-dijo algo nerviosa Dulce con el temor de que fueran descubiertos.

Al final parece que medio creyeron lo que dijo Dul.

-Bueno, ¿alguien quiere repetir el plato?-preguntó Chris.

-Ay sí, yo quiero repetir. Me quedé con hambre…-dijo Dulce.

-Sí ardillita come todo lo que tú quieras. Ahora tienes que comer por dos…-dijo Poncho sin pensar en lo que acababa de soltar.

Dulce lo estaba mirando mientras él le decía esto sonriendo, pero cuando vio que metió la pata abrió los ojos como platos y quedó mirando a Poncho fijamente, para después dar un repaso con la mirada asustada al resto del grupo. Todos permanecían en silencio. Annie miró al pollito y ambos a la vez gritaron:

-¿Qué dijiste?

Por su parte May y Ucker sólo miraban a la pareja enmudecidos con el nuevo comentario de Poncho. Dulce no sabía donde meterse. Y Poncho intentó arreglar la situación.

-Pu…pues era una…una broma.-dijo al fin.

-¿Cómo que una broma? Eso no es una broma muy normal. Uno no bromea que Dulce María anda esperando un bebé. Porque sí, Alfonso dijiste eso.-reclamó Annie- Ya estaba diciendo yo que últimamente estabas rara, como ausente, bueno más de lo normal…

-Annie respira por favor, déjala hablar-dijo prudentemente May-Dulce es quien tiene que aclarar todo…

-Bueno sí, mejor me callo. Dulce María habla que te escuchamos…

Dulce miró a Poncho, respiró hondo y comenzó a hablar.

-Bueno está bien. Total esto no es algo que se pueda ocultar mucho tiempo…

-Ahhh, ¡¡entonces es verdad!!-gritó Annie.

May le golpeó y dijo.

-Annie ¿qué te dije?

Ante esto, Annie bajo la mirada en seña de pedir perdón y Dulce continuó hablando.

-Bueno sí. Estoy embarazada. Pero es que lo descubrí hace muy pocos días por eso no dije nada. Y bueno además tampoco lo sabe nadie aún. Ni siquiera mi familia, es más el padre se enteró hace muy muy poco. Entiéndanme por favor…

-Dulcecita de mi vida, no tienes que decir más, nosotros te entedemos, y aunque la loca de Annie se ponga así, ella también entiende-dijo Chris con el tono muy cariñoso mirando fíjamente a Dul, ante la ocurrencia del pollito, Annie le lanzó una mirada fulminante.

-Pero Dulce una cosa sí nos deberías decir…-dijo May.

-Dime amiga.-dijo Dul.

-¿Quién es el papá?

-Sí, Dul dinos quien te embarazó que le voy a partir las piernas por no decir otra cosita.-dijo Annie.

Dulce y Poncho se miraron fijamente, y finalmente Poncho se puso a hablar.

-Me confieso culpable. Pero Annie espero que seas pedro ladrador y poco mordedor…

-¿Qué?-preguntaron todos al unísono.

-Pero, ¿desde cuándo ustedes andan juntos?-preguntó ansiosa Annie que cada vez estaba más aturdida ante la situación. Nunca se imaginó que se enteraría de todo de esta forma.

-Pues es que no andamos-confesó Dulce ante la mirada fija de Ucker y Poncho.

-¿Entonces?-preguntó Annie.

-¿Entonces es que llevas embarazada dos años?-preguntó May.

-Entonces esta es la consecuencia de caer en la tentación de vivir juntos, este es el resultado chavas.-dijo Chris.

Dulce y Poncho sólo se miraban algo asustados por toda la situación, la verdad todo se les estaba yendo de las manos de un tiempo atrás.

-Bueno chavos, mejor no nos juzguen. Lo que pasó, pues pasó.-dijo Poncho, mientras Dul pensaba cuántas veces había escuchado eso de parte de éste.

-No bueno, ustedes ya son mayorcitos. Y son conscientes y responsables de sus actos-dijo May mientras Annie y el pollito asentían con la cabeza, y Poncho y Dulce se miraban cómplicemente. Ucker sólo se limitaba a mirar el mantel, como si en él encontrara la respuesta a todo.

-Bueno y tú qué tarado.-dijo Annie mientras golpeaba la cabeza de Ucker- todos aquí hablando y tú como si nada. ¡Di algo! No te calles.

-¿Qué quieren que diga?-dijo al fin Ucker.

-No me digas más, ¿acaso tú sabías?-preguntó Annie de nuevo.

-¿Cómo crees? Yo no sabía nada. Más bien con permiso yo me retiro.-dijo Ucker levantándose de golpe de la mesa. Todos lo miraron extrañado, pero Dulce sentía una gran tristeza con la reacción de su amigo.

-¿Y a este que le pasó?-preguntó May.

-Bueno quizá y tenga miedo por RBD ó qué se yo…-dijo Chris disimulando ante May- por cierto, ¿Pedro ya sabe?

-No-contestaron Dul y Poncho al mismo tiempo, Dul lo miró para que él explicara todo y así lo hizo. Por su parte, Dulce dijo al fin-Ahora vuelvo, no tardo.

Y salió al jardín en busca de Ucker. No tardaría mucho en encontrarlo, pues se encontraba de pie al lado de la piscina mirando el agua fijamente. Así se acercó a él.

-Christopher, ¿te encuentras bien?-dijo Dulce suavemente acariciando la espalda de este. Él se giró y la miró a los ojos.

-No, pero no te preocupes por mí, lo estaré. No sé cuánto tardaré. Pero te prometo que llegará el día en que me encuentre bien.

Sus ojos radiaban una gran tristeza y a Dulce le dolía mucho verlo así, se sentía muy culpable y en los ojos de ella empezaron a hacerse visible las lágrimas.

-No, por favor. No te sientas mal.-le dijo Ucker mientras le cogía la cara a Dulce con las manos.

-Perdóname, por favor.-dijo al fin Dulce mirándolo profundamente a los ojos.

-No tengo nada que perdonarte princesa. Tú no tienes que sentirte culpable por nada. Fuiste sincera conmigo desde un principio…

-Pero no te tenías que enterar de esto así. Yo quería hablar contigo antes que con los demás. Explicarte todo… tú te merecías eso, no esto.

-No importa Dulce, además la culpa es mía por no querer ver la realidad. Todos comentaban lo tuyo con Poncho pero yo como un imbécil engañándome.

-Bueno no te engañabas. Ciertamente lo mío con Poncho no existe. Somos muy buenos amigos, pero de repente surgió esto sin buscarlo ninguno. No somos pareja ni nada.

-Pero él te ama. Y tú, bueno no sé porque yo siempre he intentando engañarme diciéndome que no era así.

-No.-negó Dul con la cabeza también y sonriendo- ya te dije, somos amigos. El amor está negado para nosotros.

-Dul por favor, no te engañes, ni quieras hacerlo conmigo. Él te ama se nota a leguas, todos lo comentan, la forma en que te mira, como te sonríe, siempre pendiente tuya…

Dulce se quedó callada pensando en las palabras de Ucker, ¿y si era cierto que se amaban…? Ella estaba muy confundida con todo lo que estaba pasando y sin duda sabía que tenían que hablar frente a frente de todo esto.

-Bueno, Dul mejor no me digas más. Espero que seas feliz con él. Y bueno por mí no tienes que preocuparte. Te apoyo en todo y siempre será así.

Ante estas palabras, Dulce se lanzó para abrazarlo y ahora sí rompió a llorar a la vez que le decía un dulce “gracias” al oído.


Por otro lado, en la casa estaban Chris y Poncho que se pusieron a recoger la mesa, mientras las chicas se fueron al servicio.

-¡Qué fuerte!-dijo May al entrar al baño con Annie.

-Y que lo digas… Dulce y Poncho van a ser padres…-dijo Annie- ¿padres? ¿te los imaginas? Porque yo te aseguro que no…

-Pues yo tampoco…-dijo May sonriendo.- Pero bueno ya a ver cómo les sale y qué pasa con todo… Siento que todo se va a complicar demasiado…

-Sí, May imagínate… Las giras, las grabaciones… y Dul mientras con la barrigota…y lo más fuerte su barrigota con su miniponchito dentro o su minidulcecita…

-¡Qué cosas tienes hadita! Pero bueno… Nosotros no podemos hacer nada… Aunque lo que no me queda claro es eso de que no anden juntos… Todos sabemos que ellos se aman, y si han estado juntos es porque aun habrá algo… Dul y Poncho no son de tener calentones y hacer esas cosas… Y ahora encima con regalito… ¡Van a ser padres!

-Yo es que aún no me explico como se les fue todo de las manos de esta forma…-dijo Annie algo seria.

-Pero… ¿tú no sabías nada? Digo, ya no del embarazo si no de que estuvieran juntos…-dijo May confundida.

-No… ¿acaso tú si?

-Pues tampoco. Pero digo a lo mejor tú sí sabías algo. Si Dul se lo tenía que contar a alguien seguro era a ti, ¿no? Pero al parecer se lo mantuvo bastante callado…

-Sí… se lo mantuvo callado…-dijo Annie cada vez más seria- A mí nunca me contó nada…

-Pues no sé como pudo hacerlo. No sé como no explotó en ningún momento… conociendo a Dul seguro estaba deseando de hablar y analizar su situación con alguien…

-Pues conmigo al menos no lo hizo…-dijo Annie agachando la cabeza.

Annie salió del baño y se chocó con Ucker. Los dos iban cabizbajos.

-Perdona bebé…-dijo Annie- No miraba para dónde iba y no te había visto…

-No importa… Yo iba igual que tú…-dijo algo triste Ucker.

-Está bien…-dijo Annie iniciando su camino y separándose de su amigo.

-¡Annie!-dijo Ucker, ante lo que esta se giró.

-¿Qué te pasa?-dijo Annie.
-¿Tú sabías algo de todo esto?-dijo Ucker serio- A ti seguro te contó algo, ¿verdad? ¿Por qué he tenido que estar tan ciego todo el tiempo?

-No Christopher…Yo no sabía nada de esto… A mí también me lo ocultó todo… Pero ya deja de sentirte mal… Esta racha se te va a pasar y la vas a olvidar pronto…-dijo Annie mirándole con ternura.

-Gracias Annie…-dijo Ucker abrazándola.

La escena era conmovedora. Nunca habían hablado de este asunto. Ucker nunca le contó a Annie nada sobre lo que sentía por Dulce, pero él sentía que ella lo sabía todo. Y se aferró a Annie como su amiga que era.
Tras unos minutos conmovedores entre el abrazo de Ucker y Annie. Ésta se separó de su amigo.

-Ucker, ¿sabes que cuentas conmigo para lo que quieras cierto?

-Gracias bebé…

-Bueno ahora te tengo que dejar… Tengo algo que hablar con Dulce…

Annie se marchó y buscó a Dulce. La encontró rápidamente, estaba sentada en la piscina sola. Se acercó a ella. Y tras tocarle el hombre le habló.

-Dul… Tenemos que hablar…

...............

Capitulo 42


Dulce estaba sentada en el bordillo de la piscina mirando como el agua se movía suavemente con la brisa. En su mente no había nada en ese momento, estaba tan concentrada en lo que veía que apenas podía permitirse pensar en todo lo que había pasado minutos antes. Entonces, rápidamente se sobresaltó cuando alguien tocó su hombro. Alzó su vista y vio a Annie.

-Dul… Tenemos que hablar…-dijo Annie mirándola seria.

Dulce la miraba atenta sin decir nada, por lo que Annie le tendió la mano para ayudarla a ponerse de pie e incorporarse.

-¿Qué pasa Annie?-dijo Dulce en cuanto se puso de pie. En ese momento comprendió que su amiga tendría algo importante que decirle.

-Mejor vayamos a hablar a otro lugar…-dijo Annie dirigiéndose a la casa.

Una vez allí, Annie entró en una habitación y tras asegurarse que nadie había alrededor, cerró la puerta. Dulce la miraba extrañada en todo momento. No tenía idea de qué le podría hablar su amiga, algo serio, pero no sabía qué exactamente. O quizá podría ser otra dramatización a las que ya estaba acostumbrada.

-Annie, ¿qué ocurre? ¿Por qué me has traído aquí para hablar?-dijo Dulce al fin.

Annie estaba seria. En sus ojos aparecía un brillo sospechoso semejante cuando aparecen lágrimas desde la profundidad de sus ojos azules.

-Dulce tenemos que hablar. Quiero que me expliques una sola cosa…

-Claro… Tú dirás…-dijo Dulce con una leve sonrisa intentando disimular su angustia.

-Dulce… Sólo quiero saber algo: ¿por qué nunca me dijiste nada de lo tuyo con Poncho?

Dulce permanecía muda ante la pregunta de su amiga. Annie le había hablado muchas veces con ella de Poncho pero en ese momento la pregunta iba en otro sentido. Realmente se veía triste y dolida.

-¿O es que has esperado a quedarte embarazada para decírmelo?-continuó Annie.

-Annie por favor no te enfades…-dijo Dulce.

-No si yo no estoy enfadada…-dijo Annie mordiéndose el labio en un amago de no arrancar a llorar.-Sólo quiero saber por qué has esperado a esto para contar todo lo que te estaba pasando. Nunca me he sentido más unida a ti. De verdad, gracias por demostrar la gran confianza y complicidad que tenemos…

-Hadita por favor no me digas eso…-dijo Dulce acercándose más a ella ante lo cual Annie se separaba más- Todo esto ha sido algo muy complicado…

-No Dulce ya mejor ni me des explicaciones… Ya veo en qué grado me tomas en cuenta. Y es que por más que lo pienso no lo entiendo. Además si a Poncho no se le hubiera escapado “el bombazo” en la comida ni siquiera lo sabríamos. ¿Esperabas a tener el bebé para contarnos esto? Porque déjame decirte que antes de eso se te iba a notar la barriga o es que ibas a decirnos que habías engordado un poco… Como cuando estábamos en España y te picó el famoso bichito que yo sabía perfectamente que era Poncho-decía Annie sin parar de hablar, mientras Dulce permanecía triste- Sí, Dulce y ¿no te parece curioso que yo nunca te llegara a preguntar por tu famosa marquita en el pecho? Pues fíjate que si no te dije nada no era porque no supiera que era de Poncho, simplemente esperaba que fueras tú quien viniera a mí para decirme mira amiga me está pasando esto… Pero además para que te quedes más tranquila te vi a ti y a Poncho en un camerino besándoos también antes de un concierto en España… Pero claro yo como siempre callándome en lugar de ir a decírtelo porque esperaba, tenía la esperanza de que tú confiabas en mí y me lo contarías tarde o temprano…

-Annie por favor no te enfades…-dijo Dulce con lágrimas en los ojos.

-No si no estoy enfadada. Simplemente me siento defraudada. Creía que éramos amigas pero ya veo qué tan amiga me consideras tú…-dijo Annie mientras una lágrima salía disparada de una vez de sus ojos y recorría toda la mejilla y siendo secada por el revés de su mano.

-Annie sí confío en ti… Por favor no te pongas así. Todo ha sido muy complicado…-dijo Dulce empezando a llorar.

-Dulce déjalo… Lo único que te deseo es que todo te salga bien y que el bebé que esperas te dé mucha felicidad… -dijo Annie intentado reprimir sus lágrimas con poco éxito.

-¿Annie?-dijo Dulce mirándola triste.

-Dulce mejor me voy de aquí porque ya no aguanto más tiempo en esta casa… Adiós Dulce…-dijo Annie marchándose de una vez.

Annie salió de la habitación y se dirigió rápidamente al lugar donde estaban todas sus cosas. En el camino se encontró con Poncho y May, los cuales la vieron sorprendidos.

-Annie…-dijo May sin recibir ninguna respuesta de ésta.

-¿Qué habrá pasado?-dijo Poncho preocupado.

-No sé pero mejor voy a hablar con ella a ver qué le pasa…-dijo May marchándose tras su amiga y dejando a Poncho solo.

Mientras tanto Dulce se había dejado caer en la cama que había en la habitación para ponerse a llorar. Poncho pasó por allí y la escuchó llorando por lo que sin pensarlo dos veces entró en la habitación. Dulce se dio cuenta de su presencia cuando escuchó la puerta cerrarse. Lo miró y con los ojos rojos por las lágrimas se lanzó a sus brazos. Poncho se sintió congelado en ese momento. No entendía nada. Pero sabía que tenía que proteger a su ardilla y la abrazó más fuertemente mientras le dio un beso en la frente y le acariciaba el pelo con su mano. Intentaba calmarla. Pero sus susurros no hacían mella en Dulce.

Por otro lado, estaba Annie que estaba en otra habitación tirando su ropa en la maleta. En su rostro seguían apareciendo lágrimas, las cuales intentaba borrar tal y como aparecían.

-¿Puedo pasar?-dijo May asomando su cabeza por la puerta.

Annie la miró por un segundo pero siguió ocupándose de sus cosas, ante lo cual May se decidió a entrar.

-Annie, ¿qué haces?-preguntó May mirándola extrañada.

-Recoger mis cosas… ¿no lo ves?-dijo Annie.

-Bueno eso salta a la vista. Pero, ¿por qué lo haces? Y por cierto te recuerdo que tu ropa no tiene la culpa de lo que te haya pasado, porque la tires así no se te va a solucionar nada…-dijo May agarrándole las manos a su amiga.-Annie por favor tranquilízate por un momento…

-Es que tú no lo entiendes May…-dijo Annie deteniéndose y mirándola con los ojos brillantes.

-Pues explícame tú…-dijo May cariñosamente.

-Dul… No confía en mí…

-¿Por qué dices eso bebé?

-Pues ¿no te has dado cuenta de todo lo que estaba pasando a nuestro alrededor entre ella y Poncho?

-Sí… Bueno pero no te enfades por eso… Entiendo que estés dolida un poco porque no te haya dicho nada pero bueno también entiéndela ella también se ha tenido que sentir mal… No creo que sea el mejor momento para berrinches Annie, ahora necesita de todo nuestro apoyo…

-Pues yo ya se lo he dado antes de despedirme de ella…-interrumpió Annie.

-¿Despedirte?-dijo May preocupada- Annie ¿a qué te refieres?

-Pues sí. Dulce ha demostrado que no confía en mí… ya nada será lo mismo… Y ahora mismo me voy de aquí. No aguanto un minuto más en este lugar…

-Annie por favor no te tomes las cosas tan a pecho… luego te vas a arrepentir…

-No me importa…-dijo Annie cerrando su maleta.-Necesito salir de aquí ya…

-Bueno como quieras. Yo ya no te voy a decir más nada…-dijo May resignada.


Annie sacó su móvil en ese momento y tras buscar un número en la agenda del mismo y se puso el teléfono en la oreja.

-¿Ari?-dijo Annie.

May, que se había sentado en la cama, abrió los ojos al escuchar el nombre que acababa decir su amiga.

-Sí. No te preocupes. Estoy bien… Bueno no… Necesito que vengas por mí aquí…Sí… Yo te digo la dirección exacta ahora mismo. Gracias…

Dulce se había separado de Poncho y estaba buscando un pañuelo para secarse las lágrimas.

-¿Me vas a decir ahora qué te pasa?-dijo Poncho mirándola con ternura.

-Annie…-susurró Dulce.

-¿Qué te ha pasado con ella?-dijo Poncho mientras le tomaba su cara con las manos.

-Se ha enfadado conmigo porque cree que no he confiado en ella con todo lo que ha pasado con nosotros…

-Ardilla no te preocupes verás como pronto se le pasa el enfado…

-No estoy tan segura… Está bastante dolida con todo esto…

-Bueno pero por favor no te pongas así que no puedo verte así… Además le hace daño al bebé…-dijo mientras le acariciaba el vientre, lo que despertó una suave sonrisa de Dulce.

Entonces, Dulce puso su mano sobre la de Poncho y ambos quedaron mirándose a los ojos para volver a abrazarse.

-Entonces, ¿Ari viene por ti?-dijo May cuando Annie colgó su teléfono.

-Así es… No me he traído el coche y no le voy a decir a estos que me lleven a la ciudad. Y bueno Ari es un encanto y me está demostrando muchas cosas últimamente…

-Me encanta ver que al menos por ese lado estás feliz…-dijo May sonriendo dulcemente.

-Gracias…-contestó Annie simulando una sonrisa que no ocultaba la tristeza que sentía en esos momentos.

La tarde fue transcurriendo lentamente. Dulce se había encerrado en su habitación mientras recapacitaba, o al menos lo intentaba sobre su situación. Annie, por su parte, también estaba en su habitación esperando que Ari llegara y rezando porque encontrara el camino sin problemas.


Chris, May, Ucker y Poncho se reunieron en el jardín para hablar. Estaban todos preocupados por la situación.

-¿Qué ha pasado qué?-dijo Chris alarmado.

-Sí… Annie y Dul se han peleado… Y desde ya te digo que no me gusta nada esta situación…-dijo May angustiada.

-Pues a mí tampoco me hace mucha ilusión verlas así... Con Annie no he hablado pero la ardilla estaba destrozada además temo que esto le pueda hacer daño al bebé…-dijo Poncho.

-¡Qué buen papá eres desde ya!-dijo May con una tierna sonrisa, ante lo cual Poncho se sonrojó.

-Creo que deberíamos hacer algo para arreglar esta situación, ¿no les parece?-dijo Ucker serio.

-Yo creo que ahora mismo debemos esperar quizá sea un simple berrinche de ambas…

-Se nota que no has estado ni con Annie…-dijo May.

-Ni con Dul…-dijo Poncho.

-Bueno pues entonces deberíamos esperar que las dos se relajen un poco y no removamos más esta situación que ahora mismo está la cosa que arde…-dijo Chris.

-Sí. Yo estoy con Chris. Es mejor que las dos recapaciten… Con el carácter que tienen como para meternos en medio ahora mismo…-dijo Poncho.

-Pues será lo mejor, pero espero que no tarde mucho en cambiar esta situación, de verdad…-dijo May angustiada.

-¿Y Annie se va entonces ahora?-dijo Ucker.

-Sí. Va a venir Ari por ella…-dijo May.

-¿Y nosotros?-dijo Chris- ¿Qué hacemos? ¿Nos vamos también?

-No sé… Porque no le encuentro mucho sentido estar aquí ahora… -dijo Ucker- Sería mejor que nos fuéramos y dejemos a Dulce tranquila que piense todo. Le ha caído un peso muy grande encima y creo que debe pensar en mucho…

-Pues sí. Tienes razón…-dijo Poncho- Entonces, ¿nos vamos?

-Pero Poncho tú mejor quédate aquí…-dijo Ucker tras haber respirado profundamente- Tampoco es bueno que Dul esté sola por completo. Y ustedes tienen mucho que pensar en conjunto…

-Sí Poncho. Tú te quedas aquí con ella. Ya nos vamos nosotros y ustedes tienen mucho de que hablar…-dijo May.

-Sí tienen razón. No la puedo dejar sola…-dijo Poncho.

Dulce salió de su habitación para ir a la cocina por algo para beber, cuando se encontró con Annie que llevaba su maleta en la mano. Dulce se detuvo y la miró.

-¿Te vas de verdad?-dijo Dulce.

-Sí… No veo que tenga nada que hacer aquí ya…-dijo Annie.

-Está bien… Sólo espero que nunca olvides que te quiero muchísimo y siempre serás una parte muy importante en mi vida…-dijo Dulce de nuevo apareciendo un brillo en sus ojos.

-Adiós Dulce…-dijo Annie dándose la vuelta para marcharse de una vez.

En el camino hasta la puerta, donde estaba Ari esperándola, se le iban escapando las lágrimas, pero con todas las cosas que llevaba en las manos no se las limpió hasta que llegó donde estaba su amigo y soltó su maleta de una vez.

BENDITA LA LUZ DE TU MIRADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora