Me mantenía en un rincón de la celda sentada en el suelo abrazando mis piernas. Ni siquiera se cuanto tiempo a pasado. Quizás unas 2-3 horas. Estando aquí pierdo el sentido del tiempo y orientación, pues todo está a oscuro a excepción de un agujero en la pared en la cual todo se ve igual.
Me disponía a tratar de dormir cuando unos pasos hicieron eco por el lugar. Por lo fuerte que sonaban probablemente era Bola 8 o Bill.
Escuché la puerta de la celda abrirse y una luz azul iluminó donde estábamos. Cuando levante la mirada, Bill se encontraba ahí mirándome. Curiosamente no era un Triangulo.
--¿cómo fue que le llamaste?-- preguntó con un tono burlon. --¿cómo fue que llamaste a DAMIÁN ?-- hice una mueca mirando a otro lado abrazándo más mis piernas. --¡no me ignores mujer!-- grito de nueva cuenta.
Volví a mirarlo.
--lo llamé mi hijo Bill, mi hijo-- respondí --¿contento?-- pregunté. --su madre ya no está, no puedes hacer que viva el recuerdo de alguien que no existe, necesita de mi por qué tu-- me levante. --ni la hora le das-- me impresionaba lo calmada que estoy.
El Rubio tan solo me observaba para así comenzar a reír. Eso, significa peligro.
--tu no eres su madre, eres solo su copia barata, mi ____ era magnífica y una gran madre-- dijo.
--Tú mismo lo dijiste ¡ERA!-- se lo recalque. --supera ya tú dolor!, ella se fue y no volvera, Damián me eligió como su madre-- no le quitaba la mirada de encima ni por si a caso.
-- El lo único que necesita es a mi!-- el fuego que iluminaba el lugar creció. --tu eres un reemplazo, tu vida pronto va a terminar ____!-- grito.
-- no me importa, me encariñe con él, y no retirare lo que dije-- fruncio el ceño. De la nada la luz se apagó y sentí una mano agarrar mi rostro. --aunque ese niño no haya salido de mí, te aseguro que tiene parte de mis genes-- su agarre se intensificó.
--Mate al Bebé tiempo-- susurro en mi oído. --puedo hacer lo mismo contigo-- seguía sintiendo su respiración en mi oreja.
--hazlo y ganate el odio de tu hijo por siempre.
Bill río para así lanzarme hacia atrás haciéndome caer sobre una superficie blanda. Para mi sorpresa ya no estábamos en la prisión si no que en la mansión en reversa Falls, siendo más específicos en la habitación del rubio mayor.
--Bien jugado-- escuche su voz nuevamente. --juegas sucio usando a MI HIJO en mi contra-- lo busque con la mirada hasta encontrarlo arreglando su ropa para así mirarme a través del espejo por él que se miraba. -- no te mataré, aunque me duela admitirlo, necesito que alguien cuide de Damián y no lo dejaré con Will-- camino hacia mi y con un chasqueode sus dedos y un poco de magia hizo que me levantará quedando cerca suyo. --hoy iremos a raromagedon, arreglalo y dale de comer-- se dio media vuelta para salir de la habitacion.
Escuche sus pasos alejarse y comencé a gritar de impotencia, enojo, frustración. Dure hasta que el aire dejó mis pulmones además del dolor de garganta. Varias lágrimas también salían de mí ojos cayendo por mis mejillas. Tarde aproximadamente 20 minutos en salir de la habitacion topandome de lleno con Damián quien tenía sus manitos apretadas.
--Mami... -- hablo. Se inmediato me arrodillé frente a él y lo abrace fuertemente.
--Estoy bien Damian-- susurre en su oído. --¿tienes hambre?-- le pregunté alejándome de él acariciando sus mejillas. Sus ojos amarillos me miraban directamente volviendo a abrazarme.
Debe ser horrible que te parescas tanto a tu padre pequeño.
Lo tome en brazos y me levante para llevarlo a la cocina. Bill se encontraba viendo televisión en la sala sentado en el sofá grande con ambos brazos afirmados en el respaldo del mismo. Lo observe por un rato para meterme en la cocina y sentar al pequeño Damián en la mesa.
--¿que queires comer?-- pregunté.
Cuando llegamos a raromagedon, Bill y Damián caminaron hacia un enorme trono donde el rubio mayor se sentó con el pequeño en brazos.
Siendo sincera, nunca había visto esta parte de la pirámide a excepción de cuando Bill me sacó de la prisión. Hice una mueca caminando por al rededor.
De un momento a otro me volteo hasta Bill quién mi miraba con una mano apoyada en el reposabrazos de aquel trono. Frunci el ceño con ligera molestia. Ahí mi mirada voló hasta Damián quien parecía feliz estando en los brazos de su padre.
Sonreí un poco....
Los dias posteriores fueron iguales. Bill ordenandome lo que debía hacer con Damián -alimentarlo y demás- aparte de pasar casi la mayoría del día en Raromagedon. Ya prácticamente no nos dejaba solos en ningún momento.
Un dia como cualquier otro, Will se había llevado a Damián ya que este insistía mucho en ir al parque donde estaba el Show de Dipper y Mabel G. Dejándome a mi suerte con Bill.
La tradición hermano.
Con Will apenas un hola pudimos decirnos ya que Bill nos había estado mirando más que feo. No se cual es su maldito problema.
Sinceramente esta mas que loco este tipo.
--Gracias-- escuche a mi lado. Suspiré abrazando mis piernas ignorandolo. --Hey-- me llamo. --¡Respondeme maldita sea!
--¡Ya dejame!-- lo mire.
--No me grites!-- grito
--pues dejame en paz entonces-- le pedí. De un momento a otro, unas cadenas rodearon mis brazos y estas mismas eran sujetadas por Bill quien comenzó a levantarlas haciendo que yo misma me pudiera de pie. --¿¡que parte de dejame no entendiste!?-- prácticamente estaba con ambos brazos alzados en el aire bastante cerca de él.
--Había olvidado que eres mi prisionera-- con su otra mano tocó mi rostro mientras una sonrisa aparecía en sus labios. --creo que podré divertirme un rato.
Sin más me sento junto a el en su trono pasando su brazo al rededor de mi hombro acercando su cara al mío. Podía sentir su nariz rozar mi mejilla.
--B-Bill... -- lo mire de reojo.
Se detuvo o al menos eso creí yo, pero solo sentí una lamida en mi oreja.
--¡B-Bill! -- jadee comenzando a forcejear con las cadenas.
Una risa se escucho de repente proveniente de él.
--Es broma! -- dijo soltandome y empujandome fuera de su lado. --hubieras visto tu cara! Jaja
Rápidamente me limpie volteandolo a mirar.
--Maldito loco!!
--lo sé dulzura.
--Te odio.
--yo tambien a ti cariño.
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Ella es tu madre. [Bill Cipher y tú]
FanfictionMi vida era normal. Trabajaba medio tiempo en una trampa para turistas. Tenía a mi novio y amigos hasta que, por un mínimo error, todo se fue a la mierda en pocas palabras. Hasta que, en aquella solitaria celda, un niño apareció afirmando los barr...