30.

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Último Capítulo:

Hilary:

La puerta esta entreabierta cuando llego a la casa, él lo ha hecho por mí y trato de entrar sin hacer ruido, mi primera opción es recorrer el primer piso y cuando no la encuentro, voy hacia la escalera y al dar el primer paso, me detengo.

Bajo la mirada al suelo y me acuesto sobre el pegando mi oído.

Vuelvo a escuchar y estoy segura que es ella, voy directo al sótano.

—Lily...

Todo está oscuro y lleno de polvo, lleno de cosas y solo recuerdo haber venido un par de veces aquí por el miedo a la oscuridad que le tenía.

Hay estantes por todas partes y camino en medio hasta que llego a ver sus colitas, su vestido y su cuerpecito acurrucado en la esquina.

Me aguanto las ganas de llorar y voy hacia ella.

—Lily...

—Hilary...

Me rodea el cuello con los brazos y mis ojos se cierran, la abrazo también y ella se aparta de mi llorando mientras yo examino su cuerpo y finalmente al no encontrar nada, mis manos van a su cara.

Papá dijo que me daría algo, Hilary.—Llora.—Y me trajo aquí.

—Lily...

Le limpio sus lágrimas.

—¿Papá me odia, Hilary?

Trago saliva.—Yo te amo.

Su llanto se calma.

—Yo te amo, cariño.. eso basta ¿De acuerdo?

—Hilary.—Solloza.

Escucho pasos arriba y subo la mirada, me aterro.

—Tenemos que salir de aquí.—Le digo.—Ven aquí.

La cargo en mis brazos y camino haciendo el ruido menos posible, voy hacia las escaleras y cuando voy a cruzar la puerta, el aparece.

—Pequeña zorra escurridiza.

Me quedo tan impresionada que no sé qué hacer y lo siguiente que siento es como ruedo por las escaleras con Lily después de que mi padre nos empujara de una patada.

Cierra la puerta con fuerza y todo oscurece, Lily comienza a llorar y cuando intento llegar a ella y moverme, mi tobillo duele.

—Lily.. cariño, sigue mi voz.—Le pido.

Ella no deja de llorar y tengo que arrastrarme hasta conseguir pararme, llego hasta ella y la cargo en mis brazos.

Hilary...

—Shh.. Shh..—La silencio.—Esta bien..

Intento buscar algún lugar, alguna ventana y doy con la puerta trasera que lleva al patio, sigo la luz y dejo a Lily a un lado, mientras ella llora, yo trato de buscar alguna herramienta que me ayude a romper el candado y las cadenas.

—Lily, cariño, no llores..—Le pido.—Saldremos de esta.

Hilary.—Solloza.

Cojo un martillo grande de entre toda la chatarra y voy hacia la puerta, la golpeo con fuerza y hasta que no me quedan energías.

—Lily, retrocede.—Le pido al ver el candado casi suelto.

Golpeo con más fuerza y solo alcanzo a separar las cadenas, sin embargo, hay un espacio suficiente como para que Lily quepa por ahí.

Bajo las HeridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora