28.

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Hilary:

Nuestra luna de miel no fue la esperada y por mi, le pedí que lo hiciéramos cuando todo esto acabara, además no podíamos viajar cuando posiblemente eso complicaría el juicio que estaba por venir.

Nosotros tres solo salimos.

Y al volver solo disfrutamos los dos.

—Dereck...

Tengo su cabeza metida entre mis piernas, su lengua hundiéndose en mi centro y mi cuerpo arde de deseo, llevo mi mano izquierda a mis pechos y comienzo a tocarme , apretarme las tetas y a gemir mientras con la otra entierro los dedos en su cabellera.

Separo las piernas y vuelvo a gemir, doy un salto corto al sentir su barba raspandome y cuando vuelve a trazar la misma linea con su lengua.

¿Cómo es que no ha hecho esto hace tiempo?

El es maravilloso.

Dereck lleva las manos sobre mi pecho y lo dejo tocarme, cubro su mano con la mía y jadeo.

Oh dios...

Aparta los labios y me sonríe.

Me besa y sobre mi boca, murmura.—Date la vuelta.

Lo hago encantada, me coloco en la postura.

Apoyándome con mis rodillas y en cuatro patas, dejando mi culo a su vista, Dereck se ubica detrás de mi, me acaricia el trasero y coloca los dedos abriéndome, su erección me rosa y mi boca se abre cuando lo siento entrar.

Aprieto las manos en las sabanas y mi cuerpo va hacia adelante cuando me empieza a embestir, agacho la cabeza y pongo la mirada sobre el colchón, mi cabello va hacia adelante y no puedo dejar de gemir.

Oh joder..

—Dereck..—Levanto la cabeza, Dereck sale y entra, se frota en mi interior y el placer es inmenso.—Oh , Dereck..

Me coge de la cadera y mis ojos se cierran, Dereck lleva su mano a mi entrepierna y me comienza a acariciar, me masturba mientras sigue frotándose en mi interior.

Se pega más contra mi y golpea tan fuerte que mis nalgas resuenan tan fuerte contra su cadera, sonrio y nos movemos juntos mientras me coge del cabello.

Cuando siento que no puedo más con el placer, estiro mi cuerpo y dejo que el siga empujando mientras mi cabeza se apoya sobre el colchón, mi trasero sigue levantado.

Siento como Dereck se corre y me mancha al salir, se acuesta a mi lado y ambos sonreímos.

Nos besamos y nos amamos otra vez.















(*)


















La mañana siguiente me levanto a prepararle el desayuno a los dos, pero algo más ocupa mis prioridades.

—Hilary...

Dereck sale de la habitación y se detiene al verme, me observa preocupado.

Niego con la cabeza y el corazón se me acelera.

—¿Qué es...?—Para cuando asiento con la cabeza.

Muevo la hoja en mis manos.—Es el citatorio para el juzgado.

Bajo las HeridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora