House of Cards - BTS [TRADUCCIÓN]

Capítulo XXI: Esta puta ciudad me pertenece [Parte 1]

Cr. img: A quien corresponda

Un cap más...

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Fue justo cuando la primera bala lo golpeó que JungKook se despertó sobresaltado. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que se había despertado de tal manera que casi se incorporó en estado de shock y realmente escuchó el silbido de la respiración que atravesó sus labios. Sus dedos no tocaron una piel como había estado esperando, la suave y lisa piel de los brazos de JiMin, sino que sus dedos agarraron las sábanas de seda. Eso era extraño y por unos segundos una horrible sensación de desorientación permaneció en su mente. JungKook cerró los ojos con un profundo gemido, solo deseando que la habitación dejara de girar y que su corazón acelerado alcanzara un ritmo más regular.

—Muh... mierda —gimió cuando extendió la mano para presionar la palma de la mano contra su frente. Le dolía la cabeza y no estaba sorprendido por este hecho. Había bebido demasiado la noche anterior porque simplemente había perdido el control. JungKook nunca había bebido tanto en circunstancias normales, pero anoche había sido la excepción. Había estado tan lejos de lo normal que todavía estaba tratando de procesarlo. La idea de moverse para recostarse no era del todo atractiva porque sabía que tenía que mover la cabeza adolorida, pero estar sentado derecho era demasiado para él. JungKook dejó escapar el aliento en un suspiro agrietado y luego dejó caer la cabeza sobre el montón de almohadas. Se hundió en ellas y, sin embargo, la suavidad no impidió que un dolor sordo golpeara en el centro de su cráneo, justo detrás de sus ojos, como un dolor punzante. Hizo una mueca y se mordió el labio inferior con fuerza, sintiendo que estaba bastante seco.

Había sido una pesadilla, por supuesto, una horrible que lo había dejado sudando, temblando y casi llorando. Todo lo que había hecho era tener una pesadilla y no había nada de qué preocuparse, era perfectamente normal tenerlas. Las había tenido en el pasado, no era ajeno a ellas, pero había pasado tanto tiempo desde la última vez que se había sentido tan asustado, que la experiencia le pareció ajena.

Cuando era niño, laspesadillas de JungKook nunca habían girado alrededor de la oscuridad, alrededorde monstruos que se deslizaban por las grietas del armario o se arrastraban pordebajo de la cama para agarrar sus tobillos. No, en aquel entonces laspesadillas de JungKook habían sido una de dos cosas. A menudo se había vistoatormentado por las horribles imágenes que había visto una vez en la oficina desu padre cuando tenía solo cinco años,  descubriendo accidentalmente un archivo policial que contenía imágenes de cuerpos mutilados. En sus sueños, JungKook había tenido esos cadáveres en rodajas que se arrastraban tras él, tal vez para mutilarlo también, tal vez para comer su carne como extraños zombis. Si no eran los cadáveres, entonces sus pesadillas se centraban en ser abandonado; de despertarse en una casa vacía sin su madre, su padre, incluso Xue-Fang para responder a sus gritos y brindar consuelo.

Nada de monstruos, solo cadáveres y soledad.

Al convertirse en un joven adolescente, JungKook descubrió que sus sueños se habían torcido en él, se habían vuelto de naturaleza extraña. A veces eran terriblemente violentos y, sin embargo, él se despertaba excitado; tal vez incluso con sábanas y ropa interior mojadas. JungKook nunca había entendido realmente por qué, pero le sucedía, y desde ese momento en adelante sus sueños se habían centrado en la violencia o en la cara más bonita que había visto durante el día. Si tuvo la desgracia de no ver a una prostituta atractiva, su mente se llenaba de cuerpos sin rostro: con piel suave, pero músculos fuertes debajo, con dientes duros y miembros sólidos. Los sueños habían sido mejores que las pesadillas con seguridad, pero aún lo dejaban sintiéndose vacío. Hasta que conoció a JiMin, por supuesto, y el otro hombre había logrado llenar algo de ese vacío con su cálido cuerpo y su suave voz.