House of Cards - BTS [TRADUCCIÓN]

Capítulo XXII: Mad men [Parte 3]

Cr. img: La Fuente Egeria

ATENCIÓN

Esta parte contiene muerte de un personaje, tortura, mutilación, uso de drogas.

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Después de bajar del avión y de permitirlespasar por varios puntos de control sin mucho más que una mirada a suspasaportes y un registro de equipaje ligero, ambos salieron del aeropuerto.Justo afuera contra la acera había un auto, un modelo que TaeHyung no reconocióen absoluto. Era un auto plateado en lugar de negro, pero cuando uno de loshombres salió, estaba claro que era propiedad de Haedogje Pa. El hombre eraalto y ancho, vestido con un traje, un alambre rizado a la vista que le llegabahasta la oreja. 

—¿Nombre? —preguntó JungKook mientras caminaban por la acera hacia el vehículo.

—Yong, Park está adentro —explicó el hombre cuando abrió la puerta trasera para los dos y luego extendió la mano hacia la bolsa. TaeHyung se la pasó y fue directo al maletero. JungKook se metió sin decir una palabra más y luego se subió detrás de él. Yong cerró la puerta de un portazo y rodeó la parte delantera del automóvil para subirse al asiento del pasajero. Presionó su dedo contra su auricular mientras Park volvía a encender el auto—. El Amo Jeon está presente, procedemos a ir a la ubicación ahora, señor. —TaeHyung sabía que estaba hablando con Bae, por supuesto. Se acomodó en el asiento, encontrándolo bastante duro e incómodo.

Fue después de varios minutos que descubrió que necesitaba bajar la ventanilla y dejar entrar un poco de aire dentro del vehículo. Hacía mucho más calor de lo que esperaba, no tanto como en Singapur, pero un calor moderado que hacía que el clima templado en Seúl pareciera un frío invernal. El aroma que entraba por el hueco en el cristal era una mezcla de vapores de automóviles y el aroma descolorido de la costa.

Shanghái era otra granciudad que visitaba. Había una vista constante de los rascacielos: bloques deapartamentos, torres de radio y atracciones. Cada camino por el que viajabanestaba lleno de autos y motos, bicicletas y rickshaws*;  dando un aire bastante agitado a la ciudad. Había muchos letreros colgando por encima de los edificios, de color amarillo brillante con llamativos caracteres rojos en ellos. Sabía que cuando cayera la noche, las calles estarían resplandecientes y bulliciosas como Gangnam-gu. Se preguntó cómo sería mezclarse en las calles como todos esos humanos normales. Tal vez algún día volvería a sentir eso, pero descubrió que sentarse en la parte trasera del automóvil era mucho más agradable.

Habían pasado cerca de tres horas desde su dosificación y estaba empezando a sentir algo, como un antojo. No era un sentimiento fuerte, sino más bien dolores que le decían que estaba empezando a tener hambre otra vez. Pero todavía tenía otras tres horas para esperar hasta que JungKook pudiera darle otra dosis y alejarlos nuevamente. Con suerte, los dolores persistirían por ese tiempo como ahora, esa ligera punzada en la boca del estómago que hacía que sus dedos se contrajeran y se lamiera los labios.

—Mmm, una ciudad interesante —comentó JungKook mirando por la ventana—. Después de que todo esto haya terminado, cuando esta ciudad haya sido limpiada, tendremos que traer a JiMin aquí. Estoy seguro de que le encantará. ¿Quizás las calles aquí sean lo suficientemente seguras como para aventurarse a salir en lugar de quedarnos en las suites del hotel?

—Estoy seguro de que sí —coincidió TaeHyung mientras lo miraba—. Siempre y cuando me des un arma. —Esta broma hizo que el hombre más joven le sonriera.

—¿Qué tan lejos estamos de la ubicación, Park?

—Media hora, más o menos —respondió Park desde el asiento delantero—. Está detenido en un almacén del puerto en Nanshin, uno que Bae posee para exportar productos.