Capitulo 9

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(Brenda)

Después de sus palabras me había quedado en silencio, no sabía que decir. Me había dejado sin muchas posibilidades de poder volver.

Aun así, el hecho que no haya encontrado algún otro caso similar al mío no significaba que no se podía hacer algo al respecto. Claro que estábamos a ciegas pero aún podíamos intentar otras cosas, mi idea por ejemplo. Sé que Russell se negará a hacerlo pero no tenía más que perder. Estaba casi muerta y si no hacía algo lo estaría al 100%.

Los pasos de la abuela de Russell se hicieron presentes mientras ella entraba a la cocina completamente vestida con la ropa que Russell había dejado preparada para ella. Tomó asiento y el chico acercó los alimentos frente a ella. Comenzó a comer.

-Come algo antes de ir a clases, Russ

-Ya lo hice, abuela

Esperen ¿Clases? ¿A caso el chico iba a la escuela? Era obvio que no sabía nada de él, muy apenas su nombre. Ni siquiera el de su abuela. No pretendía dejarme aquí ¿O sí? No podía quedarme, tenía que ir con él y tratar de persuadirlo para poder llevar a cabo mi plan de comunicarme con mi familia.

Sabía que ellos podían hacer más por mi si tan solo escucharan al chico. Quizá contratarían a alguien experto o con experiencia (si eso era posible) sobre este tema de fantasmas y cosas espirituales.

Después de unos minutos, Russell levantó la mesa y terminó de lavar los trastes. Yo para ese entonces me había dirigido a la sala en donde su abuela se encontraba en el sillón frente a mí, esperando que el chico terminara para poder ir al piso inferior, hacia la tienda.

-Es un buen chico, desde que perdí la visión siempre ha estado al pendiente de mi, cuidándome.- la mujer se dirigió a mí. Había observado la rutina de Russell con su abuela y me había parecido admirable, solo por un momento llegue a creer que el chico eta amable a pesar de estar todo el tiempo con su ceño.-Desde que mi...

-Abuela-.Interrumpió el chico-Es hora de ir abajo.

-Sí, sí, claro. Vayamos a abrir la tienda.

Acto seguido, la abuela se levantó del sofá y con ayuda de Russell llegó hasta lo que era la puerta que dirigía a las escaleras directo a la tienda en la planta baja con sumo cuidado. Yo por supuesto en cuestión de segundos me encontraba en el último escalón de la escalera esperando por los dos. La verdad que a la primera oportunidad que tuve al abrirse la puerta, salí disparada. Necesitaba salir y no estar rodeada de esas paredes, solo me hacía sentir aún más encerrada y sin opciones. Estaba comenzando a comprender un poco mi situación, sin embargo no era a algo a lo que me quería llegar a acostumbrar.

Una vez en el mostrador, el chico tomó una mochila y se la colocó en el hombro y después de despedirse de su abuela, se dirigió a hacia la puerta conmigo detrás de él. Por supuesto que él lo sabía por lo cual justo antes de salir de la tienda, dejó ir la puerta para evitar que yo saliera. Sabía cuál era su intención y no lo iba a lograr. Cuando la puerta estuvo a centímetros de mi rostro, por reflejo alce mis manos para detenerla y por una momento pude sentir el peso de esta sobre mis palmas. El característico sonido de las campanas de viento sonó por el movimiento brusco de la puerta. Abrí inmediatamente los ojos de par en par y vi a un Russell con los ojos tan abiertos como los míos. La puerta había quedado unos centímetros abierta dejando entrar un poco de viento otoñal, lo sabía porque el letrero de la ventana que decía "abierto" estaba en movimiento.

Deje de ir la puerta y esta se cerró dejándome detrás del cristal, mirando directamente a los ojos al chico que ahora traía puesta una gorra negra sobre su cabeza ocultando su cabello naranja. Él volvió a abrir la puerta y sin dejar de verme hablo.

RussellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora