Parte 17.

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33 & 34

Capitulo 33


Dulce estaba en el vestidor mirando qué se pondría esa noche para su cena con su amigo Ucker. Finalmente se decidió por unos pantalones vaqueros y un corsé de color negro. Se miraba al espejo, cuando por la puerta apareció Poncho que se quedó mirándolo boquiabierto. Dulce se giró para verlo cuando se percató de su presencia a través del espejo.

-¿Vas a salir?-preguntó Poncho con una toalla amarrada a la cintura, recién salido de la ducha.

-¿No te dije?

-No…-dijo Poncho mirándole algo perdido.

-Pues es que esta noche no serás el único que salga. Claro que mi cita no es tan en plan íntimo como la tuya…-dijo Dulce riéndose.

-Así vestida que no te extrañe que acabe muy íntima la velada…-dijo Poncho mirándola de arriba abajo.

-Eso significa que me veo bien, ¿no?-dijo Dulce sonriendo- Pero definitivamente no tienes nada de razón. He quedado con Ucker para cenar…

A Poncho se le cayeron de las manos en ese momento los pantalones que estaba mirando cuando escuchó el nombre de su amigo. Ucker. Ucker. Ucker. Esa palabra no paraba de resonar en su cabeza como un eco. Dulce se dio cuenta de la reacción de éste y se quedó mirándolo fijamente.

-Poncho. ¿Qué te pasa?-dijo Dulce acercándose a él.

-¿Ucker?-dijo Poncho mirando a Dulce tras salir de su letargo.

-Sí-asintió Dulce- ¿Qué pasa con él?

Poncho permaneció en silencio. Entonces se dio cuenta que aún estaban sus pantalones en el suelo y se agachó para recogerlos.

-Poncho estás muy raro. ¿Qué te pasa? Ahora que me doy cuenta estás así desde que hablaste con Ucker en el avión y no me quisiste decir nada… ¿Sigues con el mismo pensamiento de no querer decirme qué te pasó con Ucker?

-Dul…Dulce…-susurró Poncho haciendo que Dulce levantara la cabeza para hacerle saber que estaba esperando una respuesta- Nada…-dijo al fin Poncho lanzando un suspiro al aire.

-Como quieras… Bueno me voy a mi habitación a terminar de arreglarme y así haces tú lo propio aquí… ¿A qué hora quedaste en recoger a tu nueva amiga?-dijo Dulce recalcando las dos últimas palabras.

-A las 9…-dijo Poncho algo distraído.

-En ese caso apúrate un poco. Se ve muy feo que una mujer tenga que esperar a un hombre…-dijo Dulce guiñándole el ojo y marchándose a su habitación.

Pero Poncho permaneció en silencio. En su mente seguía una única palabra: Ucker. Su gran amigo y compañero. Aunque en esos momentos otro sentimiento se estaba despertando respecto a él: ¿Serían celos?


El sonido del timbre lo sacó de sus pensamientos. De fondo escuchó la voz de Dulce diciendo que ya iba a abrir. Poncho se vistió rápidamente y empezó a andar por el pasillo para llegar a la sala principal donde estaba Dulce con Ucker.


-Gracias. Son hermosas…-dijo Dulce aceptando un ramo de rosas amarillas y oliéndolas.

-No más que tú esta noche.-sonrió Ucker.

-Perdón por interrumpir.-dijo Poncho apareciendo en escena con cara de pocos amigos.

-No interrumpes nada…-dijo Dulce dedicándole una sonrisa a Poncho.

En ese preciso momento a Poncho le cambió la cara. Y se le dibujó una sonrisa de igual dulzura a la que le había dedicado su ardilla.

-¿Ya van a salir?-preguntó Poncho algo más calmado.

-Sí. Suelto las flores en mi habitación y cojo mi bolso. ¿Vale?-dijo Dulce mirando a Ucker.

De pronto se produjo un silencio un tanto incómodo entre Ucker y Poncho. Ucker empezó a resoplar mientras movía el cuello intentando relajarse.

-¿Estás nervioso?-preguntó Poncho.

-Un poco… -dijo Ucker mirando a su amigo.

-¿Se lo vas a decir?-dijo Poncho sin pensárselo dos veces.

-Aún no lo sé….-dijo Ucker acercándose a su amigo para hablarle en voz baja- No quiero precipitarme. Creo que pierdo demasiado si tomo cualquier decisión inoportuna…

-Ya nos podemos ir.-dijo Dulce apareciendo de nuevo.

-Pues vamos…-dijo Ucker con una gran sonrisa.

-Poncho ya termina de arreglarte. ¡Vas tarde!-dijo Dulce volviéndose cuando estaba a punto de salir por la puerta y guiñándole el ojo a Poncho.


-Yo pierdo aún más…-dijo Poncho triste cuando sus amigos salieron.

Dulce y Ucker llegaron a un elegante restaurante. Él le movió la silla a ella para que se sentara, cosa que agradeció amablemente.

-¿Qué tengo?-dijo Dulce al ver como Ucker la miraba.

Empezó a tocarse la cara intentado encontrar algo por lo que su amigo la miraba tan atentamente. No encontró nada y ahora era ella quien lo miraba fijamente algo extrañada. Ucker empezó a reírse.

-No tienes nada. No te preocupes… ¿Te he dicho que te ves hermosa?

-Pues alguna que otra vez. Desde mi departamento hasta aquí unas veinte veces. Al final acabaré creyéndote…-dijo Dulce algo sonrojada- Ya más bien dime qué puedo pedir porque nunca he venido aquí…

-Ni yo tampoco…Fue Chris quien me recomendó que viniéramos a cenar aquí…

-¿Y tú te fías de él?-dijo Dulce haciéndose la sorprendida, lo que despertó la risa de Ucker.

-Pues quise jugármela. No sabía donde traerte…

-Yo pensaba que sí sabías después de tanto tiempo posponiendo la cena…-dijo Dulce con una sonrisa.

-Y que lo digas… Porque llevabas casi dos meses dándome largas… Hasta que al fin me concediste el honor…

-Pues no pienses eso bebé…Tú sabes que han pasado muchas cosas…

-Sí… Sobre todo con Poncho, ¿no?-dijo Ucker mirándola fijamente a los ojos esperando que éstos le dieran una respuesta. La respuesta.

-Bueno parte ha sido por él…Si no recuerdo mal nuestra cena viene pospuesta desde que Poncho y Putiola terminaron… Después hubo muchos problemas. Poncho se dañó el pie. Nos fuimos a España…Pero bueno ya no me escapé más y aquí estoy.-dijo Dulce con una gran sonrisa.

-Pues esperemos que no te escapes más…-dijo Ucker sonriendo también.-Dul te puedo hacer una pregunta…

-La que quieras…

-Prométeme no te enfadas…

-Me estás asustando. A ver ya dime...

-¿Entre tú y Poncho aún hay algo?-dijo Ucker casi horrorizado por haberse atrevido a lanzar esa pregunta.


Los ojos de Dulce parecían salirse de sus órbitas. De repente sintió que necesitaba beber algo. Y tomó la primera copa que vio en la mesa. Era agua. Para su pesar, porque en esos momentos necesitaba algo más fuerte. Desde luego la pregunta de Ucker la había tomado por sorpresa. Pero la sorpresa mayor era el no saber qué contestarle. Ya que no se iba a poner a contarle su relación en las últimas semanas con Poncho. Eso era algo que ni ella misma entendía. Se quedó en silencio esperando que se le viniera una respuesta divina para Ucker y para ella misma.

-¿Dul? –dijo Ucker percatándose del estado en que su indiscreta y directa pregunta había hecho en Dulce- Perdóname. No tenía que haber preguntado nada…-dijo Ucker algo triste.

-No te preocupes bebé. No has hecho nada…-dijo Dulce al fin- Es que me tomó de sorpresa tu pregunta…-dijo intentando disimular aunque ciertamente el problema era que no sabía ni ella la respuesta a esa pregunta- Pero la respuesta es no…-dijo al fin decidida tras ver algo.

A Ucker se le dibujó una sonrisa en la cara. Mientras que la cara de Dulce era todo lo contrario cuando vio aparecer por la puerta del restaurante a Poncho. Pero no iba sólo. Del brazo le colgaba una mujer morena. Sí. Era Claudia. Dulce no se extrañó demasiado porque sabía que Poncho había quedado con aquella mujer. Pero sí le sorprendió verlos allí. Había mil restaurantes en México. Pero las casualidades existen y ahí estaban ellos.
Ucker miró el punto donde estaba mirando Dulce y vio como Poncho y su amiga se acercaban a la mesa donde estaban ellos.

-¡Vaya esto si es una casualidad!-dijo Poncho con una gran sonrisa.-Claudia creo que los conoces, ¿no?

-Sí. Hola chicos. ¿Cómo están?-dijo Claudia.

-Muy bien. Gracias. –dijo Dulce con una falsa sonrisa.

Dulce no podía ni ver a Claudia desde que la conoció. No sabía qué era pero no le gustaba y no la quería tener cerca. Y mucho menos le gustaba verla cerca de Poncho, ¿acaso estaba celosa? Ella misma sacudió su cabeza ante la idea de los celos.

-No sabía que ustedes estuvieran juntos…-dijo Claudia señalando a Dulce y Ucker.

-Y no lo estamos.-dijo rápidamente Dulce para alivio de Poncho que sonrió sin saber por qué.

-Perdón entonces. Es como les veo aquí juntitos. Pero déjenme decirles que hacen una excelente pareja…-dijo Claudia de nuevo.

-Gracias…Pero no. No estamos juntos…-dijo Ucker.

-Bueno Claudia mejor vamos a buscar ya una mesa para nosotros, ¿qué te parece?-dijo al fin Poncho que se estaba sintiendo algo incómodo en esos momentos.


-¡Qué casualidades tiene la vida! ¿No te parece Poncho?-dijo Claudia cuando llegaron a su mesa mirando hacia la mesa que acababan de visitar.

-Pues sí… No sabía que Dulce y Ucker fueran a venir a cenar al mismo restaurante que nosotros...-dijo Poncho sin dejar de mirar hacia la mesa donde estaban sus amigos.

-Bueno pero está muy lindo este restaurante. ¿Vienes mucho por aquí?

-Pues para ser sincero es la primera vez que vengo… -dijo Poncho mirando esta vez a su compañera de velada- Me lo recomendó Annie ayer cuando nos organizó esta cena con Chris…-dijo Poncho sonriendo.

-Entonces a disfrutar de la cena…-dijo Claudia mirando fijamente a Poncho.

...............

Capitulo 34


-Estaba todo riquísimo…-dijo Dulce limpiándose cuidadosamente con una servilleta.

-Pues le daremos las gracias a Chris al fin y al cabo por recomendarnos este lugar…-dijo Ucker sonriendo.

-Sí. Cierto. Finalmente el pollito tuvo buen gusto. Además me la pasé muy bien contigo… Bueno siempre lo hago, salvo cuando andamos discutiendo…-dijo Dulce bromeando.

-Sí… Dul yo también me la paso muy bien a tu lado…-dijo Ucker con una sonrisa de oreja a oreja.

-Los que parece que también se la andan pasando bien son Ponchito y su amiguita…-dijo Dulce mirando de reojo a la mesa donde se encontraban estos.

-Eso parece…-dijo Ucker mientras se giraba para mirarlos- La verdad no sé ni cómo se me pudo ocurrir si ustedes tenían algo aún… A leguas se ve que ya no hay nada. Si no Poncho no andaría quedando con otra mujer. Y quizás tú no estarías esta noche aquí conmigo. ¿No te parece?

Dulce permaneció en silencio por un instante. Se quedó seria mirando a Poncho pensando que él realmente estaba bien con Claudia, cuando en toda la noche pudo quitar los ojos de Dulce, cosa que ésta no apreció. Entonces, empezó a reírse mirando a Ucker.

-Pues sí bebé… No sé de dónde sacaste eso…

-Bueno pero entiéndeme. Tú y Poncho han vivido una relación un poco especial desde siempre y ahora viviendo juntos… Y para colmo está Annie y Christian que andan diciendo todo el día que ustedes traen algo…

-No les hagas casos bebé.-dijo Dulce riéndose algo nerviosa.- No les hagas casos. Están locos…

-Está bien. Te creo. Olvida lo que te dije mejor…-dijo Ucker sonriendo- Por cierto, ahora te quiero llevar a un lugar muy especial…

-¿Adónde?-dijo Dulce curiosa.

-Es una sorpresa…-dijo Ucker poniéndose un dedo en la boca como si se mandara a callar él mismo.

-Está bien. Confiaré en ti. Pero sólo por esta vez. No te acostumbres demasiado…-dijo Dulce sonriendo.

Ucker levantó el brazo para llamar al camarero. Y cuando éste se acercó a la mesa, le pidió la cuenta.



-Ya se van…-susurró Poncho.

-¿Qué dijiste?-preguntó Claudia confusa.

-Nada…-dijo Poncho mirándola.-Bueno si quieres pago y nos vamos ya…-dijo algo impaciente.

-¿Qué prisa tienes?-dijo Claudia pasándole el brazo por el cuello para mirarlo de cerca fijamente.

-Bueno ninguna…-dijo Poncho nervioso por la cercanía de ella- Pero si ya terminamos de cenar… No tiene caso que sigamos aquí…

-Tienes razón, ¿por qué no nos vamos a tomar una copa a mi casa?-dijo ella sonriendo.

-Pues…-dijo Poncho mirando hacia todos los lugares posibles donde no se encontraría con Claudia.

-Alfonso no me vas a decir que no. La noche es joven. Así que no acepto un no como respuesta…

-Está bien…-dijo Poncho poco convencido.

Claudia sonrió triunfante. Y le dio un beso en la mejilla a Poncho.


Justo en ese momento Dulce y Ucker se estaban levantando de la mesa. Dulce se quedó muy seria. Se despidió de lejos con la mano.

-¿No vamos a ir a despedirlos?-dijo Ucker cuando Dulce empezó a caminar hacia la salida.

-No quieras interrumpirlos Ucker…-dijo Dulce sin mirar atrás.




Claudia y Poncho llegaron a la casa de ésta. Claudia soltó su bolso en la entrada e invitó a Poncho a entrar.

-¿Te vas a quedar en la puerta el resto de la noche?-dijo Claudia sonriendo.

¿Resto de la noche? Esas palabras sonaban en la cabeza de Poncho. ¿Acaso iba a estar en ese lugar mucho tiempo? Finalmente se decidió a entrar. Estaba algo incómodo. Se sentó en un sofá tal como le indicó Claudia mientras ella le servía una copa.

-¿Me vas a decir en qué has estado pensando toda la noche?-dijo Claudia algo seria.

-¿Cómo? No pensaba en nada. ¿Qué te hace pensar así?

-Mira Poncho sé que no nos conocemos de prácticamente nada. Pero sé que esta noche no has estado cenando al cien por cien conmigo. Ahora que estamos solos y sin nadie alrededor me dirás. ¿Qué te trae la cabeza así que no has podido disfrutar de la noche conmigo?-dijo Claudia mientras se sentaba a su lado.

Poncho permaneció en silencio. Claudia tenía razón. Y él sabía perfectamente qué le pasaba. O quizás no lo sabía pero entendía que su causa tenía nombre propio. Dulce María. ¿Por qué le inquietaba tanto que Dul estuviera con Ucker? ¿Acaso era porque sabía que él ya no la veía como una amiga y podía perderla para siempre? Pero, ¿por qué ese temor si él sabía que realmente no la tenía para él? ¿En qué momento la bomba había explotado y había dejado de ver a Dulce como amiga?

-Vale. Creo que te he vuelto a perder esta noche…-dijo Claudia levantándose.

-Perdóname Claudia. Tienes un poco de razón en todo…

-¿Un poco solo?-dijo ella mirándolo incrédula.-Bueno no importa. Olvida todos los problemas y relájate un poco. ¡Salud!-dijo levantando su copa y chocándola con la de Poncho.

Mientras tanto, en una colina desde donde se veía toda la cuidad iluminada en mitad de la noche estaban Dulce y Ucker.

-¡Vaya!-dijo Dulce asombrada mirando a su alrededor- ¡Qué lindo lugar! Gracias bebé por traerme hasta aquí…-dijo dándole un beso en la mejilla.

Ucker se tocó la mejilla y sonrió.

-No tienes que darme las gracias. Te he traído aquí porque me apetecía compartirlo con alguien especial…

-Pues gracias de nuevo por considerarme ese alguien especial.-dijo Dulce sonriendo.-Aunque igual deberías tenerlo reservado para alguna conquista porque te aseguro que aquí caería a tus pies del todo…

-No Dul… Te equivocas. No estoy interesado en traer conquistas aquí. Bueno ni tampoco estoy interesado en buscar conquistas si quiera…-dijo Ucker acercándose a ella.

-Es verdad. Ya lo estaba olvidando…Tú ya tienes el corazón ocupado, ¿no?-dijo ella tocándole la barriga como si fuera un bebé.

-Pues lo tengo ocupado… Pero me falta saber si lo está bien o no…

-¿Cómo? ¿Aún no te declaraste a esa chica?-dijo Dulce mirándolo con curiosidad.

-Pues es que no es tan fácil…

-Bebé haz siempre lo que te dicte tu corazón. Déjate llevar por él de vez en cuando…

-¿Y si meto la pata?-dijo él preocupado.

-¿Y si meto la pata?-dijo Dulce imitándolo- Pues la metiste y punto. Pero quizás merezca la pena meter la pata hasta el fondo a estar toda la vida arrepintiéndote por no haberte tropezado en el momento…

-Tienes razón…

-Claro que la tengo…-dijo ella sonriendo- Así que más bien ponte las pilas de una buena vez por todas antes de que sea demasiado tarde.

-Dul…-dijo Ucker acercándose más a ella.

-Dime.

-Estoy enamorado de ti.-dijo de un tirón para después lanzarse a sus labios.

-Bueno Claudia yo creo que ya va siendo hora de que me marche a mi casa…-dijo Poncho.

-Dirás a la casa de Dulce, ¿no?-dijo Claudia sonriendo- ¿Siempre tienes tantas prisas como hoy?

Claudia cogió la copa de Poncho y la soltó junto a la suya en la mesa. Entonces se acercó a él despacio para agarrarle del cuello y plantarle un beso en los labios. Al momento Poncho se levantó, separándose de ella.

-Claudia, ¿qué haces?-dijo Poncho enfadado.

-Poncho, ¿qué te pasa a ti? Dime más bien, ¿no te gusto?-dijo ella levantándose y poniéndose frente a Poncho-¿Ese es el problema?

-¿Qué dices? Se supone que esta era una cita de amigos…Y tú me sales con todo esto…

-Tú lo has dicho. Es una cita. En las citas no sólo se cena y cada cual se marcha para su casa…-dijo Claudia cada vez más enfadada.

Poncho empezó a reírse.

-Estás loca. Más bien me voy porque ni siquiera sé por qué salí contigo si yo sólo tengo cabeza para…

-¿Para quién?-dijo Claudia cuando Poncho se calló- Ahora entiendo. Eso es lo que te pasaba, ¿no? Pues no sé cómo te atreviste a rechazarme a mí. No sé quien es ella pero estoy segura no vale más que yo…-dijo altiva.

-Ella vale mucho más de eso que no te quepa duda. O al menos no está loca como tú. O quizá sí pero su locura no tiene comparación con la tuya…

-Mira Poncho más bien sal de mi casa… No estoy dispuesta a aguantarte tus palabras de cariño después de haberme rechazado…-dijo Claudia señalando la puerta.

Poncho no la volvió a mirar más y caminó hacia la puerta, cuando de repente Claudia chasqueó los dedos.

-¡Dulce!-exclamó Claudia por lo que Poncho se giró al momento- ¿Cómo no se me ocurrió si es tan lógico y previsible?

-¿Qué pasa con Dulce?-dijo Poncho mirándola serio.

-Nada Alfonso. Mejor vete con ella a ver cuánto os dura lo vuestro esta vez…

-¿Qué dices?

-Lo que oyes. No sé porque siguen pensando que alguna vez van a estar juntos si ya se dieron cuenta mil veces que juntos no funcionan… ¿Sois masoquistas o qué cosa?-dijo Claudia sonriendo.

-Claudia mejor cállate…-dijo Poncho marchándose de una vez.

Ucker tenía abrazada a Dulce mientras la besaba. Ella por su parte no se movía. Se había quedado helada con la bomba que Ucker le acababa de lanzar. Entonces al darse cuenta que estaba en los brazos de su amigo, se separó inmediatamente de él.

-Ucker…

-Déjame hablar por favor. Sé que somos amigos y tú me quieres como tal. Pero yo últimamente me estoy dando cuenta de unos nuevos sentimientos hacia ti. Te veo y se me ilumina la cara, se me ilumina el corazón, me iluminas la vida entera… Quizá no me digas sí ahora. Pero podrías pensarlo…

-Bebé….-dijo Dulce con los ojos aguados.

-Quizá podríamos intentar algo juntos… Dulce, ¿qué te pasa? ¿Estás llorando?-dijo mirándola a los ojos.

-Vale. Ahora es mi turno de hablar. Si me hubieses dicho esto en otro momento de mi vida algo más organizado, sinceramente no sé que respuesta te hubieses llevado…Pero en estos momentos mi vida está patas arriba… Yo ando muy confundida últimamente y no quiero hacerte daño… Será mejor que te olvides de mí, a lo mejor y todo sea una confusión y mañana o pasado te des cuenta de ello…Pero no creas que estoy juzgando tus sentimientos…-dijo Dulce al ver la cara triste de su amigo- Ucker yo te quiero mucho pero no quiero que sufras y mucho menos por mi culpa…

-Está bien…-dijo Ucker con un tono de voz muy apagado- No te preocupes Dul. Fui yo quien decidió meter la pata…

-Y te admiro por eso…-dijo Dulce sonriéndole.- Y de todos modos puedes estar segura que lo que haya pasado esta noche aquí no va a hacer que cambien las cosas entre nosotros y mucho menos mi forma de pensar y actuar sobre ti…

-Gracias…-dijo Ucker abrazándola.-Bueno ya es hora de que te lleve a casa de nuevo…-dijo separándose de ella.

Ucker y Dulce se montaron en el coche de este rumbo al departamento de Dulce. Durante el camino permanecieron en silencio. Dulce miraba hacia abajo en todo momento, hasta que llegaron a su destino.

-Ya hemos llegado…-dijo Ucker mirándola.

-Gracias bebé por traerme. Y gracias por la cena…-dijo ella mostrando una tierna sonrisa.

-No tienes que darlas Dul…

-Bebé cuídate mucho, ¿si? Mañana nos vemos en el trabajo.-dijo Dulce dándole un beso en la mejilla.

-Hasta mañana. Que descanses…-le contestó él.

Dulce se bajó del vehículo y se dirigió hacia la puerta del edificio donde vivía, bajo la atenta mirada de Ucker, y de alguien que la miraba desde un séptimo piso por la ventana. Era Poncho que había llegado al departamento antes y ahora estaba esperándola.
Dulce salió del ascensor al llegar a su planta. Y abrió la puerta de su departamento. Las luces estaban encendidas, lo que le indicaban que Poncho ya debía haber llegado. Esto le extrañó un poco. Al fin, entró en la sala y se encontró con Poncho cambiando los canales de la televisión sin mirar nada en específico.

-¿Y tú qué haces aquí tan pronto?-dijo ella al verlo.

-Pues no disfruté mucho de la noche…-dijo él levantándose.

Ambos se saludaron con un beso en la mejilla, mientras Dulce se terminaba de quitar la chaqueta que llevaba.

-¿Y eso por qué? Yo te vi muy animado con tu amiguita…-dijo ella seria.

-Pues mañana a primera hora vamos a que te miren la vista…-dijo Poncho sonriendo, lo que despertó la misma reacción en Dulce.

-Entonces… ¿qué pasó que no disfrutaste de la noche?-dijo Dulce mirándolo con curiosidad.

-Al parecer no se puede disfrutar de nada si no tienes la mente en lo que estás haciendo…

-No te entiendo…-dijo ella.

-Dulce… ¿no te das cuenta?-dijo él agarrándole la cara con las manos.

-¿De qué cosa?-dijo ella algo extrañada.

-Dul, lo único que hago es pensar en ti…

BENDITA LA LUZ DE TU MIRADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora