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Genial.

Resonaba con sarcasmo en su mente mientras boqueaba cómo un pez fuera del agua en busca de recuperar el aire perdido anteriormente, se acomodó la mochila, arregló un poco su cabello y las partes mal puestas del uniforme. Se había quedado dormido y por supuesto, ya estaba considerablemente tarde.

Su móvil se apagó porque olvidó ponerlo a cargar, así que aquella mañana su alarma no sonó y ninguno de sus progenitores se dignó a despertarlo. Tuvo que correr cómo nunca, por cierto, lo persiguió un perro por cinco cuadras. No subestimaría el poder de un canino para correr nunca más.

Lo importante es que había llegado y en una pieza completa.

Tuvo suerte cuando lo dejaron pasar y no lo suspendieron, la directora le había dicho que al ser su primera falta iba a dejarla pasar, pero sólo por esa vez.

Nunca olvidaría dejar sin cargar a su teléfono de nuevo, estaba completamente convencido.

Caminó por el pasillo siendo consciente de que estaba bastante tarde y no quería un regaño de su profesor de matemáticas, así que pediría los apuntes a uno de sus compañeros más tarde y esperaría su siguiente clase, faltando algunos cuántos minutos para está.

Entró en los baños yendo directo al lavabo, en dónde enjuagó un poco sus manos y su rostro queriendo refrescarse un poco. Secó sus manos superficialmente sobre el pantalón de su uniforme, su cara no estaba tan mojada así que sólo dejaría que el aire hiciera lo suyo. Soltó un suave suspiro y se apoyó sobre la superficie fría con sus manos y relajó un poco sus músculos. Tomó sus cosas y comenzó a salir de vuelta al pasillo mateniendo su mirada gacha, perdido en el movimiento de zapatos. Parpadeó confundido cuando un fuerte empujón tiró de su hombro derecho, se giró hacía el responsable y se congeló al ver aquella figura.

El chico con sus manos sobre su cabeza, sollozando silenciosamente, apoyado contra una de las paredes mateniendo sus rodillas contra su pecho y sabía quién era, sintió cómo su corazón tiritaba contra su pecho ante la imagen.

Titubeó un poco, pero sus pasos ya estaban volviendo al interior de dicha habitación. No estaba seguro completamente de lo que haría, no había presenciado algo cómo aquello antes, sin embargo, no quería que estuviese solo.

Se detuvo a unos pasos frente a él y comenzó a agacharse hasta ponerse a su altura, podía escuchar su respiración errática y notar con claridad cómo las lágrimas gruesas se deslizaban por sus mejillas. Su labio inferior metido entre sus dientes y ambos parpados fuertemente cerrados. Estiró su mano hacía su rostro y con su pulgar retiró una de las lágrimas, el muchacho sintiendo el tacto se alejó bruscamente abriendo ambos ojos.

Hoseok se sintió culpable por haberle asustado, por lo que haciendo uso de su voz le pidió una disculpa, llevando su mano de vuelta a él. Los anonadados ojos del pelinegro lo estudiaron por breves minutos antes de lanzarse sobre él y abrazarlo con fuerza. El castaño retuvo su respiración por unos minutos, levantando ambos brazos lentamente posicionandolos a su alrededor, procesando cada uno de los acontecimientos.

Sintió cómo aquellas brazos lo apretaban y atraían un poco más, pero lejos de querer hacerle daño, parecían cómo una suplica silenciosa.

Hoseok sólo se encargaba de hablarle suavemente al chico que contra su hombro sollozaba libremente, acariciando de arriba a abajo su espalda, esperando a que se recuperara.

Y no supo cuánto tiempo se mantuvieron en esa posición, tampoco le dió importancia, sólo se encargaba de sostener a Jungkook fuertemente contra él, acariciando su cabello, susurrando con el tono bajo y dulce, deseando que esto pudiese ayudarle un poco.

Poco a poco los sollozos se detuvieron y el silencio reinó, parecía como si todo se hubiese detenido y tiempo se encontrara congelado en ese momento. Los temblores en el cuerpo de Jungkook disminuyeron y lo siguiente que esuchó fue un suspiro suyo amortiguado.

Comenzó a alejarse lentamente y Hoseok dejó caer ambos brazos a sus costados.

"L-lo lamento" susurró con ambos ojos pegados en sus manos descansando sobre sus piernas.

"No, no, por favor, no te disculpes, está bien" le aseguró manteniendo el tono suave, temiendo que si levantaba un poco su voz podría asustarlo de nuevo. Levantó sus ojos, aquellas oscuras gemas tintadas levemente de rojo por las lágrimas, teniendo en ellas algo más que no pudo distinguir completamente.

"Gracias" fue lo que dijo entonces y Hoseok sonrió un poco, sintiendo algo en el fondo de su cuerpo rebotar emocionado.

"No fue nada. ¿Quieres que vayamos a la enfermería?" Sabía que al menos allí tendría un poco más de privacidad que en el baño, debido a que cualquier chico podría entrar en cualquier momento.

Jungkook no habló, simplemente asintió con lentitud, lucía bastante desanimado si lo observaba atentamente. Se levantó de su lugar y le tendió su mano, él la observó y luego la tomó. Le ayudó a levantarse del suelo y sin separar sus manos comenzó a caminar con él por los pasillos desiertos, miró el reloj sobre su muñeca dandose cuenta de que ya estaban en la segunda hora de clase, no escuchó el timbre.

No le hizo preguntas, no era nadie para hacerlas y menos si él no deseaba hablar sobre ello. Aún así, no podía negar que le intrigaba y fuera de estar preocupado se sentía impotente al no saber qué o quién le había causado daño.

Y también estaba el calor de su mano sobre la suya, algo que extrañamente se sentía bien, pensaba que en realidad no quería soltarla y al mismo tiempo era incorrecto aprovecharse de dicha situación.

Cuando quiso retirarla tirando de ella gentilmente sólo pudo sentir el agarre intensificarse, giró hacía el azabache, pero esté estaba concentrado en el suelo, no quiso sacarlo de sus pensamientos. Con el corazón latiendo un poco más fuerte lo dejó estar, conduciendo a ambos hacía la enfermería.

Una vez allí los recibió el enfermero observando a ambos con confusión, hasta concentrarse en la otra presencia, su semblante se suavizó y se convirtió en un gesto de entendimiento.

¿Cuán amenudo pasaba eso?, era la pregunta de Hoseok, una de muchas, de hecho.

Llevó al chico hasta una de las camillas para que tomara asiento sobre ella, pensando que soltaría su mano, no fue así.

Pero tampoco le miraba y estaba tan confundido al respecto. El enfermeró se movió hasta allí y finalmente su mano fue liberada, le pidió que por favor saliera un momento y así lo hizo, no quería incomodar y el enfermero tenía un mejor conocimiento sobre la situación que él.

No pudo evitar recordar las escenas anteriores, sintiendo como algo en su interior se encogía recordando los sollozos, la manera en que lo abrazó y aquel tono apagado de su voz.

Y Hoseok no quería que Jungkook llorase de nuevo, porque su corazón se partía en pedazos.

𝘤𝘢𝘭𝘭𝘢𝘥𝘰 𖥻𝗸𝗼𝗼𝗯𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora