Lo último que recuerdo es sentir una fuerte punzada en el pecho y después, una luz blanca en el techo. Mi garganta dolía y entonces fui consciente del dolor que embargaba el resto de mi cuerpo. Se sentía como si un camión me hubiera arrollado. Por inercia intente quitar aquello de mi boca ya que por reflejo me provocaba arcadas, el dolor se hizo más intenso y comencé a desesperarme. Un sonido palpitante comenzó a sonar y un par de mujeres entraron en mi campo de visión. Inmediatamente comenzaron a abalanzarse sobre mí para poder quitar aquel tubo.
- Llama al doctor Hernández y al doctor Beak. Dijo una de las mujeres que se veía de más edad. La otra salió por la puerta para entrar segundos después detrás de un hombre de bata blanca quien enseguida comenzó a inspeccionarme y con una linterna apunto hacia mis ojos.
- Soy el doctor Hernández ¿Sabes porque estás aquí?
Quería responder, pero la verdad que no lo sabía. Mi garganta se sentía seca a tal grado que dudaba que de ella pudiera salir alguna palabra. Simplemente negué con la cabeza, o al menos lo intente ya que algo rígido me tenía sostenida del cuello.
- ¿Cuál es tu nombre?
Mi nombre ¿Cuál era mi nombre? No sabía cómo es que había llegado aquí ni que era lo que me había pasado, pero, tampoco recordaba cual era mi nombre. Sentí como mi corazón comenzó a acelerarse y de nuevo un ruido palpitante volvió a sonar.
El doctor dio algunas indicaciones a las enfermeras y ellas inmediatamente comenzaron a actuar mientras el proseguía hablando.
- Tuviste un accidente hace un par de semanas ¿recuerdas algo?
Hice el intento de negar.
- ¿Sabes quién es tu madre?
Mi madre. No lo sabía. Intente buscar algún recuerdo pero fue en vano. ¿Quién era yo? ¿Qué me había pasado? ¿Quiénes eran estas personas? intente levantarme pero una vez más el dolor fue arrollador.
- Tranquila cariño, estarás bien. Me consoló una de las mujeres-. Tu madre no tardara en llegar.
No podía poner un rostro a quien decían que era mi madre, por más que lo intentaba era imposible. Poco a poco mi vista se fue nublando hasta que de nuevo solo hubo oscuridad absoluta.
(Russell)
Algunas gotas de lluvia comenzaron a caer sobre mi cabello y mis hombros. No dejaba de ver a aquella chica sentada en el asiento trasero. Sin pensarlo dos veces camine algunos pasos hasta que alguien tomo de mi brazo. Inmediatamente me zafe se su agarre.
- ¿Qué crees que haces?
- Tengo que hablar con ella
- Y ¿Que es lo que le vas a decir? Hay una fina línea que me hace dudar de tus facultades mentales, no lo arruines.
- ¿Crees que acaso me importa lo que tú u otras personas piensen de mí?
Estaba dispuesto a continuar mi cometido cuando la mirada de aquella chica choco con la mía. No había duda, era Joan. Aquel hombre que la acompañaba se apresuro a subir la silla de ruedas en el maletero y se subió a toda prisa al auto. A los segundo el coche arranco.
- Vayamos dentro, tú y yo tenemos que hablar sobre lo que acabas de ver.
- Yo no tengo nada que hablar contigo. Ni siquiera crees en lo que yo puedo ver
- En todo caso, vayamos a descubrir que fue realmente lo que paso.
Las gotas comenzaron a caer más precipitadamente. Volver dentro no me agradaba en lo absoluto pero no tenía mi paraguas conmigo para poder irme a casa. Realmente me intrigaba saber que mierda era lo que había pasado. Porque podía ver a Joan y el no. No tenía más opción.
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Russell
Random"El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional." Brenda Hill y Joan Baker son chicas distintas en todos los sentidos. Brenda es amor, Joan es odio. Brenda es Luz, Joan es oscuridad. Vidas completamente distintas. Sin ningún parentesco. Viviendo...