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A Itsminicornamenta porque sus comentarios me alegraron el día.

La lluvia golpeteaba la ventana, el nudo en mi estómago crecía cada vez más con cada paso que les daba a los escalones

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La lluvia golpeteaba la ventana, el nudo en mi estómago crecía cada vez más con cada paso que les daba a los escalones. Mi corazón latía con fuerza y mi rostro debía estar enrojecido con restos de lágrimas secas. Como había dicho antes, debía mantener la calma, no era buena en ello, pero valía la pena intentarlo si quería que me dijeran la verdad y no ocultaran nada por temor a lastimarme.

—Adelante —entré a la oficina de la directora Minerva casi temblando, la mujer mayor levantó sus cejas blancas con sorpresa, pero mantuvo la compostura —. Señorita Gryffin, se ha enterado ya. Lo lamento mucho.

Caminé al asiento frente a su escritorio y lo ocupé.

—No son ellos, es decir, leí sus nombres pero pudieron confundirlos con otras personas ¿verdad? —traté de animarme agitando el periódico, negó con lástima.

Mordí mi labio intentando no volver a llorar.

—Me temo que ya está confirmado, otra vez, lo lamento mucho lo que le está pasando y comprendo como debe sentirse al respecto —contuve la respiración unos segundos intentando asentir —. Ahora es necesario hacerle algunas preguntas y así ayudar a los aurores con su investigación. Créame cuándo le digo que están haciendo todos sus esfuerzos.

—Y-yo responderé lo qu-que sea necesario, directora Mcgonagall —titubeé.

—¿Sus padres tenían conocimiento de lo que está pasando en el mundo mágico? —me quedé quieta por un momento, si ella se refería a lo que creía, suponía que algunas cosas.

—Sí, les conté sobre uno que otro mortífago escondido de la segunda guerra mágica, por supuesto ellos no estaban preocupados porque el Ministerio dijo que estaban por ser capturados —froté mis manos con nerviosismo —. Jamás oí nada grave, mis padres no se preocuparon por la misma razón, de lo contrario no me habrían dejado regresar al colegio.

—Me temo que no lo sabe, entonces —se quitó las gafas media luna, sus ojos se notaban apagados.

—No entiendo ¿qué debería saber? —arrugué el ceño, sacó muchos recortes de periódico con fechas que no bajaban de mi sexto año.

"Presencia de mortífagos en ataque a un pueblo..."

"Al menos cinco familias muggles asesinadas en..."

"El despido de nacidos de muggles, squibs y mestizos..."

"Azkaban fue atacado, al menos doscientos presos..."

Desvié la vista de golpe de aquellas noticias. Mi alma daba saltos y giros, no podía ser cierto, era una horrible pesadilla de la que no podía despertar.

Un Solo Momento // James S. Potter© (CORRIGIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora