3.

14.5K 988 19
                                    

Hilary:

Me encanta ir arriba.

Y agradezco a cada uno de mis clientes, quienes me permiten dándome la libertad de hacerlo, aunque en su mayoría, a los hombres les gusta hacerlo por detrás.

Es por eso que estoy aún más agradecida.

Soy buena arriba y cada vez que acabo están satisfechos.

Dereck Clark no fue la excepción.

Mi cuerpo subía y baja al igual que mis pechos, los cuales rebotaban y sus manos tuvieron que ir sobre ellos, aplastándolos, sosteniéndolos y masajeándolos, provocando que eche la cabeza hacia atrás y me lleve una mano al cuello, me inclino todo lo que puedo y gimo en voz alta, el placer se descontrolaba, mi cuerpo estaba lleno de excitación y no podía, estaba a punto de estallar.

Dereck comenzó a elevar las caderas y su polla dura se hundió más, lo disfrute, está fuera de límites, fuera de mi alcance.

Cogerme a este hombre era increíble.

Lo estaba disfrutando, como nunca y no quería que parara, era rudo aunque al inicio pareció un caballero y también era sucio, tan sexy y caliente como me encantar.

Cielos...

Mi mente se nubla.

Cielos, Dereck.

Se siente tan rico.

Gimo y bajo las mano de mi cuello para ubicarla en su pecho, rasguño con mis uñas y el gruñe,

Me encanta, esta tan dura...—Gimo, mi voz se pierde.—Que rico.

Cierro los ojos.

—Es tan...

—Eres muy hermosa.

Detengo mis saltos y lo observo agitada, completamente sorprendida, mi pecho sube y baja, sus manos caen de mis pechos y nuestras miradas se encuentran a su vez que las penetraciones se detienen.

Escucho mi corazón martillando en mis oídos.

¿Qué sucede con este hombre?

¿Por qué me dice cosas como estas?

¿Por qué me trata así?

No pierdas la concentración.—Me regaño.

Borro mi sorpresa y sonrio.

—Y tú no estás nada mal, Dereck.

Me recuesto encima de él y estiro los brazos por encima de su cabeza, clavando las uñas en las sabanas.

—Pon las manos en mi culo.

Sin dudarlo acata mi orden, cierro los ojos y mis labios se separan, poniéndole fin a nuestros deseos, Dereck empuja mi culo con ambas manos y su polla se vuelve a hundir.

—Oh joder...

¿Cómo puede seguir tan duro?

Me encanta, me vuelve loca.

Continúo moviéndome y esta vez no solo yo tengo el control.











Bajo las HeridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora