20.

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Fred se había dado cuenta muy tarde de lo que acababa de soltarle a Louis, quedé sin poder creerlo del todo como si fuera parte de una mala broma pero no

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Fred se había dado cuenta muy tarde de lo que acababa de soltarle a Louis, quedé sin poder creerlo del todo como si fuera parte de una mala broma pero no. Tratamos de seguir el paso hasta la puerta de la enfermería, como intentando hacer que nada había sucedido aunque lo cierto era que el rubio lo sabía todo y nada se podía hacer para remediar eso.

—No debiste decirle, Freddie —habló Elaia aún más adolorida y hundiendo su rostro en el pecho del moreno —. Yo debía hablar con Louis para que no entienda mal las cosas.

La cara del chico cambió rotundamente.

—Lo siento, Lai. No lo hice por maldad, él no quería hacerse a un lado y se me escapó —respondió el mencionado con aire culpable. Ella negó entre un suspiro y se aferró aún más a él —. Falta muy poco, lo prometo. Estarás bien.

Había de suponer que Elaia ya le había hablado de qué yo sabía el secreto de ambos, aunque era muy extraño verlos hablando tan tranquilos el uno al otro y no tratando de lanzarse comentarios mordaces a diestra y siniestra cada que tuvieran oportunidad. En definitiva sería algo que no iba a extrañar, porque aunque esto me sorprendía, veía el real amor que se tenían.

—Miss Pomfrey está allí junto al grupo restante de medimagos que quedan en el castillo hablando con... —paré en seco ante la mirada expectante de Fred.

Maldije en mi interior.

—¿Qué sucede? —respondió Elaia al borde de un colapso.

No tuvimos que responder pues al levantar la vista ella los vió con sus propios ojos. Blaise Zabini y Pansy Parkinson, sus padres.

[...]

Elaia se mordía los labios con fuerza y me apretaba la mano. Sin embargo no podíamos huir, ella estaba en gran peligro como para dar media vuelta y fingir que nada había sucedido. Los rostros desencajados de los señores Zabini cambiaron rápidamente a ser analíticos, supuse que habían venido por su hijo fallecido aclarar su causa de muerte o algo así. En sus planes no estaba ver a Elaia.

—¿Que sucede, muchachos? —Miss Pomfrey se acercó primero con notable preocupación.

—Una emergencia, creo que está por descompensarse —ignoré la mirada gélida de la señora Zabini y el gesto incomprensible del hombre afro —. Por favor, ayúdela.

Con agilidad Fred cargó a Elaia y la colocó encima de una especie de camilla como le indicó la enfermera. La mujer se acercó con asombro y abrió los ojos con sorpresa.

—¡Señorita Zabini! —la empezó a revisar con la varita, Elaia se tocaba el vientre bajo con los ojos apretados —. Algo va mal, creo que es por las emociones fuertes.

—¿Que tiene nuestra hija, Pomfrey? —el señor Zabini se acercó con duda, Fred se revolvió nervioso en su posición.

—No me corresponde decir nada —la mujer lo ignoró por completo y empezó a preparar una poción.

Un Solo Momento // James S. Potter© (CORRIGIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora