V

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Craig caminaba con todo el peso del mundo en sus hombros. Ni siquiera veía a los demás que simplemente lo miraban como una versión que jamás creyeron conocer de él.

Se le veía agotado, el esfuerzo que hacía contra sí mismo para no llorar de rabia, no temblar de miedo, no tirarse de tristeza, todos le parecían malos y sospechosos y no podía más que preguntarse ¿qué había hecho mal para que esos animalitos y su querido Stripe pagaran?

–Craig...

El chico salió de sus pensamientos casi tirando su teléfono en cuya pantalla estaba la imagen de Stripe para levantar la mirada y toparse con los ojos verdes de Tweek.

Tener un novio no fue lo que planeo para su vida amorosa, porque en realidad nunca planeo tener amor en su vida, si le llamaba la atención como a cualquier chico pero, eso de pensar en un noviazgo con una niña que le pediría momentos llenos de los clichés que veía en las películas le resultaba vomitivo.

Un día las cosas dieron un vuelco y ahora tenía a su mejor amigo como pareja. Resultaba difícil por que nadie te dice como debería funcionar una relación así en la vida real, es decir, en south Park no conocía a muchas familias compuestas de un matrimonio gay.

–¿Pasa algo Tweek?

–Tú sabes que sí, yo sé que odias que... Odias que seamos demasiado cariñosos por que se ve afeminado pero, no te ves bien y me preocupa... Iré acompañarte a tu casa, ya les dije a mis padres lo que paso y me llevarán las cosas...

Craig abrió la boca pero antes de decir lo que sea el rubio lo interrumpió.

–Se que dirás que estás bien, pero no lo esta Craig, ¡Maldición, no lo estás!...

En seguida el dedo índice de Craig cayó la boca del rubio.

–Iba a decir que...–estaba un poco ruborizado, así que frunció el ceño y miró hacia otro lado.–Yo iba pedirte quedarme en tu casa... Pero también que te quedes en la mía está bien.

*~*~*~*~*~*~*~*~*

Estaban de pie afuera de la casa de Craig el nisiquiera se había esforzado en tocar la puerta o sacar sus llaves, cuando Tweek busco entre las cosas de Craig y dio con ella para abrir, el del chullo retrocedió.

–¿Craig?

–¿Y si si es él? ¿Y si no lo veo en su jaula, Tweek? No quiero entrar, vayamos a otra parte.

–Craig, si es Stripe no podemos hacer nada más, más que recordarlo de buena forma...¡El...el tuvo buena vida contigo, Craig! ¡Gah! ¡Deja ya de torturarte!

A Craig le tembló el labio y esforzó una sonrisa.

–Quizá si hubiese sido otra circunstancia... Donde tú me hablaras así, hubiera estado demasiado feliz porque te puedes controlar.

–Eso es grosero de tu parte, yo puedo... Controlarme.–sus tics no le daban la razón y su forma de temblar solo exigían café.–Su...subamos.

Craig subió las escaleras como si sus pies pesaran toneladas y apenas pudiera levantarlos. No había nadie en casa, pues sus padres trabajaban y Tricia andaba en clases de ballet como esfuerzo por parecer más femenina y delicada a pesar de su forma ruda de ser.

Craig tomó la mano de Tweek antes de que el rubio abriera la puerta de su habitación.

Abrió la habitación el rubio sabiendo que el moreno iba con el corazón en la mano.

Craig como un niño chiquito apretó los ojos.

–¿Está, Tweek?

El chico vio la Jaula con esperanza pero... No sabía que decirle.

–Craig... Yo...

El moreno por el tono de voz de ese chico con el que llevaba toda la vida  supo la verdad.

Abrió los ojos y corrió hacia la Jaula vacía.

–No... No, no, no no, no, ¡¡NO!! no... – su voz pasó de un tono preocupado a uno aterrado y finalmente a uno triste rompiendo a lágrimas.–Stripe.. Stripe...no.

Tweek corrió y lo abrazó por la espalda conteniendo lo más que podía su propia tristeza, había visto llorar antes a Craig pero no de ese modo, no con esa voz ahogándose y con las manos más nerviosas que las suyas.

–Tweek... Stripe... Era mi Stripe...– seguía llorando con su nasal y destrozada voz.

–Lo lamento... Craig, lo lamento mucho...se que es horrible–siguió abrazando al chico pero éste se separó.

Unos segundos Tweek pensó que el moreno le pediría que se fuera y lo dejara solo como solía hacerlo cuando no estaba de humor y si eso quería el insistiria en quedarse, no lo dejaría en ese estado... pero en cambio el mayor se volteó y hundió su empapado rostro en el pecho del rubio.–No lo pude proteger, Tweek, no pude, no puedo proteger a nadie.

–Tu ¡ngh!...me proteges todo el tiempo a mí–¡Craig, esto no es tu culpa! .–le respondía el abrazo con fuerza, palmeando su espalda.

Pasaron unos segundos y seguian abrazados calmando lentamente su  tristeza.

–No le digas a nadie pero... Estaba asustado, muy asustado.

–Craig. .. Aquí estoy, para ti, y siempre estoy asustado de todo pero eso no importa si tu estas para mi.–se sonrojó al decir eso, y también se puso nervioso, en su relación había una regla de "no contacto físico con palabras lindas", o lo uno o lo otro, pero ambos era... Demasiada presión para Tweek, e incomodo para Craig quien aún consciente de que gustaba del chico no quería sentirse vulnerable ante otro hombre, los besos los abrazos por mucho tiempo eran algo que aún le causaba miedo por que podrían volverse una necesidad y Craig teme ser dependiente, pero ahora, en este momento él no puede evitar aceptar con calidez las caricias y palabras de su novio.

–Tweek, te necesito...

–¡C...Craig!

–Siempre te digo que no, que no necesito de nadie, pero...te a...–le costaba, le costaba en esa cercanía y con el con el rostro marcado por el llanto, era tan vergonzoso.

–Yo también, Craig.–dijo Tweek entendiendo la difícil posición de su novio.

Misterioso CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora