17.

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Tercera persona.

-oh, demonios, no sabes cuanto te odio- habla el rubio furioso.

-Kise.

-¡nada de Kise!- grita el rubio dándole un manotazo a la mano del moreno, que intenta tomar la suya- te odio, Aomine ¡Negromine!

El moreno tiene intenciones de reír, pero se contiene, la verdad, nunca pensó que el embarazo de alguien podría ser tan cambiante, pero considerando que el rubio siempre ha sido dramático, no entiende que es lo que le sorprende. 

Para empezar, el rubio había tenido que ir a su trabajo a anunciar que no podría seguir trabajando debido a que estaba embarazado, cosa que causo un revuelo enorme en la prensa y en general, en la industria del modelaje. 

Incluso Aomine tuvo que ir con el rubio a algunas entrevistas, puesto que, era muy mal visto que un omega tuviese un hijo soltero, a lo que, luego de un gran drama y mucho llanto, Aomine accedió a ir a los dichosos programas.

Paso de ser un alfa cualquiera, a ser el Alfa de Kise Ryouta, cosa que todos los reporteros deseaban ver y saber que era lo que a diario hacia. 

En un principio era incomodo notar como desde la distancia era fotografiado, pero lentamente comenzó a hacerse parte de su rutina. 

-buscare otro alfa para que me marque, así no tengo que estar con un idiota como tu- habla Kise comenzando a llorar.

-amor- habla el moreno suspirando para luego limpiar sus mejillas- que te prohíba el café no significa que sea la peor persona en el mundo, pero lo que si pasa, es que le hace daño al bebé. 

Kise le mira no muy convencido, pero asiente para abrazarse a él. 

Aquello se había vuelto una constante en su convivencia, en especial, cuando el moreno se ausentaba mucho tiempo para ir al trabajo o algún otro lado.

Kise era un mar de emociones, cambiante constantemente, a lo cual, Aomine lentamente comenzaba a habituarse, sin embargo, requería de mucha paciencia por parte del moreno. 

-¿quieres chocolate caliente?- pregunta el moreno aun acariciando la espalda del rubio mientras Kise asiente lentamente. 

-con crema arriba, por favor- susurra y Aomine asiente para ir a preparar la dichosa bebida. 

Sonríe internamente al pensar en lo dependiente que Kise se había tornado, no era malo, la verdad para nada, pero Aomine deseaba con todo su corazón que Kise estuviese con el, no solo por las hormonas, sino porque así lo deseaba.

La rutina de ambos era sencilla, en las mañanas, Aomine se levantaba y hacía el desayuno, luego de comer ambos, Aomine se iba a trabajar (en la ultima semana, había conseguido un trabajo de medio tiempo, cosa que a Kise no le gustaba), el rubio hacia el almuerzo para ambos, comían juntos, luego Aomine se iba a la universidad y Kise se quedaba haciendo los trabajos complementarios que debía hacer, o hablando con su manager de posibles trabajos livianos para hacer, en la tarde, Aomine hacia la cena y comían juntos,para luego acurrucarse un rato en el sofá antes de irse a dormir abrazados. 

Aomine sentía que su vida podría ser así el resto de los años que le quedaban y seria el mas feliz del mundo por ello. 

El moreno vuelve a besar la cabeza del rubio, quien se acurruca más cerca de el mientras mira fijamente la televisión. 

Un bebé... tendría un bebé...

De todas las maneras en las cuales se convertiría en padre, Aomine nunca pensó que sería de aquella manera menos aun, con la persona que se suponía no tenia sentimientos por él, aunque luego de la marca, de los celos, de la constante relación entre ambos, de la cercanía, Aomine no podía negar que tenía sentimientos por el rubio, bastante profundos, pero no estaba realmente seguro de que aquello podría llamarse amor. 

Suspira cansado de nuevo, para levantarse lentamente de su lugar y caminar al baño. 

Se encierra en el lugar unos minutos, mojando su rostro, evitando tener pensamientos en los cuales se ve la posibilidad, alta posibilidad, de que Kise decida en algún momento irse con otro alfa, porque la posibilidad existe, porque el rubio podría hacerlo, y peor aun, seria muy fácil para él olvidar todo. 

Se queda el tiempo que cree suficiente en el lugar, hasta que escucha la puerta ser golpeada levemente. 

-me iré a dormir ¿te sientes bien?- pregunta el rubio desde afuera.

-si, enseguida salgo, así que ve a la cama, te alcanzo ahí- habla el moreno tomando una toalla para limpiar su rostro antes de salir.

Se recuesta en la cama junto al rubio y le abraza durante toda la noche, sin embargo, despierta en mas de una ocasión debido al sueño que atormentaba su mente... un sueño, donde el rubio se iba de su lado.

En la mañana, se porta un poco distante, sabe muy bien que no es culpa del rubio que su sub consciente este jugandole una mala pasada, pero no puede evitar perderse en sus pensamientos. 

Se despide de Kise con un beso en su frente antes de ir a trabajar, esperaba su mente le dejara en paz por el día, pero no es así. 

No logra concentrarse en su trabajo, ocasionando que se demore mas en llegar, cosa que estaba seguro ocasionaría un berrinche en el rubio.

Aomine regresa a casa, en busca de Kise, pero no le encuentra, no se preocupa tanto, hasta que va al armario de la habitación y nota que hay ropa del rubio que falta, de hecho, hay mucha ropa que falta, comienza a mirar alrededor y nota que las cosas de Kise también se han ido.

Asustado, comienza a buscar su teléfono con intenciones de llamarlo, pero el teléfono del hogar le sorprende antes de que pudiese marcar al rubio. 

-¿alo?- contesta de inmediato, mientras aun mantiene el numero del rubio en su teléfono.

-Aomine Daiki- habla la voz de una mujer, de manera fría y cortante- al fin me logro comunicar contigo.

Aomine siente un escalofrió recorrer su espalda, para luego sentir como sus sueños se hacen realidad... o mas bien, su pesadilla...



***

Espero les guste! 

Tentaciones (Aokise yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora