Kirishima miraba con incertidumbre a su amigo, quien estaba solo sentado en las sillas de espera, apoyando sus codos en sus rodillas mientras hundía su rostro entre sus manos, lamentándose. Izuku había sido sedado y puesto a descansar en espera de que viniera la anciana Recovery Girl a dejarle un beso, con el fin de que se pudiera sanar todo lo posible.
- no sabe quien soy -susurró Katsuki por décima cuarta vez en las últimas horas, además de que era lo único que había dicho- no sabe quien soy -volvió a susurrar, haciendo que Kirishima frunciera levemente sus labios, pensando de forma desesperada en que hacer.
- estaba shockeado, seguramente -le dijo el pelirrojo mientras sentía vibrar su celular con un mensaje de su esposa, preguntándole por el rubio. Guardó rápidamente el celular y se inclinó a ver a su amigo, quien comenzó a negar con su cabeza- perdóname, hermano, esto no estaría pasando si no hubiese hecho lo que hice -le susurró bajo y con un leve dolor de pecho debido a la angustia que sentía.
- no digas estupideces, ¿sí? -le dijo antes de alzar su cabeza, suspirando fuertemente antes de limpiar sus mejillas, por las cuales corrían pequeñas lágrimas- se recuperará, claro que sí -aseguró mientras se ponía de pie, arreglando su ropa- me voy, tú también deberías irte -dijo con indiferencia ante lo dicho por su amigo, quien se puso de pie.
- pero, ¿no te toca a ti quedarte con él? -le dijo Eijirou mientras comenzaba a caminar junto al rubio, yendo hacia el estacionamiento en lo que este negaba, caminando a paso rápido.
- vendré más en la noche, cuando deba llevar a su madre a casa -dijo antes de negar con su cabeza un poco, suspirando ante la sensación de vergüenza que nació en su pecho ante el recordar de su actuar.
En cuanto Midoriya preguntó sobre quien era su esposo, Bakugou sintió como había enloquecido un poco. Se había precipitado sobre él mientras lo tomaba por lo hombros, agitándolo mientras le gritaba "yo soy Kacchan", no le importó quien le jaló por detrás sino hasta que Midoriya había roto a llorar y se había orinado encima, encaramándose aterrado sobre la camilla mientras trataba de apartarse de él. Bakugou había salido solo del cuarto y fue a encerrarse a su auto, llorando de forma desconsolada mientras golpeaba la bocina.
Fueron un montón de pensamientos que cruzaron por su cabeza durante ese tiempo, lo que provocaba que no dejara de llorar. La simple idea de perderlo, que volviera a dejarlo, que lo borrara de su vida lo mortificaba y le apretaba aún más el pecho. Manejó a su casa y armó un bolso con sus cosas necesarias, como ropa interior, un par de pijamas, sus pantuflas para andar en casa y sus cosas de aseos, además de su álbum de fotos favorito. En un momento, Katsuki se sintió como un niño pequeño que estaba solo en casa y no sabía que hacer, estaba parado en medio de la sala con el bolso en una mano, mientras que en la otra tenía el álbum que había armado el pecoso, incluso si era anticuado imprimir las fotografías. Comenzó a balancearse entre sus pies, ligeramente nervioso y ansioso de ponerse a llorar, pensando en si así volvería su esposo. Para cuando volvió al hospital, Kirishima estaba esperándolo en la zona de espera, donde solo lo abrazó y trató de hacer que se desahogara, pero fue inútil.
En la noche, cuando había vuelto luego de una pequeña ducha y una siesta, entró con el bolso y el libro que había dejado en el auto y vio a la señora Midoriya, quien estaba sentada en el sillón apegado a la cama, con una mano sobre la de su dormido hijo y la otra sobre su muy corto cabello, acariciando lejos de la cicatriz.
- ¿sigue dormido? -dijo bajo mientras dejaba el bolso en la cornisa de la ventana junto al álbum. La peliverde alzó su mirada y le sonrió de forma dulce a su yerno, asintiendo con su cabeza- le han sacado la sonda -murmuró bajo, mientras se paraba a los pies de la cama, mientras se cruzaba de brazos.
- volverá a la normalidad, Katsuki -le dijo la mujer mientras se ponía de pie, estirándose a dejar un pequeño beso en la frente de su hijo- lo sabes bien, te volverá a recordar, tal vez solo necesita descanso y mucho cariño, ¿sí? -le dijo la mujer mientras caminaba a él, poniendo una mano sobre su brazo.
- eso espero -murmuró bajo mientras apretaba sus labios- me siento culpable por haberlo asustado de esa forma -dijo antes de suspirar, bajando su vista a su suegra, quien le sonreía de forma dulce.
- despreocúpate, Katsuki, él estaba muy asustado con todos -aseguró antes de tomar su pequeño bolso, despidiéndose cortamente del rubio con la excusa de que pediría un taxi. Una vez Inko se retiró, tomó la ficha entre sus manos y la leyó de forma rápida.
"Posterior al despertar del paciente, se procedió a darle un baño y a probar la deglución con alimentos líquidos, fue correcta y los movimientos van a una velocidad normal, habla ininterrumpida, confusión por parte del paciente y aparente pérdida de memoria"
Frunció sus labios mientras volvía a dejar la ficha en su lugar, mirando a su esposo de forma dulce. Caminó hasta el álbum de fotos y fue hasta el sillón, dejando el libro con suma suavidad sobre el regazo del pecoso, abriendo sus hojas y pasando suavemente por ellas. Su pecho se calentaba a ver las fotografías escogidas por su esposo: el primer baile que tuvo, esa vez que Bakugou se le declaró, una fotografía de ambos dormidos en la enfermería de UA luego de haberse disputado el puesto final del torneo deportivo, donde ganó Todoroki porque ambos no estaban en condiciones, ambos juntos en su graduación donde eran pareja a escondidas, su primera cita, cuando se comprometieron, unas vacaciones que tuvieron en España, fotos casuales que se tomaban o que les tomaron a lo largo de esos años. Repasó las fotografías de forma melancólica antes de que el sueño comenzara a consumirle, por lo que con cuidado dejó el álbum en la mesa de noche y se reclinó en el inmobiliario, antes de quedarse dormido.
Midoriya Izuku se despertó en medio de la noche, debido al punzante dolor de cabeza que tenía y los mareos. Cuando abrió sus ojos, lo hizo de forma pesada y levemente dolorosa, tratando de adaptar su vista a la oscuridad del cuarto, a excepción de la luz que entraba por el pasillo.
- mierda -susurró bajito, mientras subía una mano a su cabeza, dejándola suavemente en su sien. Tragó saliva antes de mirar por la ventana a lo lejos, parpadeando varias veces. Estaba seguro de haber estado con Todoroki en un café, ambos charlaban de forma amena mientras esperaban un pastel, en un momento bajó su vista al celular y parpadeó, cuando volvió a hacerlo se encontraba en ese cuarto de hospital al lado, con su madre llorando y poco después con un tipo gritándole en la cara.
Pensando aún en eso, giró suavemente su cabeza y se tensó al ser al mismo rubio en el sillón a su lado, plácidamente dormido. Tenía una expresión de relajo a excepción por el entrecejo fruncido y sus manos apretadas haciendo de almohada. Lo miró con confusión por varios segundos hasta notar que tenía un anillo de matrimonio puesto. Midoriya subió su mano con cuidado hasta la altura de su cara, viendo como su dedo anular era adornado por un anillo igual, solo que a su medida. Dejo caer la mano sobre su regazo antes de girarse más y ver un álbum de fotos junto a una fotografía enmarcada. Con mucho cuidado, tomó entre su mano el marco, admirando lentamente la foto. Era él y el rubio presumiendo los anillos dorados, mientras tenían en medio a su madre, quien sonreía de forma amplia. Tragó saliva antes de dejar el marco en su lugar y abrir el libro, hojeándolo e inspeccionando cada foto.
El rubio y él por todos lados. En el jardín de niños, en la escuela, en bailes, en aviones, restaurantes, fotos de ellos besándose, capturas de ellos acaramelados en un sillón, una fotografía de aspecto profesional de ellos abrazados, enfocando su mano entrelazada y los anillos, y en la siguiente salían besándose con total naturalidad. Tragó de forma pesada antes de alejar un poco el libro de si, dejándolo a la altura de las rodillas. Llevó sus manos a su rostro, cubriéndolo unos segundos antes de sentir la angustia en su pecho.
¿qué estaba ocurriendo?
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A Bakugou le gusta Midoriya
Hayran KurguHabían estado juntos desde su infancia, y desde su último año de escuela habían sido pareja. Ambos héroes emblemáticos dentro de Tokio y Japón, cumplían sus sueños mientras compartían con el amor de sus vidas. Sin embargo todo cambiaría luego de que...