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Luces, juegos y diversión.

Tres cosas que identifica Hoseok cada vez que va a una feria, adora ese tipo de lugares porque traen de vuelta los recuerdos de su niñez que eran bastante borrosos en su mente. Además ayudan a alejarse un poco de la vida cotidiana, de los constantes ires y venires, el estrés, los problemas académicos.

Puede simplemente relajarse con un algodón de azúcar en sus manos y caminar a través de la multitud.

La soledad le ayudaba en ese momento, pues sólo podía concentrarse en sus pensamientos y nada más. Últimamente se sentía perdido, a veces podría levantarse y sonreír, bromear, que la confianza era su mayor aliada. Otros días deseaba desaparecer un momento, cerrar sus ojos y pretender que no formaba parte del mundo.

Aquel era un día de esos.

Cuando piensa demasiado y se cuestiona sin cesar: ¿soy un buen hijo, un buen amigo... Soy una buena persona?. ¿Me estoy esforzando lo suficiente?, ¿podré lograrlo?

Los roles que imponen diariamente, las metas y los obstaculos que forman parte del camino resultan ser agobiantes en ocasiones, después de todo, la vida no es tan sencilla. No obstante, es nuestra decisión dejar que los hilos se hagan nudos.

Cuando eres un niño las cosas son sencillas, tiempo en dónde pensabas simplemente en los dulces, los juegos o la canción que escuchaste en los comerciales y a medida que creces, comprendes que la vida es más que eso, que detrás de cada sueño logrado hay una constante lucha con el destino. El mundo de los adultos ciertamente es algo deprimente y la idea ya no parece tan atractiva una vez que sabes eso.

Pero hay algo que te impulsa, la esperanza y la expectativa, el querer saber como terminará una vez que lo hayas logrado. Como cuando colerabas y pasado un rato tú mano se sentía cansada, pero querías ver el resultado. Se comparte el mismo sentimiento cuando comienzas a soñar y proyectas los diferentes escenarios de lo que será tú vida.

Entonces no deseas rendirte, a pesar de las piedras, las caídas y heridas, quieres continuar, seguirás avanzando a través de las voces gritando que no podrás lograrlo. Probarte y probarles una vez que llegues a la cima que pudiste llegar, que no piensas bajar de allí y en lugar de eso, subirás hasta tocar el cielo.

El único que puede detenerte, eres tú mismo. Cuando te niegas a las oportunidades y no luchas por lo que deseas. Puedes recibir el apoyo de todas las personas y aún así no arriesgarte, porque sientes no poder hacerlo. Entonces cada vez que eso suceda, recuerda los problemas, busca las cicatrices que son la prueba de todas las cosas que te trajeron hasta ese momento, ¿deseas rendirte entonces?, no. Apoyate en el pasado y escribe una nueva historia, aún falta mucho por recorrer.

Entonces, es claro que existen aquellos días que no puedes verte positivo y está bien. Sólo detente, respira, piensa en todas esas personas, en todas las cosas que hacen de tú vida una mejor experiencia y vuelve a correr cuando estés preparado para ello.

Así que, Hoseok adora a sus amigos y a su familia, pero a veces prefiere alejarse para no dañarlos con las palabras que en los malos momentos puede decir, con los actos que le harán arrepentirse luego. Entonces cuando vuelve y los ve a cada uno, sabe que tomó una buena decisión y está listo para unirse a ellos otra vez.

Claro, también debemos expresar nuestras incomodidades, siempre y cuando, estás no busquen hacer daño, contrario a eso, liberarte.

Deja salir todo el vaho de sus pulmones, proyectando una fina nube blanca frente a su boca. Definitivamente se siente mejor ahora, su corazón y su mente pesan menos que cuando salió de su casa.

Caminó con sus manos en los bolsillos, resguardandolas del frío y sonrió para sí mismo. Sus energías habían vuelto a su lugar otra vez, nuevamente se sentía recargado.

Cuando dejó de mirar hacía el suelo y se encontró frente a él la gran rueda de la fortuna una sensación familiar le invadió, se acercó a la gran atracción observandola con admiración.

Le traía muchos buenos recuerdos en realidad.

"¡Hoseok!" no había escuchado mal, ¿verdad?, aunque hoy en día muchas personas se llamaban Hoseok, quizás no era para él.

Quiso seguir caminando, pero la curiosidad pudo con él. Giró sobre sus talones topandose con la animada mira del enfermero Yoongi y Jungkook. El hombre más bajo agitó su mano y le hizo un ademán para que se acercará, cosa que Hoseok comenzó a hacer tiempo después.

"¡Vaya!, es lindo ver caras conocidas por aquí" dijo el pálido con una pequeña sonrisa una vez estuvo lo suficientemente cerca.

"Digo lo mismo, este lugar es magico" habló animado el castaño pasando su mirada de Yoongi a Jungkook. "También es bueno verte a ti, Jungkook" sonrió al muchacho frente a él quién mantenía su mirada fija en sus zapatos hasta ese momento.

"No sabes cuántas cosas tuve que hacer para que este niño saliera" bufó el pelinegro empujando con su hombro al susodicho, ganandose a cambio una leve mueca.

"Bueno, han decidido el mejor destino para pasar un buen rato, esté lugar es hermoso, está lleno de vida. ¡Les deseo una buena noche!" les dijo a ambos de una forma animada, antes de irse, pues no quería interrumpir su salida.

"¿Por qué no nos acompañas?, estabamos a punto de ir a la rueda de la fortuna" invitó el mayor al notar sus intenciones.

"Oh, ¿no les molesta?" preguntó un tanto inseguro jugando levemente con sus dedos.

"Por supuesto que no, chico, anda, vamos" acto seguido tomó su mano y le halo a él junto con Jungkook.

"Suele ser así a menudo" preguntó bajito al más alto, ganandose una mirada divertida de su parte y un suave encogimiento de hombros.

"Tomaré eso como un tal vez" respondió mirando de nuevo hacía el frente, encontrandose con la gran atracción en frente suyo.

Esperaron con paciencia hasta que llegase su turno y cuando finalmente pasó, quedaron divididos, yendo Yoongi en otro asiento, mientras que Jungkook y él iban juntos.

Se pusieron la respectiva seguridad y finalmente el juego dió inicio, en el fondo, Hoseok chillaba emocionado. Comenzó a moverse lentamente ascendiendo, el viento movía suavemente sus cabellos y entumecía sus mejillas. Volteó un poco su cabeza hacía Jungkook notando una situación claramente diferente, el chico no estaba disfrutando tanto.

Titubeante acercó su mano derecha hasta ponerla sobre la suya que se apretaba con fuerza contra el asiento. La cubrió con está y apretó suavemente.

"Cuando estaba pequeño temía a las alturas e ironicamente siempre amé esté juego. Así que cuando sentía la sensación de vertigo invadirme miraba hacía el cielo y veía a las estrellas, entonces pensaba que todas esferas de luz están allí y no tienen miedo. ¿Sabes por qué no?" interrogó al chico que parecía menos rígido y le observaba con atención. "Ellas no temen a las alturas, porque desde allí pueden apreciar la belleza de la tierra. Así como desde aquí, con claridad, podemos apreciar lo hermosa que es la ciudad" señaló hacía el frente cuando finalmente estuvieron en lo más alto, dandoles a ambos una nueva perspectiva. Los grandes edificios, las casas y los autos con sus luces encendidas. "Puedes verlo, es como un hermoso acto de luces solamente para nosotros y es... Magnifico" susurró admirando las cosas que el paisaje ofrecía.

Y pudo quedarse de esa manera por más tiempo, pero el nuevo agarre entre su mano se ganó toda su atención.

Jungkook había entrelazado sus dedos, y le parecía la cosa más fascinante ahora. Aquel simple gesto le brindó una paz y comodidad totalmente nuevas para él, ahora no sólo su mano se sentía cálida, su corazón también.

"Siempre has sabido como hacer que me sienta mejor, incluso cuando sólo te veía desde las sombras" fue lo que quiso decir Jungkook, pero aún no reunía el coraje suficiente. Contrario a eso, afirmó un poco más el agarre en la mano ajena y disfrutó de los pocos minutos que aún le quedaban.

𝘤𝘢𝘭𝘭𝘢𝘥𝘰 𖥻𝗸𝗼𝗼𝗯𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora