13.

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A SolangeEsquivel7 qué le va quitar el trabajo al profesor de adivinación por sus teorías acertadas en esta historia.

Fueron minutos que se sintieron eternos los que me tardé en procesar las palabras que salieron de la boca de mi mejor amiga

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Fueron minutos que se sintieron eternos los que me tardé en procesar las palabras que salieron de la boca de mi mejor amiga. Mi cabeza se esforzó por ocultar la mayor cantidad posible de emociones en ese instante, y sí que eran demasiadas.

Todo eso, hasta que recordé que Elaia Zabini era de las personas que cortaban la tensión con humor. Era una broma por supuesto, una a la que ya debería estar acostumbrada.

Dejé salir un sonoro suspiro.

—Elaia, no juegues con eso, casi me da un infarto —contesté con una sonrisa, ella seguía muy seria y los nervios se apoderaron de mí otra vez —. Ay, Merlín, ¿entonces es verdad?

—Lo es —suspiró agachando la cabeza —, me enteré a mediados de octubre.

Las fechas cuadraban, en especial el tiempo en el que empecé a notarla extraña. Ahora entendía el porqué de sus vómitos, su cambio de humor, su interés repentino en la biología.

Me sentí tan tonta.

—¿Pero estás segura? —dije como para confirmar —. Quiero decir, las pruebas pueden fallar, tal vez es solo un susto...

—Estoy segura, Diana —se llevó las manos al rostro con nerviosismo —. Lo confirmé con Miss Pomfrey, me dijo que el margen de error de una prueba mágica era casi nulo. Adelante, dime qué piensas.

¿Lo que pensaba? Toda esta situación tenía tiene ser mentira. Sin embargo era mi mejor amiga, estaba asustada y lo que menos necesitaba oír eran sermones sobre lo que debió o no hacer.

—¿De cuántas semanas estás ahora? —pregunté despacio. Elaia se puso hacer cálculos mentales.

—Siete u ocho semanas, aunque no estoy segura —contestó viéndome fijo.

Suspiré.

—¿Y lo tendrás? —miró hacia otro lado de improviso, quedé un tanto confundida —. Porque yo te apoyo en lo que decidas, no importa qué. Sabes que conmigo nunca estarás sola, no voy a abandonarte.

Tomó mi mano casi a punto de llorar.

—Estoy asustada, no por esto, es otra cosa —señaló su abdomen con la mirada —. Temo que mis padres se enteren, Diana, porque si bien una de las causas para romper el acuerdo es un embarazo a término antes de los veinte y sin casarme, ellos no lo cumplirían. Si llegara a sus oídos en este momento me harían perder el embarazo porque sin bebé no hay pruebas de un contrato roto. Además, me sacarían de Hogwarts, me tendrían a su merced hasta que cumpla cierta edad y me casen con un "sangre pura".

—Elaia... –Dió un carraspeó para intentar ocultar su voz quebrada, la abracé con fuerza.

—Tengo miedo de que quieran que haga cosas contra mi voluntad, mucho peores de las que me han obligado a hacer desde niña. Es algo difícil y suena tonto, pero prefiero parir un bebé a vivir un infierno con ellos el resto de mi vida.

Un Solo Momento // James S. Potter© (CORRIGIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora