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Ese día Bakugou se encontraba cocinando ya que en solo unas horas, su madre y su suegra llegarían a cenar a su casa sin razón aparente, solo porque querían ver como estaban. Katsuki estaba tranquilo cocinando, cuando sonó la puerta de la entrada y se inclinó por la entrada de la cocina, sonriendo al ver como Izuku sacudía su cabello para dejar caer la nieve, sonriéndole amplio.

- quiero hacerlo -le dijo con estusiasmo el pecoso, sacando su chaqueta mientras la colgaba, sacando luego sus zapatillas para comenzar a caminar hacia él, desabrochando su chaqueta.

- ¿qué, ahora? Si lo hicimos en la mañana -dijo Katsuki mientras veía que el pecoso sacaba su chaqueta y la tiraba al piso, sacando luego su camiseta para ir hacia él, tomándolo por los hombros antes de que cayeran al piso por el empujón del menor, quien se sentó a horcajadas sobre la pelvis del rubio, sonriendo travieso.

- sí, ahora, tenemos rato antes de que lleguen -le dijo el pecoso mientras dejaba una mano al costado de la cabeza de Katsuki, bajando la otra directo hacia la erección creciente que poseía el ojirubí, quien trataba de no reírse ante la gracia que le producía la situación- ¿quieres, no? -le dijo Izuku cuando introdujo su fría mano por debajo del boxer, haciendo jadear al mayor.

- sí, claro -le dijo mientras se estiraba a besar el moreno, atrapando su labio entre sus dientes con fuerza. Desde hace unas semanas, daba la impresión de que a Izuku se le habían alborotado las hormonas fuertemente, ya que cada vez que le tenía cerca, el pecoso tenía la necesidad de tener algún contacto sexual con Bakugou.

No le importaba si era en el cuarto, la sala, el baño, algún callejón solitario y oscuro o la azotea de algún edificio durante un patrullaje nocturno, siempre que se encontraban Izuku se le lanzaba encima para poder tener relaciones. Bakugou no se quejaba, pero le sacaba de sus casillas ver como el mismo pecoso que era su esposo, siempre tan delicado con dejar su vida privada dentro de su casa estuviese dispuesto a correr esos riesgos. En ese momento, mientras sostenía por sus caderas al menor, Midoriya se encontraba saltando encima de él, saltando de forma entusiasta mientras gemía y le miraba con una sonrisa torcida, hablando apenas.

- Kat-Katsuki -susurró mientras jadeaba, dejando caer su cabeza hacia el frente, gimiendo fuertemente, mientras apretaba sus manos alrededor de los trabajados hombros del mayor. Bakugou movió sus manos hacia su espalda, deslizándola por su piel hasta los pecosos y suaves hombros, sentándose mientras le abrazaba a si, apoyó su cabeza en el pecho del pecoso, sintiendo como su corazón latía de forma rápida, distrayéndolo. 

- si quieres correrte, hazlo -le dijo con voz ronca mientras se dejaba ir hacia adelante, dejando la espalda del pecoso contra el piso, teniendo una vista precisa de como su esposo le miraba sonrojado, ya con cara de tragedia. Bajó su boca al cuello del menor, comenzando a besarlo con dulzura mientras el chico se removía gimiendo, diciendo una y otra vez que acabaría hasta que finalmente lo hizo, manchando su propio abdomen con su semilla. Bakugou bajó su boca al hombro, dejando una marca roja en su piel en el momento en que dio la última estocada en el interior del rizado, escuchándolo gemir de forma suave mientras arañaba la espalda del rubio, jadeando contra su piel. 

- ve a bañarte, van a venir tu madre y la mía -le susurró Bakugou mientras salía suavemente de su interior, sonriendo al ver como el pecoso negaba con su cabeza, aún sin habla- vamos, ve, no creo que sea agradable que lleguen y te vean así -dijo ya más alto mientras se arrodillaba, estirándose a buscar su camiseta y luego su ropa interior, viendo como con cuidado su esposo se paraba, sonriendo de forma relajada. Se vistió y le tendió su ropa, quedándose quieto cuando el pecoso se estiró de forma dulce a besar sus labios con calma, antes de irse rápidamente al cuarto, donde tenían su baño. Katsuki se quedó de pie unos segundos viendo el lugar por donde se había ido su esposo, sonriendo de forma ladina luego antes de girarse e ir a la cocina, donde se lavó las manos y siguiendo cocinando con tranquilidad. Cuando quedaban unos cinco minutos y ya había puesto la mesa cuando vio salir al pecoso, ya con ropa limpia y su enorme sonrisa. 

- tú debes bañarte, Katsuki! -le dijo mientras iba hacia él y le tomaba de la mano, llevándolo hacia el cuarto y directo al baño, diciéndole que él le buscaría la ropa. Unas vez en la ducha sintió como Izuku entró tranquilo y dejó ropa en el lavamanos seco, saliendo de forma inmediata. Para cuando salió ya vestido del baño, el pecoso estaba recostado en la cama, entretenido en su celular. 

La cena con sus madres había sido amena, nada fuera de lo normal. Mientras comía y escuchaba como su esposo le hablaba a las mujeres, tuvo la sensación de que el accidente nunca había ocurrido hasta que el rizado se giró y vio al ojirubí, sonriéndole antes de decirle "¿no es así, Katsuki?". En ese momento, Bakugou cayó en cuenta de que Izuku no le había llamado Kacchan nunca desde que había recuperado la consciencia y con eso perdido la memoria. Luego de que comieron y hablaron más, al momento de que ellas se retiraron y ellos limpiaron todo, Bakugou entró al cuarto y vio a Izuku en pijama, comiendo helado en un tazón mientras miraba la tv. 

- Katsuki ven, están dando the g... ¿te ocurre algo? -le dijo el rizado mientras dejaba el tazón y se giraba hacia él, viendo como el rubio asentía con su cabeza e iba hacia él, dejando su cuerpo en el regazo del pecoso antes de abrazarse a su cuello, apegándose lo más que pudo. 

A Bakugou le gusta MidoriyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora