Epílogo

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- ¿y qué más pasó? -le dijo Uraraka mientras miraba entretenida como su mejor amigo se sonrojaba de forma brutal en lo que negaba con su cabeza, tratando de que el resto de las personas en la cafetería no les miraran- ¿te hizo sexo oral? -dijo la castaña risueña mientras su amigo agitaba su cabeza de forma frenética de un lado a otro. 

- Uraraka! -le dijo Deku mientras trataba de no reírse, escondiendo su sonrojado rostro entre sus manos- la verdad, sí -susurró mientras alzaba su mirada y escuchaba a su amiga atragantarse con el chocolate caliente. Comenzó a reírse mientras veía a su amiga tomar aire de forma pausada, queriendo atragantarse denuevo. 

Se habían visto luego de que, casi medio año después de la recuperación de memoria de Deku, él y su esposo se fueran de vacaciones unos días a centroamérica, donde se dedicaron a disfrutar de las playas sabiendo que era difícil que les reconocieran en un lugar como ese. En ese momento, se encontraba con su mejor amiga Ochako en una cafetería para actualizarse, ya que en esos 5 días que anduvieron fuera, además de la locura del matrimonio, Uraraka se había comprometido con Todoroki. Aunque tenía más ganas de hablar con ella, bajó su vista a su reloj de muñeca y bufó al ver que ya eran las 8 de la mañana y que dentro de no mucho su esposo llegaría a casa y quería tenerle una sorpresa al ser su cumpleaños número 27. Bufó antes de que Uraraka alzara sus manos con un sonrisa. 

- ve tranquilo, Shoto debería venir en un rato más -le dijo ella antes de que el pecoso se levantara y dejara un beso en la frente de la chica, haciéndola sonreír de forma infantil. 

- ¿vendrán hoy, no? -dijo el pecoso mientras sacaba de su billetera el dinero para pagar su propio café. Cuando alzó su mirada vio como la chica asentía de forma alegre, sonriéndole. 

- sí, ambos, si de todas formas nos invitaron, no iríamos a decir que no -le dijo ella antes de que se despidieran e Izuku fuese hacia su casa, listo para prepararle un desayuno especial a su esposo. 

Cuando llegó y vio que la casa estaba vacía, la ventiló un poco mientra comenzó a cocinar con música de fondo, dejando el arroz preparándose en su arrocera mientras comenzaba a hacer la sopa de miso picante que tanto le gustaba, tarareaba mientras se desplazaba de un lado a otro asegurándose de dejar todo preparado para cuando sonó la puerta de entrada. Con los platos en las manos salió y sonrió amplio al ver como su esposo ingresaba a su hogar, directo de venir trabajando en un patrullaje nocturno al igual que él. 

- Kacchan, feliz cumpleaños! -dijo con ánimo mientras dejaba los platos en la mesa e iba hacia él, estirándose a besar sus labios de forma rápida mientras colgaba sus brazos de su cuello, escuchando como el ojirubí protestaba un poco al sentir con la rapidez que el pecoso se le colgaba encima, sin embargo llevó sus manos a la cintura del menor, tomándolo de ella con firmeza antes de apegarlo a él y besarle con una mayor intensidad, introduciendo su lengua en la boca del contrario sin descaro alguno, paseando esta por toda la cavidad. Estuvieron así unos minutos antes de que Bakugou se separara y viera como su esposo le miraba sonrojado, pero sumamente feliz. 

- muchas gracias, amor -susurró antes de dejar un casto beso en sus labios, separándose luego para colgar su mochila y cambiar sus zapatos, sonriendo al ver como la mesa de la casa tenía comida servida, además de una caja envuelta- ¿de verdad llegaste antes que yo solo para esto? -le dijo el mayor mientras ladeaba su cabeza y veía a su marido asentir con su cabeza, besando suavemente uno de sus hombros. 

- siéntate y deja que te sirva, luego vas a dormir algo -dijo sonriente mientras iba directo a la cocina, para terminar de servir la comida. Bakugou se sentó en su lugar y sonrió al ver el hecho de que su esposo le tenía un regalo ya, y aunque pensó en abrirlo esperó a que su marido llegara desde la cocina con la comida, sonriéndole de forma dulce. 

Aunque hablaron de como fue el patrullaje de ambos y la pequeña fiesta que había decidido hacer Deku por su esposo en la noche, Midoriya no pudo evitar notar como su esposo se quedó en completo silencio un momento, examinándole con la mirada de forma melancólica. 

- ¿sabes? -le dijo Bakugou mientras le sonreía de forma torcida. En ese mismo su esposo se quedó en total silencio, mirándole serio mientras se sonrisa se iba disminuyendo en su rostro- aún me cuesta convencerme de que volviste a mi vida, de que estás aquí, conmigo -le murmuró, haciendo así que el pecoso ladeara su cabeza un poco, confundido. 

- ¿por qué lo dices, Kacchan? -le dijo mientras dejaba en su mesa la taza de té, queriendo disimular su leve temblor de manos al notar como los ojos del ojirubí, aún clavados en los esmeraldas, comenzaban a humedecerse con rapidez, queriendo desbordar sus lágrimas. Casi por acto reflejo los de Izuku también se colocaron llorosos, haciendo así que el pecoso sorbiera su nariz. 

- porque de verdad sufrí mucho al no tenerte a ti a mi lado, Deku -susurró bajito, antes de que Midoriya se colocara de pie y fuera hacia él, colocándose de rodillas antes de dejar su cabeza en el regazo de su esposo, comenzando a llorar. 

- no vo-volveré a dejarte, Kacchan -le lloriqueó bajito antes de romper a llorar, negando con su cabeza mientras subía sus manos y le abrazaba por el torso, apegándose a él- te amo mucho, mucho Kacchan! -le dijo antes de alzar su vista hacia la de él, sorbiendo su nariz nuevamente. 

Bakugou movió su mano hacia el cabello de Midoriya, acariciándole antes de sonreír amplio al sentir una vez más que ese era su esposo, de quien tanto se había enamorado tan perdidamente desde hace varios años.

Ah, como amaba sentirse en casa.

A Bakugou le gusta MidoriyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora